Me quedo por un momento con los brazos cruzados pensando en que es lo que tengo que hacer, no puedo dejar a este ángel aquí tirado, pero tampoco es que me pueda quedar aquí las horas esperando a que regrese de su sueño. Volteo hacia todos lados en el cuarto como si la respuesta se encontrara en cualquier rincón. Me siento en la cama junto a él y pienso, tal vez esta vez pueda crear el portal y de todas formas tengo que ir al cielo.
Cierro mis ojos y me concentro, tengo que poder, si ayer casi lo logro, hoy lo lograré, llevaré a este maldito al cielo y veré como está mi mamá, claro que sí. Respiro profundamente y me concentro, extiendo mis manos hacia delante y trato de pensar en ese lugar de nuevo, en mi madre que está allá, en Hariel, ese cosquilleo en las manos se hace más grande, un calor se apodera de ellas y sigo con los ojos cerrados como si el hecho de abrirlos pudiera provocar que todo se esfumara, de repente mis oídos detectan un sonido muy particular, aleteos, movimiento. Abro los ojos y delante de mí veo un espejo de agua ovalado, me levanto aún con las manos estiradas hacia delante, veo del otro lado gente parada frente a una cama, Me acerco un poco y alcanzo a ver a Hariel, tan alto con sus brazos cruzados, todos sus músculos están tensos, toco delicadamente con las yemas de mis dedos la superficie del portal y este genera ondas como si se tratara de agua, parece que mi acción llama la atención de Hariel, pues veo que voltea y noto la sorpresa en su rostro, su mandíbula se desencaja y yo no puedo evitar sonreír, la risa sale de mi garganta, me siento orgullosa de mi misma, simplemente no puedo creer lo que hice yo sola. Veo como se acerca Hariel desde el otro lado con precaución, ve el portal de arriba a abajo y entonces procede a cruzarlo. Yo retrocedo para darle espacio, una vez que lo hace voltea hacia él, confundido, ve hacia todos lados, intentando identificar donde estamos y después me ve fijamente, tiene el ceño fruncido y parece que no asocia la creación del portal conmigo.
-¿Qué... pasó?- Ve a Nuriel en la cama semidesnudo y dormido y siento que tengo cosas que explicar. Levanto la astilla y se la muestro a Hariel.
-Le quité la astilla...- Levanto el trozo de madera, Hariel lo toma y lo ve fijamente. -Y bueno... no pensaba dejarlo ahí, así que invoqué el portal..- Sonrío de lado tratando de evitar que se vuelvan carcajadas histericas.
-¿Tú lo creaste?- Hariel parece no creerlo y eso me hace sentir más orgullosa. Levanto el rostro e inflo el pecho.
-Así es... como ves no necesito de nadie que me ayude- Le guiño un ojo y retrocedo un par de pasos, volteo hacia Nuriel y pronto siento que me arrepiento de mis palabras. -Bueno... aunque sería lindo que me ayudaras a cargarlo...- Me cruzo de brazos y lo volteo a ver con una sonrisa tímida.
-¿Puedo preguntar como es que lograste quitarle la astilla sin que te intentara matar?- Me pregunta mientras se acerca a él, lo ve aún con desconfianza y después levanta la mirada hacia mí. Me siento algo incómoda por tener que explicar lo que pasó aquí.
-Creo que las explicaciones sobran...- Pasa el brazo de Nuriel por encima de sus hombros, lo toma del cinturón del pantalón y lo carga sobre su hombro, parece que no le causa mayor problema el peso, como si estuviera acostumbrado a cargar cosas más pesadas. Me ve con cierta desconfianza, creo que su pone como lo hice y tal vez no quiere que entre en detalles.
-¿Tú crees?- Me dice viendome fijamente a los ojos, extiende una de sus manos indicandome que pase primero por el portal, me siento como niña regañada.
Cuando estoy del otro lado de nuevo el color blanco inunda mi pupila y se vuelve incómodo. Veo en la cama a mi mamá, está acostada con los ojos cerrados, parece estar durmiendo, tiene heridas en todo el rostro, un ojo morado, me parte el corazón verla así. Mi padre está sentado a su lado, su mirada está perdida, parece otro hombre, distinto al que he conocido desde que soy una niña. Levanta la mirada hacia mí y veo el dolor a traves de sus ojos, está destruido, aunque su cuerpo también tiene algunas heridas su interior está más destrozado. Camino hacia él mientras Hariel pasa detrás de mí, volteo hacia el portal y extiendo mi mano hacia el, supongo que lo tengo que cerrar, pero ¿cómo lo hago? cierro los ojos y me concentro, siento como si el calor y la energía regresaran a mi mano, cuando abro los ojos se cierra, cortando la conexión entre la tierra y el cielo, cuando regreso la mirada hacia mi padre noto que está sorprendido por lo que vio, se levanta hacia mí maravillado por lo que hice.
-Vaya... ni tu madre lo ha logrado...- Sonríe dolorosamente y pone su mano en mi cabeza. -¿De qué privilegios gozas he?- Sacude mi cabello para después poner su mano en mi hombro.
-Bueno... soy más terca...- Mi padre pone los ojos en blanco y asiente con la cabeza, se ve muy cansado.
Escucho como más personas se acercan, tanto mi padre como yo volteamos hacia atrás y vemos a Hariel siendo rodeado por más ángeles, se llevan cargando con cuidado a Nuriel mientra que Hariel los ve fijamente alejarse de aquí.
-¿Ese era Nuriel?- Se acerca mi padre a Hariel, parece molesto e indignado.
-Si... es él... sin la astilla...- Levanta el trozo de madera Hariel y se lo muestra, pero parece que eso no es suficiente para mi padre.
-Él no merece piedad... de ninguna forma...- Le dice con dolor y molestia, pero Hariel solo baja la mirada apenado, parece que no quiere hacerse de palabras con mi padre.
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Editado: 09.05.2020