"Deseo"
No podía sentirse tranquilo. Cuando se sentaba un momento, a los segundos ya estaba de pie moviéndose de un lado a otro, algo ansioso.
Había decidido traer a Suni a su propia casa, es que claro, ¿qué más podía hacer? Llevarla a su casa en ese estado no era buena idea, asustaría a la madre de la chica porqué estaba seguro que ella no sabía nada de la supuesta prueba a la que Jiso lo había sometido, incluso poniendo en aparente peligro la vida de su propia hija.
Miró a la chica en su cama, todavía dormía y Hyunjin comenzaba a desesperarse porque no mostraba señales de querer despertar.
En ese momento, sacó el móvil de su bolsillo y atendió enseguida la llamada de Jeongin; uno de sus pocos amigos al que le había pedido ayuda.
— ¿Lo tienes? —preguntó enseguida, ansioso.
— Fue difícil, pero sí. En este momento está en la gasolinera.
— Mantenme al tanto —pidió.
— Claro.
La llamada terminó y él depositó el aparato en la mesita de noche.
En el camino a casa, había llamado a Jeongin pidiéndole que encuentre al supuesto profesor de matemáticas. Gracias a las cámaras del instituto, el chico había podido localizarlo y lo estaba siguiendo en ese momento.
Volvió a mirar a la adolescente y estiró la mano para colocarla sobre su frente esperando que no tuviera fiebre. Suspiró cuando no sintió el calor característico de la alta temperatura, así que retiró su mano pero lejos de separarla por completo sólo fue unos segundos, hasta que su dedo índice estaba apartando algunos mechones rebeldes del rostro femenino.
Se sentía algo raro, pero de alguna forma el roce le había transmitido cierta calidez que lo obligó a no alejar la mano. No sabía que le estaba pasando, pero aquello sólo le causaba tranquilidad; algo que hace mucho no sentía, después de todo, alguien que había matado a cientos de personas ya no podía sentir tranquilidad o alivio, pero en esos instantes todo su ser estaba en plena calma.
Inmediatamente, se reprochó a si mismo su accionar así que alejó la mano en segundos y soltó un suspiro frustrado.
— ¿Qué demonios haces? —musitó manteniendo la cabeza entre sus manos con la vista fija en el suelo.
Decidió salir un momento del cuarto y beber algo en lo que Suni despertaba. Esperaba que fuera pronto, porqué en unas horas sus actividades diarias finalizan y él debía llevarla a casa.
Se acercó al mueble donde descansaban las bebidas y vertió algo de soju en un pequeño vaso, bebiéndolo de una sola vez. El fuerte sabor lo hizo despejarse bastante de todo lo que pasaba por su cabeza. Respiró hondo y se quedó un momento apoyando ambas manos sobre el borde.
— Hyunjin, ¿estás bien? —rápidamente se volteó al oír la suave voz de Suni.
En ese instante deseó continuar de espaldas, pues la imagen de ella en ese momento no estaba ayudando a su repentina calma. Todo lo contrario.
Todavía estaba con el uniforme escolar, y ella no se había dado cuenta que el primer botón de su camiseta estaba desprendido, dejando al descubierto parte de su pecho y clavículas marcadas. Ni mencionar que estaba con la falda y encima descalza.
Suni lo miraba algo adormilada todavía, se sentía algo cansada y perdida. Cuando se despertó no reconoció la habitación en la que estaba, pero si que reconoció el olor de Hyunjin y eso sirvió para que no se alterara.
Ni se molestó en peinar, o acomodar el uniforme, sólo se limitó a salir de la habitación para buscar a su cuidador. Inmediatamente, cuando lo vio de espaldas notó que no estaba muy bien, y aquello la preocupó.
Ahora no entendía porque él la miraba fijamente, la hacía sentir algo incómoda.
Hyunjin no dijo nada, sólo se obligó a dar la vuelta y darle la espalda porqué no podía seguir viéndola.
Volvió a golpearse mentalmente cuando se descubrió pensando que Suni se veía jodidamente bien a sus ojos en ese momento.
Pero que hijo de puta. Pensó refiriéndose a si mismo, con puro reproche.
Al instante, se tensó cuando la vio a su lado, observándolo con insistencia. La pequeña mano se dirigió a su rostro, y él igual de tenso finalmente la miró.
— ¿Qué estás haciendo? —preguntó.
— Estoy fijándome que no tengas fiebre, te noto algo raro. ¿Seguro qué estás bien? ¿Te duele algo? —indagó ella, preocupada.
Demonios. Pensó el chico, otra vez. Repentinamente se sintió abrumado por las ganas de hacer algo que realmente no debería ni estar pensando. Se sintió un enfermo de mierda.
Sin decir nada, hizo uso de su propia mano para apartar la de la chica que todavía seguía sobre su rostro, sin embargo, no la soltó. Giró el rostro para verla mejor y, sin previo aviso, jaló de su pequeña extremidad y colocó su otra mano detrás de la nuca de ella... sólo para que Suni no se alejara y rompiera el choque de labios que sucedía en ese momento.
La oyó quejarse un poco, pero sorpresivamente la chica correspondió el beso y para cuando se quiso dar cuenta, ya la había alzado causando que las piernas de la adolescente se enredaran en su cintura. Caminó hasta el sofá y la acostó, echándose encima de ella y volviendo a besarla con tanta fuerza que Suni no pudo aguantar un jadeo.
Las manos de ella estaban desabrochando torpemente los botones de su camisa para luego tocar toda la piel al descubierto. Hyunjin se alejó un poco sólo para quitarse la camisa y dejar que ella lo tocara tanto como quisiera.
En cierto momento, la chica le sonrió y eso sólo lo animó a continuar con aquello, por más enfermo que se sintiera en esos instantes no pensaba detenerse. Había algo que no lo dejaba, aunque en el fondo algo le dijera que debía parar él hacía oídos sordos y sólo pensó que aquello era lo que realmente quería.
— Hyunjin —inmediatamente volvió en sí al oír la voz de ella, llamándolo.
Volteó la cabeza y miró a Suni a su lado, expectante y atenta a él. La notó preocupada, así que le dedicó una pequeña sonrisa y se sobó la nuca.