"Te pertenezco"
Hyunjin entró al despacho de Jiso, cerró la puerta y se acercó al hombre que lo miraba expectante.
— Hyunjin, siéntate —pidió el mayor. El chico obedeció enseguida y lo miró en silencio, esperando que hablara —. Hace un momento Suni vino a comentarme sobre la idea de un tutor en casa, así que iré al grano; ya no es necesario que sigas cuidando de ella.
El morocho frunció el ceño inmediatamente, preguntándose que clase de broma de mal gusto era esa.
— ¿De qué habla? ¿Cómo qué ya no? —interrogó rápidamente, estaba controlándose para no soltar el caos que sentía en ese momento.
— Ella ya no va a necesitar de alguien que la cuide, se va a quedar en casa y aquí va a estar segura.
— Pero...
— Hyunjin, ya no tienes que estar cuidando de Suni, puedes volver a casa y... —Jiso se vio interrumpido cuando el chico frente a él se levantó bruscamente, causando la sorpresa del mayor. Lo vio caminar hacia la puerta —. ¿A dónde vas?
— Hablaré con ella —respondió saliendo, intentando ocultar la rabia del momento.
Jiso suspiró cansino cuando lo vio cerrar la puerta. No iba a detenerlo, sólo iba a esperar a que hablen y ver que sucedía. Ciertamente él no estaba muy de acuerdo con la idea de su hija, pero ya demasiadas molestias le ha causado y por una vez intentaría confiar en el criterio de la adolescente.
Suni estaba sentada en el borde de la cama, viendo su móvil mientras jugaba un rato para pasar el momento pues se moría de aburrimiento.
En ese momento oyó la puerta abrirse y lo primero que hizo fue voltear sólo para encontrar a Hyunjin entrando precipitadamente, para luego dar un fuerte portazo que casi la dejó sin privacidad en el cuarto.
— Oye, ¿pero qué te sucede? —preguntó frunciendo el ceño al verlo. Se levantó, pero no se movió del lugar.
— ¿Por qué te empeñas en alejarme? —interrogó casi furioso él a sólo unos pasos de distancia. No podía evitar apretar los dientes, y mucho menos tener ese sentimiento de abandono que le estaba ardiendo dentro, quemándolo.
Quería decirle tantas cosas a la castaña, pero en esos momento no podía gesticular nada de eso, sólo intentaba calmarse para no perder el control y destrozar algo.
— ¿De qué hablas? ¿Hablaste con papá? —preguntó inocente la chica, ignorando totalmente que aquella pregunta acababa de enfurecer más al chico.
— ¡Claro que sí! —bramó alterado. Sus manos habían comenzado a temblar por la ira que estaba sintiendo.
Se obligó a si mismo a respirar varias veces, profundo y tranquilo, se tenía que calmar.
Suni había dado un pequeño salto en su lugar por el timbre de su voz, no entendía porque estaba tan molesto, ¿qué era lo malo?
— No entiendo porque estás molesto, ¿acaso papá te dijo algo…
— Me dijo lo que tú esperabas que me dijera —acusó rápidamente. La miró fijamente un momento, pero rápidamente la frustración invadió sus facciones —. ¿Por qué lo haces? ¿Qué hice mal ahora? —preguntó casi desesperado.
Ella no pudo evitar mirarlo como si fuera un fantasma, repentinamente el temor había comenzado a invadirla al verlo tan iracundo, incluso notó sus manos temblar.
— Hyunjin, deberías calmarte un poco —animó ella intentando sonar tranquila.
— Estoy calmado —aseguró al instante, pero sus palabras bruscas y prepotentes dejaban ver todo lo contrario.
— No, estás algo agresivo, así que...
Y fue cuando él sonrió torcido.
— ¿Agresivo? —repitió con cierta mofa —. ¿Quieres ver agresividad? Bien —y sin dejarla objetar o quejarse, se acercó a grandes zancadas y la empujó a la cama.
Suni soltó un chillido por la sorpresa, hizo el ademán de levantarse pero Hyunjin se subió rápidamente sobre ella, sentándose a horcajadas.
— No es divertido. Quítate —demandó ella mientras intentaba empujarlo, pero el morocho simplemente agarró sus muñecas y las dejó contra la cama, quedándose frente al rostro de la chica que ya comenzaba a incomodarse —. ¡Sal de encima! —bramó.
— No —sentenció con firmeza.
Podía sentir el pequeño cuerpo de ella debajo del suyo, entre sus piernas, y aquello lo hizo sentir bien, incluso ver su rostro desde ese ángulo era una increíble vista.
— ¿Por qué no me quieres contigo? Dímelo —exigió sin alejarse.
— No es eso, quiero que vuelvas a casa y tengas una vida normal, no que estés detrás de una cría como yo —explicó aparentando tranquilidad, obviamente era lo que menos tenía. Tenerlo tan cerca, y en esa posición ciertamente la colocaba nerviosa y ansiosa, podía sentir su corazón correr acelerado por la adrenalina del momento.
— Eso no lo decides tú —dijo relajando su expresión.
De a poco la cólera era reemplazada por el ya conocido malestar que lo inundaba cuando ella estaba lejos, o se molestaba con él. Ahora era diferente, se sentía mucho más fuerte, más doloroso, y comenzaba a sentirse atrapado, como si no supiera que hacer... que hacer para que Suni cambiara de opinión.
La chica se quedó callada un momento, dándose cuenta de que en cierto punto él tenía razón, pero igual seguía preguntándose por qué actuaba de esa forma tan... desesperada, y hasta un tanto desquiciante.
— Hyunjin, escúchame...
— No, tú escúchame a mi —demandó rápidamente. Suni se calló enseguida —. No voy a irme, no pienso alejarme, no importa que me quieras lejos o la mierda que se te cruce por la cabeza, yo no tengo nada que me haga dejarte, Suni —admitió.
— Por Dios, ¿te estás escuchando?
— ¿Y tú? ¿Tú me escuchas? —preguntó acelerado —. ¿No te das cuenta? Tú te has vuelto todo para mi, mi lugar está contigo, no me importa nada más que tu bienestar. Me tienes aquí, puedes usarme cómo se te antoje; dime que mate a alguien, y lo hago, dime que golpee a cualquier persona, y lo hago... pídeme que me quede contigo toda la noche, y lo hago sin dudar un instante.
— Hyunjin...
— Por favor, no me alejes de tí. Quiero estar contigo, necesito estar contigo —declaró suplicante. Ahora mismo dejaba a la vista su lado más vulnerable, ese que no tenía para nada, hasta que la conoció. No le importaba rogar, suplicar ni implorar, si de esa forma Suni lo aceptaba entonces lo haría hasta de rodillas las veces que hicieran falta.