Linaje del Mal

1. Voy por ti

Andromeda

 

Se que probablemente se preguntan: ¿Acaso no moriste? Si, lo hice, pero una poderosa bruja, que escapó de la hoguera, me revivió y decidió darme una segunda oportunidad con la condición de exterminar a todos los Strovos. Yo solo quería vengarme de Pavlos pero cuando Lyudmila, la bruja que me salvó, me llevo al campamento de los Strovos, comprendí que todos ellos eran unos monstruos. En el campamento habían cientos de hombres, mujeres y niños que ellos pensaban, practicaban brujería. Los tenían en pésimas condiciones, parecían animales en jaulas sin comida y con espacio para apenas moverse.
Recuerdo que Pavlos solamente tenía un hijo así que fue fácil matarlo mientras dormía, pero Pavlos tenía dos hermanos menores  Dominic y Gregory unos cerdos, los descubrí tratando de aprovecharse de unas muchachas. Les rompí los cuellos con un solo movimiento de muñeca. Se lo merecían y no me arrepiento. Cuando volví con Lyudmila todo se fue a la basura. Me enteré que el hijo de Pavlos tenía una hermana gemela y la muy suertuda desapareció como si nunca hubiese existido. Me obsesioné por años tratando de encontrarla pero nunca lo hice. Cada año que pasaba era una prueba de que había fallado en mi tarea y que la familia Strovos seguía criando monstruos. Durante años escuché miles de rumores: Karina, la hija de Pavlos, había vuelto a Rusia. Otros decían que se suicido, pero yo sabía que eso no era cierto, ella seguía allá fuera y si ya había muerto estaban sus hijos y nietos. Había fracasado.


2019


Hoy cumplo 387 años al parecer cuando Lyudmila me revivió me condenó a la inmortalidad. Ella murió hace un año, unos cazadores la atraparon no pudo defenderse apropiadamente y la quemaron. Hablé con su espíritu, me pidió que no la reviviera, que había tenido una vida plena pero que cuidara de su hija, Jade. Solo tiene diez años y fue producto de una aventura de Lyudmila. Que yo sepa Lyudmila tuvo cinco hijos en su larga vida. Los dos mayores murieron en batalla, y luego está Daliah, es la del medio, tiene noventa años y el cuerpo de una mujer de veinticinco años. A lo largo de los años se convirtió en mi mejor amiga pero siempre viajaba por el mundo buscando nuevos hechizos o pistas de los Strovos, usualmente solo tenía suerte con la primera. También tiene a Malcom, pero él es un caso aparte.


—Jade, baja a desayunar. —le grito. Probablemente todavía esté durmiendo, ella suele tener premoniciones o como sea que Lyudmila lo llamaba. Esto causa que la pobre niña no durmiese bien. No tengo ni la más mínima idea de como ayudarla, la he llevado a chamanes, brujas y psicólogos completamente normales y nada funciona. 


—Sería lindo despertarse con un: "Cariño es hora de levantarse" pero supongo que ya es demasiado amable de tu parte no haberme abandonado en la calle— me dice con un tono muy amargado para una niña de ocho años.


A veces me siento mal por ella, se que extraña a su madre, que yo no lo soy y que nunca podré quitar el dolor de su pérdida, pero hago lo mejor que puedo. Le doy un beso en la cabeza y le digo:
—Lo siento Jay, ¿Acaso no me dirás feliz cumpleaños?— la miro con una sonrisa.


—¡Feliz cumpleaños Romy! Eres mi momia favorita. ¿Cuántos cumples ochenta?— me dice de manera burlona.


—Claro, añádele trescientos siete.


— ¿En serio? No pensé que fueras tan vieja como mamá.— noto como su voz se vuelve triste. Se que no le gusta hablar de su mucho.


—Pues si, pensé que podríamos ir a la playa más tarde para celebrar.


—¡Genial!— dice sonriendo y volviendo a poner toda su atención en sus huevos con bacon.
Una vez que Jay termina de comer salimos de la casa y subimos a mi auto. 

—    La escuela no es importante. —me dice mientras escanea su mochila revisando que tenga todo.

—    Es cierto, pero tú madre quería que fueras y en respeto a su memoria,  irás, no está a discusión.

—    Que aburrida.


Llegamos a la pequeña primaria. Jade se desabrocha el cinturón y me da un beso en la mejilla como todas la mañanas.


—    Te quiero Romy, hasta luego. —le sonrió y me despido.


Cuando estoy por encender el auto de nuevo un cuervo se posa en el parabrisas. Le chisto y enciendo los limpiacristales para espantarlo. Después de dar una digna lucha la condenada ave se va volando.

 

•••


—    ¡Romy llegué! — grita desde la puerta y le contesto que vaya a darse una ducha.

Escucho mi teléfono sonar en la sala de estar, me levanto a buscarlo y veo que es Daliah la que me llama.


— Hola bruja.— digo con un buen humor, digo es mi cumpleaños 387 por supuesto que estoy de buen humor.


— Tengo buenas y malas noticias Romy.— perfecto, malas noticias, justo lo que necesito.


— ¿Qué pasa?


— Prométeme que no te volverás medio loca.


— Me estas asustando Dahlia.


— Esta bien solo lo diré. La buena es que encontré a el último Strovos, la mala es que el te está cazando a ti Andromeda.— Maldición.


— Sebastian, Sebastian Corvus va por ti.


Justo en ese instante un cuervo se golpea contra la ventana, no le pasa nada pero me mira fijamente y luego llega otro, y otro, y otro. El mensaje es claro.


Voy por ti.
 




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