NOAH:
Mi cabeza estaba recostada en el espaldar de uno de los muebles del estudio de grabación, donde me encontraba cómodamente sentado, mientras que mi mente trabajaba de manera forzosa buscando algo bueno que me sirviera para alguna de mis canciones. No obstante, tal parecía que mientras más buscaba, más se esfumaban las palabras de mi sistema cognitivo. Así que, haciendo caso omiso a las inmensas ganas que tenía de levantarme a, por lo menos, estirar un poco las piernas, puse en funcionamiento lo más que podía a las únicas neuronas que parecían existir en ese entonces.
Soltando un gran suspiro, releí los párrafos que tenía escritos, percatándome de lo increíblemente forzosos que se veían.
- ¡Al demonio con esto! - Solté en voz alta, rindiéndome, estaba completamente enfurecido que no se me ocurriera nada.
Siempre había sido buenísimo en mis canciones. ¿Qué me pasaba, entonces?
Suspiré, totalmente consciente de que si no me tranquilizaba, muchísimo menos iba a lograr lo que quería.
- Ey, calma enano... - En seguida que reconocí la voz de mi hermano mayor detrás de mí, me giré en su dirección, dándole una sonrisa floja en forma de saludo. - ¿Qué te pasa? ¿Estás bien? - Inquirió, escudriñando incansablemente mi rostro.
Le iba decir que sí, que estaba todo bien y que no había ningún motivo por el cual preocuparse, pero... ¿Para qué mentir?
- No, no estoy bien. - Le dije honestamente - La presentación del nuevo álbum será en unas cuantas semanas, y yo aún estoy atrasadísimo con las canciones.
Chris asintió con el semblante completamente serio, aquel que usaba cuando estudiaba algún caso de suma importancia para él y, a su vez, debía presentar al juzgado. Su concentración me advirtió que estaba analizando mi situación.
- ¿Pero, no tenías algunas canciones ya? - Preguntó.
- Sí, pero no son suficientes como para presentar un álbum - Últimamente estaba más que metido en mi trabajo, pero tal parecía que cuando me daba un repentino ataque de inspiración, no alcanzaba más que para unos cuantos párrafos y estribillos. Si seguía así y no presentaba ningún avance, iba a tener serios problemas con la disquera. - Estoy con los nervios de punta por todo esto, hermano. Jamás me había costado tanto escribir una canción.
Estaba tan estresado, que me faltaba muy poco para arrancarme el cabello de tantas veces que me lo desordenaba por la frustración. Últimamente esa costumbre se había convertido en mi tic nervioso.
Los ojos de mi hermano me estudiaron tranquilamente, y de pronto, sentí unas ganas intensas de borrarle esa actitud impasible con un solo golpe. Y es que no dejaba de preguntarme cómo él podía estar tan calmado, cuando yo estaba a un suspiro de colapsar.
¡Ah, claro! No era a él a quien despedirían si se presentaba sin nada.
- ¿Y, que hay de aquella chica? - Preguntó de pronto, instantáneamente mi atención dejó de estar en la mesa frente a mí, para pasar observarlo a él por completo.
- ¿Mónica?
- Sí, ella. ¿No la habías buscado para que te ayudara con las canciones?
Por la mueca que puso supe que la idea le parecía absurda, sin embargo prefería ignorar ese hecho.
- Había decidido buscarla porque las veces que me encontré con ella, la inspiración repentinamente decidía aparecer. - Algo completamente loco si lo pensaba bien - Pero, desde que me encontré con ella en mí departamento, solo hablamos una sola vez, y no es como si me hubiese servido de mucho tampoco.
Si era honesto estuve a punto de obligarla a que me diera una respuesta de una vez, en cuanto hablé con ella en mi departamento. Pero yo era un caballero, y ya Mónica se notaba lo suficientemente nerviosa como para agregarle más presión, por eso le había dado tiempo para que lo pensara, y a su vez, mi número telefónico para que me avisara.
Claro que todo eso después de que me había rechazado. Pero, como además de caballero también era bastante insistente, no me podía rendir tan fácil.
Todavía recordaba esos nervios tontos que me apoderaron por completo cuando escuché su voz al contestar aquella llamada del número desconocido que pensaba ignorar. Y sí, también admitía que me causaba bastante ansiedad la sola posibilidad de que estuviera por completo decidida al no aceptar ayudarme. Así que en cuanto Mónica me llamó especialmente para darme una respuesta, no pude evitar la estúpida sonrisa que se expandió en mi cara.
- Espera un poco que no te estoy entendiendo... - La voz de Chris me sacó de mi momentánea ensoñación, sus ojos estaban entrecerrados mientras alzaba las manos en señal de expectación. - ¿Lo que quieres es que te ayude con tus canciones, o salir con ella? - Inquirió al fin.
Lo peor fue que me quedé en blanco ante eso.
- Supongo que no lo sé... - Fue lo único que logré contestar.