Lina y Sathor — Portal de Libben en el Mundo Superior
Era la noche de Aastarni, regresaban de Vintown, donde celebraran esta festividad, en la cual había participado todo el pueblo. Lina los conocía desde niña a la mayoría.
Para Sathor, era la primera vez que presenciaba esta clase de eventos. Fue muy bien recibido cuando supieron que la bruja había contraído nupcias, y aunque lamentaban la partida de Ilbana y Karonte, nadie decía nada al respecto, los vintunenses parecían saber o intuir lo que en realidad había sucedido. Lina fue instruida en la creencia de que todo lo referido al portal era un gran secreto, pero cada día estaba más segura de que para la gente del pueblo esto no era así.
Se acostumbraba en el inicio del año, hacer una fogata y lanzar en ella lo que quedaba atrás y también los deseos para el nuevo ciclo que se iniciaba. Y por supuesto, se esperaba que Lina, la bruja del pueblo, dijera la fortuna a los participantes, leyendo el fuego. Ella no los decepcionó.
Había pasado casi un año ya desde que sus padres cantaran la canción de la muerte en las Aguas de la inmortalidad. Muy por el contrario a lo que pensaba, que los extrañaría y que sentiría mucho su ausencia, no fue así. Tal como se lo explicara su padre cuando niña, permanecían conectados. Podía sentir dentro de sí, que ellos en algún lugar vivían, y eso le daba paz.
Cruzaron el puente, sobre el río Myr, y algo llamó la atención de Sathor, que se detuvo observando un cielo estrellado, como nunca antes lo había visto.
— ¿Qué sucede? — Susurró Lina, aún en sus pensamientos, volteando a mirarlo, tomada de su mano.
— ¿Qué es eso? — Preguntó el hombre, señalando un cúmulo de estrellas.
— No veo nada…
— Allí, en la constelación de la carreta, mira.
Ciertamente, las estrellas estaban diferentes, brillaban y parecían estar dando pequeños giros en su lugar, a la vez que se agrandaban.
—Es muy raro… no sé qué evento astrológico podrá ser… — decía la mujer, pensativa. — No recuerdo nada…
De repente, aquellas estrellas se desprendieron de su lugar precipitándose hacia abajo.
Lina se acercó a Sathor, tomándose de su ropa, sorprendida al ver que una de ellas parecía haber tomado rumbo hacia ellos. Asustada, lo aferró del brazo.
Sin embargo entre más se acercaba la luz, más difusa se hacía; al estar casi sobre sus cabezas, se había transformado en una niebla brillante y blanca. En ese momento se detuvo, y poco a poco, fue tomando la forma de una hermosa joven de rizado cabello blanco y ojos transparentes, aunque tenía una figura bien definida, podían ver a través de su cuerpo, como si fuera agua.
— Lina y Sathor — el ser emitió una voz etérea, pero tan llena de amor, que los inundó por completo, — guardianes del séptimo portal, el primero que ha de abrirse. Soy el Espíritu de los Bosques. Los espíritus de la naturaleza hemos despertado, porque el tiempo de la profecía ha llegado. Comenzarán a prepararse.
Editado: 02.04.2023