Ella era tan sólo una pequeña niña de 13 años cuando le robaron todo rastro de inocencia, de pureza, de paz.
Ella se encontraba dormida, soñando, cuando sintió un tacto muy extraño, nuevo, en su zona más íntima.
Detrás de ella había una persona, una persona mayor, haciéndole "cucharita". Esa forma de dormir, tan tierna, que tantas personas dicen adorar, para ella era su peor pesadilla.
Ella sabía que algo no iba bien, que eso no era normal, que no debería pasar. Se movió, de verdad lo hizo, intentó alejarse, pero esa mano no se alejaba. Hasta que se levantó de la cama, demostrándole a aquel hombre que ella estaba despierta. Corrió al baño, preguntándose si realmente acababa de pasarle eso.
Cuando volvió al cuarto, solo encontró su cama vacía, y dos niños durmiendo en las suyas. No había rastro de aquel hombre.
Al día siguiente pensó "Tal vez fue un sueño, una pesadilla. Él no haría algo así". Pero que equivocada estaba cuando a la noche siguiente volvió a sentirlo.