"Felix"
Después de avisarle a Suni que tenía que salir un momento se metió al auto y emprendió la marcha hacia el muelle en donde se supone que Felix lo estaría esperando.
No pudo evitar darle un golpe al volante, lleno de frustración y molestia.
Felix sabía la verdad de todo y aunque él ya se había salido de aquello no podía evitar alterarse de los nervios. Si Suni se enteraba de todo, sería el fin porque obviamente ella iba a odiarlo, y él terminaría devastado por ello. No podía permitir que el idiota de Lee abriera la boca, así que no le quedaba de otra que ir a verlo.
Llegó a destino luego de quince minutos de viaje. Se detuvo a cierta distancia del vehículo negro, en donde un rubio con traje impecable lo esperaba sentado sobre el maletero del coche, comiendo una hamburguesa.
Hyunjin se acercó mientras miraba los alrededores y descubrió rápidamente a los francotiradores que estaban situados en la lejanía, desde las ventanas de los edificios vecinos al lugar.
— Demoraste mucho, incluso me diste tiempo de ir a comprar comida basura —comentó el rubio sonriendo. Dejó la hamburguesa sobre el papel de su combo y agarró la caja de papas —, ¿papas? —ofreció extendiendo el contenedor de pequeño tamaño, pero el morocho frente a él lo miró en silencio — Cierto, olvidé que tú no comes este tipo de comida —argumentó sin importancia.
Hyunjin sonrió de lado; sí que comía, pero sólo con Suni porque realmente cuidaba mucho su consumo de alimentos, sin embargo le daba el gusto a ella de compartir comida chatarra.
— ¿Qué demonios quieres? —preguntó impasible. Siempre odió la manía de Felix por dar vueltas a la hora de hablar, aunque sabía que lo hacía sólo para fastidiarlo porqué estaba al tanto de la habilidad del sujeto para convencer a la gente, de manipularla con palabras.
Y eso no funcionaba con él, por eso el rubio se relajaba y daba vueltas al asunto.
Felix sonrió. Depositó la caja de papas nuevamente al lado de la hamburguesa mientras terminaba de masticar una, se limpió las manos con una servilleta y de un salto se bajó de su asiento improvisado.
— Primero, seguro ya te diste cuenta, pero hay cinco francotiradores apuntándote en este momento así que está de más pedirte que te quedes tranquilo, ¿no?
— Que mal, pensaba matarte después de oír lo que tengas que decirme —sonrió de lado, con mofa.
— Lo supuse, por eso los traje conmigo —le correspondió el gesto, pero al instante se enserió y miró al morocho —. Hyunjin, ¿qué vas hacer con la chica?
— Eso no es asunto tuyo, ¿o acaso quieres llevártela? Si mal no recuerdo, acabé fácilmente con tu mensajero.
Lee soltó una risa baja, claro que lo recordaba también.
— Es cierto, lo mataste fácilmente, y sí... pensaba llevarla conmigo, pero voy a desistir de la idea si aceptas lo que tengo para proponerte —propuso deteniendo sus pasos lentos y apacibles sobre la madera del muelle, mirando de lado al morocho.
Hyunjin se mantuvo inexpresivo e indiferente, pero cuando oyó lo de "desistir" rápidamente todo su interés salió a flote.
Felix dándose cuenta de esto, sonrió de lado y comenzó a hablar:
— Tú sabes que yo he tenido problemas tanto con Jiso como con Sander, son dos viejos que realmente detesto. Sander fue a visitarme ayer y dejó el desastre, también aprovechó de contarme sobre tu infiltración en la casa de Jiso. Debo decir que no me sorprendió, me esperaba algo así viniendo de tí, eres un hijo de puta —rió con burla y hasta emoción —, así que te propongo una tregua, si todo sale bien, yo te doy mi palabra de dejar tranquila a la chica.
— ¿Vale algo tu palabra?
— Claro que sí, siempre cumplo, pero debe ir todo bien —aseguró.
Hyunjin suspiró.
— ¿Qué quieres?
— Quiero que colabores conmigo; le facilitarás la entrada a mis hombres para que acaben con ese vejestorio, y yo te ayudo a deshacerte de Sander —soltó finalmente, serio y frío.
— ¿Por qué no simplemente lo hago yo?
— Buena pregunta. Es porque estás todo el día con la chica, ¿crees qué puedes matarlos a todos estando ella en la casa? Por favor, pienso en todo, deberías saberlo —argumentó casi ofendido.
— ¿A todos?
—No debe quedar nadie, no quiero testigos —aclaró rápidamente —, sólo debes desactivar los mecanismos de seguridad y mis hombres harán el resto. Entonces, ¿tregua?
Hyunjin pensó mucho en sólo segundos; ¿lo haría? ¿Realmente acabaría con los seres queridos de Suni? Porqué sí, lo haría indirectamente, él sería tan o incluso más responsable.
— ¿Y Sander? —preguntó antes de decidir.
— Eso sería un poco más complicado, pero igual lo haríamos rápido. No tienes muchas opciones, Hyunjin, es la única salida para que Suni viva en paz, ¿o acaso crees que Sander va a rendirse? Sabes bien que no. No me importa lo que hagas, sólo te pido ayuda para acabar con los dos, nada más.
— Bien, pero si no cumples tu palabra... créeme, te mataré —amenazó.
Felix sonrió torcido.
— Lo sé, pero soy hombre de palabra —aseguró mientras estiraba su mano y Hyunjin la apretaba rápidamente —. Te avisaré cuando todo esté listo.
— Bien.
El morocho se dio la vuelta y se subió al coche, yéndose al instante mientras Felix lo veía marchar y luego lo imitaba.
[...]
Esa noche Hyunjin estaba en la habitación de Suni en total silencio mientras sentía a la chica pegada a él.
La adolescente se dio cuenta que algo pasaba, ya que lo había notado muy pensativo y apenas había pronunciado palabra desde que llegó de su salida.
— ¿Pasa algo? —preguntó por fin mientras lo abrazaba en la oscuridad del cuarto.
Sólo estaban acostados, tranquilos y cómodos.
Hyunjin al instante salió de su trance y por mero impulso bajó la vista para intentar ver el cabello castaño de ella, aunque apenas y pudo entre la penumbra. Sonrió y depositó un beso en su cabeza, haciéndola sonreír.