En buen romance.
—¿Te considerás romántica?
—No para nada, ¿vos sí?
—Mmm, si, es una pena que no disfrutes de esas cosas.
—Y no, es que eso de las rosas, los bombones, las canciones dedicadas, me parecen una cursilería, es más, me dan gracia.
—Bueno, eso es algo que puede generar muchas emociones, desde gracia hasta vergüenza ajena si se hace mal, a destiempo, o sin el sentimiento puesto en la acción. Pero no usaría todo eso para describir al ser romántico.
—No, ¿y que sería para vos?
—Ser romántico, o disfrutar del romance es aprovechar cada momento, cada sutileza, cada gesto que suceda entre dos personas y convertirlo en algo único, que simbolice esa unión, sea perdurable o efímera, y quede sellada en la memoria emotiva de ambos, por siempre.
—¡Guau! Suena algo pretencioso.
—No lo creas. Cualquier situación puede convertirse en algo romántico y memorable. No tiene nada que ver con preparar un camino de rosas rojas o poner velas cerca de una cama que espera a ser desarmada.
—¿Por ejemplo?
—Por ejemplo que estemos hablando y me interese en cada palabra que decís como para mirarte atentamente a los ojos, con un brillo especial. Que a pesar de que haga un tiempo que nos conozcamos, busquemos un momento para compartir en que no nos moleste nada ni nadie, y que solo nosotros y lo que hagamos juntos sea prioridad (y no digo que sea fácil, pero allí está la gracia), que me salga naturalmente ofrecerte algo antes de que lo necesites, aunque sea un mate calentito o el abrigo si tenés escalofríos, que disfrute de tu pasión por lo que hacés y yo no entienda o no comparta, que no haya tema del que no podamos hablar, aunque tengamos opiniones distintas.
—¿Eso también es romántico?
—Por supuesto, el romance no es disfraz, es lograr que se convierta la autenticidad diversa del otro en algo que podamos aceptar y disfrutar. Si a vos te apasiona la alta costura y a mi me importa poco lo que haya en mi placard, habrá una razón romántica para que ambos mundos combinen.
—Me parece algo extraño.
—Quizás por prejuicio. Pero imaginate a una persona que anda todo el día en joggins o ropa suelta que alguna vez se emocione poniéndose “lindo” para sorprender a quien le gusta o ama. O a quien está todo el día con una apariencia estética impecable, que decide abandonar un rato ese mundo para sentirse a gusto y relajada con su par, que no valora tanto esas cosas. ¿No es acaso esa una actitud romántica de quien pretende compartir y no imponer lo implacable de su estilo personal?
—¿Decís que tengo que hacer algo que no me guste para caer bien o que me quieran?
—Nada más alejado de la realidad. Lo que digo es que si no disfrutás de sorprender a la persona que te importa con pequeños detalles como esos, entonces es probable que estés muy alejada del romanticismo, pero al mismo tiempo, de que esa relación sea más saludable para ambos. El amor real puede sacarte de la comodidad.
—Bien, ya veo que esto va más allá de esperar en una esquina con un ramo de rosas.
—Ese es un cliché que usan los que se pierden del verdadero romance.
—¿Y que pasa con el sexo? Si ya nos conocemos y tengo ganas de hacer el amor, ¿lo puedo decir o necesito de toda una ceremonia?
—Si para vos tener sexo con la persona que te importa es como hacer una hora de bicicleta fija, entonces hasta podés poner un horario que respeten ambos, pero si es otra cosa… si querés comparalo a preparar la comida que mas te guste. ¿Vas a estar horas cocinando para luego comer de la olla, o mejor ponés una buena mesa con los mejores utensilios para disfrutarlo como se debe?
—¿Entonces el sexo sin preparación no es romántico?
—¡No! me estás malinterpretando. Una cosa es que tomes por asalto a tu pareja y te metas en la ducha con él cuando no lo espera, y otra muy distinta es que le propongas tener sexo porque falta media hora para que comience el programa que te gusta y es una buena manera de ocupar el tiempo, y hasta lo hacen con la tv prendida por si se adelanta, ¿entendés la diferencia?
—Algo así. Creo que ahora me cuesta diferenciar lo que no es romántico de lo demás.
—Entonces vas por buen camino. De todos modos te lo voy a sintetizar en algo mucho más comprensible: si cuando estás con alguien te importa esa persona por sobre cualquier otra cosa, es probable que las actitudes románticas te broten solas.
—Un horror.
—No, un amor. Disfrutalo, el romance no se fabrica, solo se manifiesta cuando ambos están en sintonía. Y en un buen romance.