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Narrador omnisciente.
Desperto en medio de la noche por un ruido que provenía del cuarto de su hermano así que se levanto colocándose un abrigo y dirigió hasta dicha habitación, la escena que vio la dejo helada.
-¡Por favor no nos dejes!-suplico Regulus a Sirius quien tenía un pie fuera de la ventana y otro dentro la cual estaba siendo detenida por Regulus.
-¡No puedo estar más aquí Regulus!
Sirius forcejeaba para poder salir de ahí, fue hasta entonces que notó la presencia de Maia. Estaba ahí parada sin expresión alguna mientras veía como el les había prometido no dejarlos y es lo que estaba haciendo.
Su mellizo los iba dejar sin siquiera avisar, Maia reaccionó al ver a Regulus suplicar y se acerco a él separándolo de la pierna de Sirius.
-Hey Reggi esta bien, yo estoy contigo.- se agacho quedando a su altura ya que el estaba de rodillas.
-¡Pero el... el lo prometió Maia!-Regulus tartamudeando entre sollozos se acercó a su hermano.
- Maia... te lo.- habló Sirius dirigiéndole la palabra por primera vez desde que llego.
-Si te quieres ir vete a la mierda, no voy a detenerte Orión.-respondió con frialdad sin siquiera verlo.
-Q-que...? -preguntaron ambos con la voz cortada, Regulus no quería quedarse solo y Sirius sabía que estaba perdido a su hermana, a su melliza.
Maia se levanto poniendo a Regulus atrás de ella y se puso en frente de él viéndolo a los ojos.
-Tú y tus estupidas promesas falsas se pueden ir al carajo. Olvidate de nosotros, no vuelvas hablarnos, ni escribirnos, tú y yo no tenemos otra cosa que nos conecte más la sangre y el cumpleaños.- lo miro con odio.- Tu para mí estas mas que muerto.- Sirius vio por última vez dolido a sus hermanos.
Se fue sin decir nada, si hay algo que tenian los Black's es orgullo. Maia se sentó en la cama de Regulus mientras lo abrazaba, llegó un punto en el que empezaron a caer lagrimas en en el rostro de la chica.
Escuchaba los sollozos de su hermano menor mientras repetía la escena una y otra vez en su cabeza.
-Reggi te juro que nunca te voy a dejar solo, pase lo que pase, no importa si nos enfadamos siempre estaré para ti sin importar lo que pase.- dijo besando su cabello.- Je t'aime beaucoup, Reggi.
Después de un rato las lagrimas pararon y los sollozos cesaron.
-El lo prometió, no quiero otra promesa vacía.-contestó triste.
-Hagamos un pacto de sangre.
Parecía algo exagerado, pero en la familia Black las promesas nunca significan nada ya que al tiempo son todas vacías. Una prueba de ello era su hermano mayor, aunque fuera por solo minutos en su caso. El había prometido que siempre estaría con ellos pero desde que quedó en Gryffindor todo cambió.
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Ambos con sus varitas cortaron la palma de la mano y las entrelazaron, repetieron varias veces el juramento...
"Juro estar en las buenas y malas contigo, nos apoyaremos y no combatiremos entre nosotros"
Al repetirlo una cuatro veces las gotas de sangre se funcionaron completamente quedando de color dorado mientras un vial se formaba reteniendo la gota dentro de este.
-En vez de una promesa vacía tienes un pacto Reggi.- le dijo su hermana abrazandolo.-Ahora vamos a intentar dormir, mañana veremos lo que mamá dirá. -al decir eso Regulus se tensó al momento en que termino de decirlo haciendo que quisiera lanzarse un crucio por solo mencionarlo.- No voy a dejar que te suceda nada malo, deja que yo me encargué de esto, cualquier cosa tú no sabes nada de lo ocurrido.
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Al día siguiente ambos actuaron con sorpresa y frialdad cuando sus padres se dieron cuenta de la ausencia de Sirius en la mansión Black.
Y bien como habia suponido Maia, Walburga la torturo para sacarle información cosa que no logro, Regulus no se enteró de lo sucedido.
-Crucio. -el maleficio impacta contra ella y se deja caer al suelo, sintiendo como miles de cuchillos se encajan en su piel.
Grito con todas sus fuerzas y se retuerce en el suelo, pero el dolor no cesaba.
-¿A dónde fue Sirius, Maia?- preguntó Orión con un tono frío.
-N-no tengo l-la menor... idea.- respondió aguantando el dolor.
-Crucio.- ahora habia sido el turno de su padre lanzarle el maleficio.
El dolor vuelve nuevamente, y un sollozo ahogado sale de su garganta, su corazón late rápidamente y siente sus brazos entumecidos, sus piernas arden y su cabeza se quiere explotar.
-Si no nos dices nada.- hizo una pausa su padre.- Haremos que Regulus nos diga lo que paso.
El dolor que sentía Maia paso a segundo plano al mencionar a Regulus, fue como un balde de agua fría.
-Si yo que soy su melliza no sabía, menos lo iba a saber Regulus, el hermano menos favorito de ese traidor.- hablo firme.
Obviamente sabía lo mucho que Sirius amaba y se preocupaba por Regulus más que por ella, pero si quería que sus padres no le hicieran nada a Regulus tendría que hacerlos creer que no tenia mas que odio a el supuesto heredero de los Black. Lanza nuevamente el maleficio.
-Espero que por tu bien no mientas Maia.- Orión tomo la barbilla de la pelinegra.- De lo contrario no serás la única que pagará tu estupidez.
Él la suelta despectivamente y se dejo caer en el suelo, su cabeza choca en el piso y sus ojos se cierran lentamente. Cuando ambos adultos salen del despacho, Maia lloro con todo lo que tenía, el dolor del maleficio, el dolor por la partida de Sirius, el dolor de la traición, el dolor de la pesadilla...
¿Qué les pareció?
¿Sugerencias?
Pobre de nuestra Maia, lo que tiene que soportar con tal de que sus padres no le hagan daño a su hermano.