Liga Del Asfalto: Retribucion - Libro 2

Capítulo 13

CENA PARA CUATRO

 

Cualquier metrópolis tiende a dar sorpresas a sus habitantes, sobre todo en las noches donde los protagonistas son la música y el neón. Y al parecer, Lázaro, que creía conocer los vaivenes de la jungla de concreto, se había olvidado de lo anterior. «¿Débora?, ¿Pero qué hace aquí?, ese idiota no me dijo que la había invitado, ¡y ella además se puso las malditas estrellitas en los pómulos!», pensó Lázaro. Luego preguntó a Circe si sabía sobre la pareja de Anthony y ella contestó que era una sorpresa también para ella.

 

—Tenías razón, Anthony, tenía que ver esta pareja para creerlo —dijo Débora cuando recordó, al estar a solas con Lázaro en su casa, que la decisión de no estar juntos nada tenía que ver con Circe. Parecía que las pistas apuntaban en otra dirección.

—Él no iba a ser originalmente su pareja —Explicó Anthony en tono diplomático—Christian fue el que la invitó, pero llamó a mi G-com en el último momento diciéndome que no podía venir, lo único que se me ocurrió, para que no quedara mal con Circe fue decirle a Lázaro que la acompañara.

—¿No pudiste llamar a otro? —Preguntó Débora.

—Fue el único disponible. ¿Por qué? ¿Hay algún problema?

—No, no, para nada. ¡Ven, es viernes en la noche, vamos a divertirnos!

 

Las dos parejas se acercaron y se saludaron, Anthony le dio las gracias a Lázaro por estar acompañando a Circe, Débora le mandaba miradas indirectas al joven piloto mientras estaba tomado del brazo de su pareja. «Esto me da mala espina», pensó Lázaro.

 

Fueron directamente a “Donde Miguel”, lugar que ya conocían y donde podrían hablar con mayor tranquilidad, pidieron una pizza, hablaron y conversaron de esas hazañas de los cuales los adolescentes se sienten orgullos, pero de vez en cuando las miradas de Débora y Lázaro se encontraban para comunicarse en silencio.

 

Minuto después llegó la pizza, al comerla Anthony contó una historia que en el Abraham Medina ya consideraban de leyenda urbana.

 

—…Fue así como Lázaro mojó el televisor del director, ¡ja, ja, ja, ja! —Dijo muchacho en medio de la risa de sus amigos.

—El televisor era una basura —Dijo Lázaro contento —¡Más bien le hice un favor al viejo!

 

Parecía que todo andaba bien, sin embargo, Lázaro aún no podía comprender el comportamiento de Débora, la estaba pasando muy bien a pesar del potencial estado delicado de la situación. «¡Esta chica, no puedo leer sus pensamientos! —pensó el joven al verla tan amigable con Anthony—. Ah, ya entiendo tu jugada, Débora. Me quieres provocar celos delante de todos, y por eso me estás molestando».

 

Al terminar de comer los cuatro tomaron otro Taxi y se fueron a un local llamado 2Nite, considerablemente más pequeño que Wonderworld pero más accesible, la falta de tamaño la compensaba con suficiente música, luz y bebidas para abrir los sentidos y satisfacer ciertas expectativas, allí Débora aprovechó para bailar con Anthony todos los temas que ponían, en cambio Circe y Lázaro fueron a una mesa para degustar las bebidas del lugar y hablar.

 

—Es una lástima que Christian no pudiera  venir —Dijo Lázaro.

—Yo espero que no le haya pasado nada grave. —Acotó Circe —Pero igual, gracias por venir Lázaro, yo sé que tienes asuntos que resolver.

—Bueno, al principio tenía mis reservas —Comenzó a decir Lázaro cuando comenzó a ver a Circe de forma distinta, no sabía si era por efecto de las luces, de la música, o las bebidas —Pero ahora sé que no fue tan mala idea haber venido.

—Yo opino lo mismo —Añadió Circe —No pude haber pedido una noche mejor.

—Circe, ¿puedo decirte algo? —La muchacha asintió con la cabeza.

—¿Te acuerdas del concierto al aire libre que diste en Aylón? Bueno, el asunto es que no fui porque la noche anterior celebré una victoria en las carreras clandestinas en una disco como esta, ¡pero te prometo que una vez que termine con mis problemas estaré en primera fila en uno de tus conciertos!

—¿Por qué me dices eso ahora? —Preguntó Circe algo confundida por tal confesión.

—Hay cosas de las cuales no estoy orgulloso —Se sinceró Lázaro —Hice muchas cosas malas, ahora sólo quiero comenzar todo bien desde el principio con todos, creo que empezar contigo es una buena idea.

—Esto es muy extraño.

—¿Qué es extraño?

—Cuando te conocí, no hablábamos nunca de nada, pensaba que éramos muy diferentes, o sea, yo soy una violinista de clase media y tú eres hijo de un hombre que controló los medios más importantes de la Unión Federal Latina. Y luego sin darme cuenta, nos decíamos cosas y confiabas en mí para decirme tus secretos, incluso terminamos juntos en este lugar, qué raro.

 

Ante esas palabras, Lázaro no podía hacer más nada sino sonreírle por cortesía y agradecimiento.

 




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