-Kamy, tenemos que regresar.
-Dame un segundo Canary, necesito componerme.
El ardor en mi rostro no había hecho nada si no aumentar. De cuclillas en el piso tapé mi cara con los brazos. Qué vergüenza era la que me carcomía por dentro y que felicidad la que ponía una estúpida sonrisa en mi cara.
-Por lo que alcancé a ver entiendo que están en buenos términos.
-¡Oh Diosa!- Con emoción patalee en el piso.
-¿Qué pasó?
-Me dijo que le gusto.
-¿Así, sin más?- Preguntó extrañada.
-No exactamente. Le mostré el tatuaje de mi espalda, le intenté explicar que no sabía de dónde o por qué había parecido…
-pero si lo sabes…
-Pero no estoy lista para compartirle mis sentimientos.
-Pero para compartir babas no tienes problemas ¿ es eso?
-¡Oh Diosa!
No podía creer el cambio tan radical por el que había pasado en un día, tantas emociones que sufrir, la desdicha, la emoción, el disgusto y miedo, la alegría y la completa felicidad.
-Supongo que eso significa que vamos a olvidar la idea de alejarnos de ellos… aunque ahora Kyle no este de acuerdo.
La amargura de su voz hizo que sintiera culpa, mientras yo estaba viviendo un instante de magia mi amiga, ella que había decidido ayudarme y por solidaridad se había alejado del dueño de su afecto, estaba sufriendo.
-Lo siento Canary.
-No te disculpes, es así como lo quería. Por fin va a dejar de molestarme.- Intentó aparentar dureza pero no era necesario hacerlo conmigo, la conocía bien para saber qué tanto estaba sufriendo por dentro.
-No es justo que esté sucediendo esto Canary.
-No es tu culpa.
-Pero si lo es.
-No, es culpa del estúpido orgullo de Kyle- Yo sabía que era más que eso.
Probablemente había tomado el rechazo del beso como que mi amiga tenía ningún sentimiento hacia él más profundo que el de una amistad. Aunque quería decirle lo contrario no podía, no podía involucrarme por ninguna parte. No podía hablar abiertamente de unos sentimientos que ellos mismos no habían confesado.
-De todas maneras no importa, mientras tú y Ezra sean felices.
-Acerca de eso… no estoy segura de querer de verdad permitir que mis sentimientos por él crezcan.
-Pero si son correspondidos…
-Y aún así tal vez exactamente esa sea una mayor razón para mantenerlos bajo control. No sé cuanto tiempo pueda pasar sin que lo descubran y me meta en un problema.
-Ya estás en problemas, pero con gusto lo arreglamos en este momento- Mason apareció nuevamente detrás de mí.
Habíamos continuado nuestro camino hasta llegar a la habitación de antes, Canary se había acomodado en la ventana, a un lado del ropero, yo seguía por la puerta.
Rápidamente le hice una señal a Canary para que no saliera, dio un paso atrás, quedó completamente oculta de la mirada de Mason.
-¿Con quién hablabas?
-Conmigo misma.
-A parte de loca, mentirosa.
Agarró un puñado de mi cabello, me estampó contra la pared y cerró la puerta. Inmediatamente sentí un sabor oxido llenar mi boca. Mi ingeniosa respuesta había quedado silenciada con su brutalidad.
Llevé dos dedos a mi boca para retirarlos pintados de rojo, estaba anonadada. Había un pacto tácito entre géneros. Básicamente ningún hombre podía tocar a una mujer en la fundación. Hacerlo personal. Una cosa era que nos castigaran como grupo y otra que un hombre agrediera directamente a una mujer.
Mason sin soltar mi cabello atrapó mi boca con la suya. Rudo y desesperado. Intenté quitarme, soltar su agarre de mi cabello, sentí como se desprendían unas cuantas hebras de mi cuero cabelludo.
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Editado: 14.01.2020