Año 1982.
NARRADOR OMNISCIENTE
Liliana observaba jugar a sus hermanitos en el río mientras ella terminaba de lavar la ropa que su mamá la envió a lavar, una vez ya la ropa lavada y seca se fueron a casa junto con sus hermanitos.
Tan pequeños e indefensos los tres hermanitos se dirigieron a casa, en donde sus papás estaban discutiendo debido a que ya no tenían que comer.
Al llegar los tres pequeños escucharon gritos, fue entonces que entraron apresurados a ver que pasaba, ambos padres estaban discutiendo por su situación, una madre desesperada sin saber que darles de comer a sus pequeños hijos, y un padre desesperado al no encontrar una solución para su situación económica en esos momentos difíciles, en donde pasaban carencias. Al entrar a casa lo pequeños escucharon más claro la conversación.
- Albert ya no se que hacer ni que darles de comer a nuetros hijos solo tenemos papa, un poco de aceite y un poco de azúcar, ¿para esto es que nos trajiste aquí, para estar peor de lo que estábamos? - exclamó Carolina la madre de Liliana, con los ojos cristalizados de las lágrimas acumuladas.
Albert el padre de ellos bajo la cabeza por un momento y le dijo a su esposa :
- Mañana será otro día, será un día mejor - dijo en un intento de calmar a su esposa, pero no sirvió de nada.
Sus pequeños hijos se encontraban con los ojos llorosos por la discusión de sus padres, Liliana se acercó y los abrazo en un intento de calmarlos.
Karolina lo miró nuevamente con el ceño fruncido con más enojo y le respondió a su esposo:
-Todo el tiempo es lo mismo siempre me dices lo mismo, que mañana será otro día mejor, pero no, cada día es peor Albert, cada día empeora todo - volvió a gritarle a su esposo.
- Que más puedo hacer entonces, en la mina aún no nos pagan-soltó un suspiro y entonces se le ocurrió una idea - iré a cazar para que por lo menos mis hijos coman eso - dicho esto llamo a su hijo Ignacio y le ordenó que preparara a sus hermanos para ir de cacería.
Ignacio obedeciendo a su padre se dirigió hacía fuera en donde sus otros dos hermanos se encontraban jugando con trompos. Una vez fuera Ignacio encontró a sus dos hermanos y les comunicó lo que su padre ordenó:
-Jorge, Paúl, papá dijo que nos preparemos para ir de cacería a la montaña, acompañenme iremos a prepararnos - dicho esto ambos hermanos se levantarón de suelo y siguieron a su hermano Ignacio.
Albert el padre de ellos se encontraba alistando su escopeta para poder ire de cacería junto a sus hijos, una vez listos los cuatro fueron camino hacia la montaña.
Mientras tanto dentro de la pequeña casa se encontraban aún Raquel, Liliana y su madre.
-Yo también quiero ir mamá - dijo Raquel al ver que su padre se había ido un poco enfadado - prepararé refresco de sevada e iré a dar alcance a mi padre y mis hermanos - dijo a su madre.
Carolina pensó un momento y con la mirada triste le dijo que sí podría ir a su hija Raquel.
-Esta bien, pero ve con Liliana - dijo Carolina mirando hacia su hija pequeña - Liliana acompaña a tu hermana hija preparen refresco y abrigue sé bien ya que esta haciendo mucho frío.
- Bueno madre - dijo la pequeña Liliana.
Una vez ya todo preparado, se dirigieron camino a la montaña a pasos apresurados para poder alcanzar a su padre y hermanos. Raquel llevaba dos botellas de refresco y Liliana llevaba los vasos y una botella de refresco de cevada que ellas habían preparado, o más bien Liliana. Gracias a Dios pudieron alcanzar a su padre y hermanos, ya todos reunidos, Caminaron juntos hacía la montaña para poder cazar a algún animal que encontrasen, por ejemplo una deliciosa vizcacha.
En el camino a la montaña hacía mucho viento y como la pequeña Liliana hera muy flaquita y se encontraba con una chamarra que de pronto se infló gracias al viento y se iba levantando grito al borde del llanto.
-¡¡¡Papito!!! Ayuda!! - grito la pequeña desesperada. Su padre se dio la vuela y en otro a su pequeña hija siendo elevada por el viento, y como siempre Albert acostumbraba llevar una soga al ir se cacería hizo un ágil movimiento y lo enlazo al pequeño cuerpo de su hija y sus hermanos ayudaron a bajarla.
Una vez ya Liliana se encontraba a salvo, continuaron con su camino, cuando llegaron a su destino su padre se puso a cazar, Albert miró hacia el cielo y encontró a su objetivo le disparo a un pato silvestre y este cayó al suelo, era el turno del pequeño Paúl correr a atraparlo, después cazaron vizcacha y perdiz, animales que se encuentran en las montañas de ese lugar.

Cazaron cuatro Vizcachas, tres perdices y dos patos silvestres cuando terminaron de cazar, ya se encontraba anocheciendo , se encaminaron a casa cansados ya que fue un día muy largo tardaron unas horas al ir de cacería ya que les demoró regresar a casa por que el camino es muy largo .
Al llegar a casa ya había anochecido, y como llegaron tarde y muy cansados Carolina les preparó un poco de té y les sirvió con un trozo de pan a cada uno.
- ¿ Les diste algo de comer a nuestros pequeños? - preguntó Albert a su esposa ya que ella le dijo que sus pequeños ya se habían dormido .
- Si, fui donde una vecina a intercambiar unas ropas que se encontraban en buen estado y me los cambiaron por unos cuantos huevos - le dijo Carolina a su esposo con la mirada triste y un poco cansada.
- Esta bien - dijo Albert - mañana preparen lo que cazamos.
- Bien, mañana cocinaremos lo que cazaron - le dijo a su esposo- ahora descansen ya que se deben de encontrar muy cansados.
Dicho aquello todos se fueron a dormir, esperando por un día mejor al día siguiente. Lo que no sabían era que unos días después les esperaba algo muy bueno.
A la pequeña Liliana no le importo estar cansada y que hacía mucho frío,y que su mamá la llamaba se puso de rodillas en el frío suelo y se puso a orar...