XIII

Hola mis amores.

He regresado.

Suelo perderme lo suficiente para que las excusas no tengan motivos, pero si que los hay.

Y estos son que estoy editando la historia de Luisa y Alexandre, y cuando ya vean todas sus partes la luz volverán la s actualizaciones regulares, aunque ya tengo capítulos adelantados y seguiré actualizando semanalmente.

Gracias por esperarme y espero sus comentarios al respecto.

También quiero comentarles de las nuevas portadas para todas mis historias a la venta, y pronto también aquí.

Nos leemos pronto.

Disfruten del cap.

Les ama.

Jen <3

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“Heme aquí de nuevo mis querido lectores vive del prójimo, que estaban que me sacaban de mi introspección al no saber por dónde comenzar esta gaceta, cuando hay demasiada información jugosa, inclinándome por la más rosa, al estar más fresca que el matrimonio de los Duques de Beaumont.

Por eso, vamos por partes, que llegaremos al meollo de cada asunto en su debido momento.

A abrir bien los ojos, porque el cotilleo está para alquilar el balcón que ya de por si habitan las urracas de las matronas cazafortunas.

Empezamos destacando, que la prepotencia en cuerpo envidiable y rostro perfecto a desaparecido de la misma manera en como llegó el repentino interés por nuestro perfecto Conde de Lincoln.

Y no hablo de otra, que, de Lady Danai Fitzgerald.

Pues desde el compromiso del conde con la Princesa alemana, desapareció de la faz de la tierra y según mis averiguaciones, ni su tía sabe de su paradero, porque al fracasar la abandonó a su suerte, pues no dejaría al Vizconde de Portman, y sus atenciones por vagar en una vida de miseria que seguramente la rubia está experimentando, porque ni protector tenia, y según fuentes mas confiables el nuevo Duque de Buccleuch le abrió las puertas del castillo para que se marchara, y ni siquiera le dio para un carruaje de alquiler.

Antes de seguir me disculpo con la vizcondesa por anunciar los quereres de su marido, pero todo Londres ya lo sabe, y no es por mi lengua sin filtros.

Mi consejo, con todo el respeto y la empatía que se merece, es que consiga alguien que le de un poco de cariño, querida, porque no es pecado pagar con la misma moneda si este no respeta mínimamente la dama que tiene en su casa exhibiendo a la querida, que, por un mejor postor, que ofrezca un chelín más, le cambiaria.

Pero siguiendo en los caminos del cotilleo, enviándole fuerzas a Lady Betsabé Hasting, Vizcondesa de Portman, pasamos a el anuncio directo de la boda, en el que estuvo ausente la prometida en cuestión, la cual pensé que seria mas ruin que la extraviada, al sacar la triste excusa de una repentina indisposición, pero he visto con mis propios ojos como se dedica personalmente a preparar todo lo concerniente a su unión, que se llevará a cabo a finales de abril, a la cual estoy invitada.

Y llegamos a uno de los temas más controversiales de la noche.

El matrimonio Allard de Borja.

Un escandalo digno de admirar, empezando por sus pintas sinigual.

El complemento perfecto sacado de los dos mundos.

El cielo y el infierno.

Ella de negro, y el de blanco, haciendo ver como un príncipe de cuento.

Tensión se respiró en el aire, pero aparte de eso, ningun contratiempo.

Y puede ser pobre mi información al respecto, pero es lo único que tengo, y respeto demasiado lo que hago como para levantar falsos sin la indagación pertinente.

No son los únicos decepcionados, mis vive del prójimo, pero se mas que ustedes y eso me da la oportunidad de despedirme, dejándolos con la intriga hasta una próxima gaceta, esperando que algunos inmorales caigan en mi ojo crítico, porque nos encanta hablar del que tenemos al lado, y hasta yo he caído en las garras de mis escritos.

Una malvada Lady Chatty se despide, dejándolos con la incertidumbre de mi identidad, siendo una pequeña remuneración por los pocos datos de la pareja más esperada de la temporada.

Hasta un próximo escándalo”.

Gaceta informativa de Lady Chatty, un par de días después del compromiso del Conde de Lincoln con la princesa alemana.

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BERWIN

(Londres-Inglaterra)

Newcastle House.

Diciembre de 1807…

¿Cuántas veces al día tenía que repetirse que esa mujer no lo podia volver más loco?

Llevaba más de una hora observándola como un cerdo libidinoso acosador, y en vez de hastiarse, suspiraba como una de esas debutantes, mientras apreciaba como escogía a consciencia con su madre y hermanas todo lo concerniente a la unión.