Life Eternal

CAPITULO 9: Disguise

     Abro mis ojos lentamente adecuandome un poco a la luz, veo a mí alrededor y estoy en un castillo de la era medieval, ¿qué tan atrás rebusqué en sus recuerdos? Creí que me había fijado en los más recientes. Veo a mi alrededor las piedras acomodadas unas sobre otras creando una pared color gris inmensa, camino a través de la habitación, hay una chimenea con un fuego bastante cálido, los sillones que la rodean son de terciopelo rojo al igual que las cortinas que cubren las altas ventanas del lugar, camino hacia ellas, muevo la cortina y me asomo hacia el exterior, entonces me doy cuenta que escogí de manera correcta el recuerdo, el cielo está plagado de criaturas voladoras con alas membranosas, están tan arriba que no veo rasgos más específicos. El lugar se ve gris, oscuro, una neblina parece cubrir el suelo y copos caen, cuando los veo más de cerca es ceniza que se deshace al tocar la pared. Estoy en el infierno, no es que lo frecuente, pero las pocas veces que he venido se han quedado grabadas en mi mente. Escucho un ruido que me hace salir de mis pensamientos, algo ha pasado corriendo en el pasillo, aprieto mis puños y camino lentamente, paso a lado de un espejo de cuerpo completo y me doy cuenta que no soy yo, veo ante mí, como si fuera mi reflejo el cuerpo de Asmodeus. Vuelvo a escuchar un ruido, ahora proviene de más abajo, salgo al pasillo y camino hacia las escaleras, las bajo lentamente poniendo atención, estoy alerta y lista para la pelea. Entro en una habitación que resulta ser una especie de sala de arte, hay muchas pinturas en todos lados, algunas incluso parecen bastante costosas y originales. 

     Antes de seguir caminando otro ruido a mi espalda me hace voltear con los nervios de punta, no veo nada y vaya que mi vista es bastante buena, de repente siento algo que se avecina contra mí, volteo rápido y sujeto con mi mano un puño que se dirigía de arriba hacia abajo, porta una astilla, con fuerza lo arrojo contra la pared más cercana, imprimo muy poca fuerza y el cuerpo sale volando estampandose, cayendo al piso después. Camino hacia él dando pasos tranquilos y relajados, saboreando el momento, veo que es un hombre de complexión algo robusta, viste de negro y tiene un pasamontañas que cubre su rostro, está inconsciente por el golpe así que me inclino para retirar lo que cubre su rostro y poder verlo mejor. Antes de lograrlo siento otro golpe en la espalda, caígo hacia un lado y ahora hay una mujer, menuda, de ojos grandes y azules, es lo único que alcanzo a ver por el pasamontañas. Se abalanza hacia mí y la recibo con un golpe en el abdomen, choca contra la puerta, la rompe por el impacto y sale de la habitación, antes de poder levantarme el primer agresor se cuelga de mi cuello e intenta asfixiarme, como si lograra algo con eso. 

-Asmodeus... Asmodeus... tranquilo... entre más te resistas, más te dolerá...- Escucho una voz, es de un hombre, intento voltear, pero la llave que me están aplicando reduce mi campo de visión. Sus pasos se vuelven más cercanos. Cuando está frente a mí no puedo evitar sorprenderme. 

-Nuriel...- Digo su nombre algo contrariado, no puedo creer que él esté frente a mí, veo sus enormes alas blancas extenderse frente a mí, su piel es igual de blanca y sus ojos son castaños, con una claridad que parece un espejo, su cabello es rubio y corto, pese a estar en el infierno resplandece como si le diera la luz de sol, su belleza es inhumana como la de cualquier ángel que he visto. 

     Forcejeo, pero la llave que me hacen en el cuello solo se aprieta más, extiendo mis alas alejando a mi agresor, haciendolo caer de nuevo hacia atrás, veo por el rabillo de mis ojos las alas negras, las plumas tienen destellos azules, contrastan con las de Nuriel. Una furia empieza a crecer en mi pecho, me abalanzo contra él y lo pongo contra la pared, lo sujeto con ambas manos del cuello de su camisa y solo ríe, como si le estuviera haciendo cosquillas. 

-Asmodeus... tranquilo... no entiendes nada...-Dice levantando las manos como si estuviera rindiendose, pero no relajo la postura ni un poco, tampoco siento ganas de acabar con el trabajo, claramente me meteré en problemas si lo hago, después de todo es un ángel, tal vez no de los principales, pero si uno de los más viejos. -Dejame hablar... si no te convence lo que tengo que decir... nos vamos...-

-¿Has venido para hablar?... entonces ¿Por qué la agresión?- Antes de que pueda contestarme le asesto un cabezazo en la nariz, veo como la sangre sale de ella de manera profusa y lo arrojo contra la pared donde está su ayudante intentando recuperarse. Su cuerpo no toca a su compinche cuando sus alas lo hacen recuperar el equilibrio y lo lanzan contra mí, lo espero con los brazos abiertos, intenta golpear mi rostro, detengo su puño con mi mano, lanza un segundo golpe y lo vuelvo a detener como el primero, después de eso recibo un rodillazo en mi abdomen que me hace doblar de dolor, me inclino hacia delante, mi agarre en sus puños se hace débil, libera el primero y me golpea justo en un ojo, camino hacia atrás hasta que me detiene el muro, vuelve a levantar el puño hacia mí y giro hacia un lado, su golpe agrieta mi pared, pero parece dolerle más a él que a la casa, aprovechando su descuido golpeo su rostro con mi puño, lo tomo de la ropa y lo azoto contra la pared para después arrojarlo contra el piso, ya me colmó la paciencia, si quiere morir que así sea. 

     Camino hacia él decido a aplastar su cráneo con mi zapato, pero justo antes de hacerlo un dolor punzante en mi pecho me congela, bajo la mirada sorprendido, veo un trozo de madera clavado justo a mitad de mi pecho, levanto de nuevo la mirada y veo a la mujer con el brazo estirado, como su hubiera lanzado un dardo, camina hacia mií y regreso la mirada hacia la astilla, empieza a arder, levanto mi mano hacia ella con intenciones de quitarmela, pero el otro hombre sujeta ambos brazos por detrás de mi espalda, me siento débil, pero sobre todo sin iniciativa de querer pelear, ¿qué me pasa?. La mujer toma la astilla y la empuja, arde dentro de mi pecho, ella sigue haciendo presión mientras la madera rasga cada estructura que toca. Nuriel se levanta y lo veo por el rabillo del ojo, está acomodandose la ropa.




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