>>Desde los ojos de Fiore<<
Después de todo lo dicho llegamos al territorio de los ángeles dorados, cuando entramos todos veían a Hariel con alegría y emoción, parece que aquí si es valorada su presencia y no puedo evitar sentirme emocionada por él, me llena el pecho de orgullo. Los ángeles lo saludan, se detienen aunque sea por un momento para verlo y él parece incomodarse un poco con la situación, creo que no es de las personas más sociables que he conocido.
Llegamos a un edificio grande, unas puertas de madera se abren casi de manera automática, dentro los pisos son de mármol, tiene altas columnas que sostienen el primer piso, por estas y por los muros caen enredaderas con flores que llenan de color el lugar, parecen ruinas romanas recontruidas. Cuando volteo hacia la derecha veo un elaborado barandal de mármol que separa la estancia de un espejo de agua enorme, no puedo evitar caminar hacia ahí, embelezada con la imagen, en el fondo hay árboles, pero se ven lejanos, mientras que el agua domina el lugar reemplazando donde debería de haber pasto. Me apoyo en el frío mármol y cuando me asomo noto que hay pequeños peces coloridos nadando sin perturbar el agua, pero algo no me convence, hay bancas y algunas columnas algo destruidas, como si el agua fuera un piso firme.
-Son algunos de los arreglos de Naheca... y bueno... algunos sabios... que antes vivian aquí- Sin quitar los ojos de todo lo que me reodea identifico la voz de Zanza. La veo por el rabillo del ojo a mí lado.
-¿Sabios?- Repito la palabra intentando comprenderla lo mejor que puedo.
-Si, de los pocos ángeles que comprenden todo lo que nos rodea y que claro, pueden manipularlo con mayor facilidad...- Entonces volteo a verla sus ojos están fijos en los pequeños peces que siguen nadando con libertad. -Hariel es un sabio también, tiene ese poder corriendo por sus venas, solo le falta desarrollarlo más...- Giro completamente para buscarlo, noto que está hablando con unos ángeles, algunos jovenes otros con mayor edad, pero todos parece agradables y tranquilos, escuchan con paciencia a Hariel y junto a él mi madre que parece estar pensando en otras cosas, me pregunto si mi padre estará ocupando su mente en este momento.
-¿No tienes problemas con que él tome la batuta?- Le pregunto a Zanza sin voltear a ver su reacción, solo escucho un suspiro profundo y cuando lo termina de liberar escucho su voz de nuevo.
-No... Jajajajaja es raro, pero... es su lugar... su madre era la emperatriz cuando esta se enamoró de su padre, el lider serafico de aquel entonces... toda su vida se mantuvo lejos de nosotros... ahora que él está aquí de nuevo, le regreso su lugar, sin envidias ni rencores, después de todo no solo es mi primo, también es mi amigo... aunque él no lo sepa jajajaja- Parece relajada y sincera, me sorprende que no guarde alguna clase de molestia en su corazón, tal vez estos son los ángeles de los que nos hablan en la tierra.
-Srita. Fiore... ¿cierto?- Tanto Zanza como yo damos un brinco de sorpresa, volteamos hacia el otro lado y un ángel joven y con una actitud bastante recta y elegante me sonríe, tiene las manos detrás de la espalda y su sonrísa se ve eclipsada por el brillo de sus ojos azules, su cabello cae por sus hombros, rizado y negro.
Lamentablemente, después de tantas malas experiencias con ángeles no puedo evitar portarme con algo de recelo, lo veo y simplemente no entiendo por que tanta alegría, volteo hacia Zanza quien solo sonríe divertida por mis expresiones.
-Yo... si... lo soy...- En cuanto le respondo me ofrece su mano y sigo anonadada, me siento pasmada, entumida.
-Vaya... que gusto... me presento, soy Jofiel- Aunque me dedica la mejor de sus sonrisas pareciera que detecta mi desconfianza y su rostro cambia, parece preocupado. -Disculpa que fui demasiado invasivo... no quería incomodarte... -Levanta ambas manos como en símbolo de rendición. -Es solo que me es sorprendente conocer por fin a un híbrido con sangre de ángel dorado... una maravilla...- Su asombro me hace sentir desconcertada y un poco incómoda, me ve como si hubiera encontrado una mina de oro. -Una criatura, unión de dos mundos... que maravilloso...-
-Aquí no vemos a los híbridos como una amenaza...- Escucho a Zanza mientras pasa por mi lado y se pone a lado de Jofiel -Respetamos tu raza, religión y tu sexo... lo único que no toleramos es que nos quieran oprimir, someter... es entonces cuando decidimos ponernos rudos...- Me guiña un ojo Zanza y me sonríe con calidez.
-Aquí estás a salvo...- Dice Jofiel con una sonrisa que intenta ser reconfortante. Cuando intento correponderla una mano se posa en mi cintura y de inmediato reconozco su tacto, siento como una corriente eléctrica se apodera de mi piel, cuando volteo, es quien sabía que era. Hariel.
-Ya conoces al líder del comité de los ángeles dorados... - Cuando pronuncia esas palabras Hariel me quedo sorprendida, regreso la mirada hacha Jofiel quien sonríe apenado, como si fuera innecesario mencionar su cargo.
-Hariel... me alegra que estes entre nosotros... y que sigas con el legado de tu madre...- Jofiel parece confiable, considerado, pero a estas alturas me da miedo confiar, por que ya me he equivocado antes.
Vemos como el ángel se da media vuelta y camina hacia la puerta, pronto el resto de los ángeles que son parte del comité lo siguen, nos quedamos por un momento Hariel y yo en silencio mientras el lugar se empieza a vacíar.
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Editado: 09.05.2020