2
EN EL INTERIOR DE LA BASE
El interior de la Base Espacial Delta 6 era un extenso laberinto de pasillos de un blanco tan intenso que enceguecía a los tres invasores. Las paredes metálicas recordaban los corredores de un hospital pulcro y totalmente iluminado, pero con luces rojas y remaches protegiendo el interior de la nave con eficiencia. Las puertas, como Abraham y Lily pudieron percibir, estaban hechas para criaturas mucho más grandes que los Jonaru-Cae. Mientras avanzaban, se escuchaban los susurros de la maquinaria interior del edificio, como un lamento fantasmagórico que les advertía de la hostilidad del territorio.
–¿Cuál es el plan ahora, Netman?– preguntó Abraham.
–Averiguar la ubicación de los sistemas de archivos– respondió –Así podremos dar con la ubicación de las armas tecnológicas.
–¿Dijiste armas?– preguntó Lily.
–Sí. El chip que estamos buscando podría ser catalogado como un arma, debido a que brinda información clasificada y detallada sobre el uso de artefactos de alta peligrosidad como los Orbes.
–¡Entonces debe estar muy bien resguardada!– exclamó la joven.
–Sí– respondió el autómata –Así es…
–Silencio– intervino Abraham –¡Alguien viene!
La compuerta de uno de los corredores comenzó a abrirse y los tres intrusos se ocultaron detrás de lo que parecía ser una especie de máquina de refrescos con demasiadas luces y antenas. Desde ahí lograron escuchar los pasos de las botas de al menos dos soldados anfibios que avanzaban a paso firma a través del corredor.
–¡Ahora!– vociferó la voz metálica de Netman, y tanto él como Abraham se lanzaron cada uno sobre un soldado. El robot, frío y calculador, logró derribarlo de un solo golpe, pero el muchacho tuvo más problemas para lograr que soltara su arma y cayera al suelo.
–Revisen su traje– ordenó Netman –Deben tener una tarjeta de acceso en alguna parte. ¡Ahí!
Lily tomó una tarjeta de color rojo de uno de los soldados, y los tres invasores la usaron para abrir la compuerta de la que ellos habían emergido.
Para suerte de ellos, se trataba de un cuarto de control de sistemas.
–Hemos corrido con suerte– dijo Lily.
–Así es– dijo el robot, y varios cables salieron del reverso de su pantalla, para conectarse por diversos orificios del tablero de mando –Si consigo descargar un mapa de la base espacial, no será ningún problema encontrar la cámara que contiene el chip.
Al cabo de pocos minutos, la pantalla de su rostro mostró el ansiado mapa. Sin embargo, ahí terminó la suerte del robot, pues en cuanto logró descargarlo, una alarma se activó.
–¡Un sistema de seguridad!– exclamó Abraham.
–Se ha activado por mi descarga– recalcó el robot –Los soldados estarán aquí de un momento a otro.
…
Desconcertados ante esto, los señores Proer, Tamoh y Tramaom se dispusieron a poner en marcha el plan.
–¿Enviamos a las tropas?– preguntó este último.
–No– respondió Proer –Esos individuos podrían causar un daño letal a la base si vuelven a usar sus rayos. Será mejor que tratemos de solucionar esto nosotros mismos, con la mayor discreción posible.
–¿Por qué discreción?– preguntó Tamoh.
–Porque en cualquier momento seremos visitados por el emperador Hevou, y no sería bueno que se entere de nada de esto.
–Si ese es el caso– añadió Tramaom –Quizás deberíamos tomar medidas drásticas.
–Tenemos órdenes, Tramaom– le reprendió Proer –Y un protocolo de acción. No vamos a recurrir a Tarlaunat a menos que sea totalmente necesario.
…
–¡Por aquí!– gritó Lily, guiando a sus amigos hacia una sala llena de inofensivos robots que se ocupaban de las labores de limpieza de la nave, para después usar la tarjeta de acceso y llevarlos hacia los corredores, de derecha a izquierda y hacia arriba y abajo.
–¿Segura que sabes hacia dónde vamos?– preguntó Abraham, quien hacía un gran esfuerzo cargando a Netman, pues este era muy lento.
–¡Por supuesto que sí!– respondió ella, también fatigada, y usó nuevamente la tarjeta de acceso para abrir una nueva compuerta.
Abraham confiaba en ella. Sabía que Lily poseía la habilidad de recordar cualquier mapa con tan sólo verlo una vez. Además, Netman no protestaba. Esto, pensó Abraham, debía significar que se encontraba guardando toda la energía posible para teletransportarlos de un momento a otro, o bien. Que estaban dirigiéndose exactamente a donde él quería ir.
En el camino se encontraron con más soldados Jonarus, pero la compuerta se cerró antes de que estos pudieran seguirles el paso, y entraron a lo que parecía ser un gran elevador que los hizo subir a una plataforma superior de la nave. Entonces, para sorpresa de ellos, el elevador se detuvo.
–¡Oh no!– chilló Lily –¡Creo que nos tienen!
–No– respondió el robot, bajando de los brazos de Abraham –Hay una falla en el elevador. No tiene nada que ver con nosotros.