Living with the monsters

S E I S

CALIFORNIA

Camino de un lado a otro en mí habitación, mientras cuento los pasos ida y vuelta. Mis pies están cubiertos por mis calcetines color amarillo, son mis favoritos. Hace más de quince minutos que estoy repitiendo el mismo patrón con mis pies. Estoy tan aburrida y no tengo nada para hacer, bueno, tengo que planificar un ensayo para historia, pero no tengo ganas ni ánimos de hacerlo ahora. Fran salió y no sé dónde está, espero que esté bien y con una compañía segura. Hay muy pocas veces dónde estoy así de aburrida, creo que es hora de molestar a alguien y hacer las cosas un poco más entretenidas.

Busco por algún lugar unos globos sin uso, servirán para hacerle una broma a alguien en esta casa. Bajo las escaleras a paso apresurado con dos globos en mí mano, en la sala se encuentran Camrym y Halston, haciendo una sesión improvisada de fotos, ambas están maquilladas y tienen un gran aro de luz apoyado en un trípode. Ambas voltean a verme y me sonríen.

—Hola Cali —me saluda Camrym.

—Hola Cam, hola rulito —digo molestando a Halston por su gran cabellera llena de rulos castaños. Escucho una queja por parte de la chica afro, pero la ignoro por completo y me dirijo a la cocina que se encuentra vacía.

Me acerco al lavavajillas y lleno uno de los globos hasta que llega al tamaño adecuado, hago lo mismo con el otro, pero un chorrito de agua sale disparado, entonces lo desinflo y lo tiro a la basura, lo último que quiero es mojar el suelo y que la abuela me reproche por eso. Siento una cosa peluda y suave acariciar mis piernas, mientras escucho un ronroneo. Fijo mí vista en Curly el gato de mamá, papá se lo regaló para San Valentín este año; es un pequeño felino color gris y sus ojitos son del mismo color, es muy bonito, pero nada se compara con mí adorado cachorro, que debe estar haciendo desastre en el jardín ahora mismo. El gato vuelve a maullar.

—No me molestes, no te daré comida —el gato me responde con un maullido irritante —. Berlín es más obediente que tú, felino malcriado.

Digo haciendo referencia a mí hijo perruno, dejo al felino en la cocina mientras maúlla con lo que creo que es una queja o un insulto hacia mí persona. Ese gato literalmente me detesta. Entro en la sala, y el gran globo relleno de agua llama la atención de las dos chicas que se encontraban ahí, ambas me sonríen con malicia. Me giro hacia ellas y pregunto:

—¿Logan está arriba? —ambas asienten —. Perfecto, gracias.

—Vas a irte al infierno, California —dice Halston negando con la cabeza. Me alzo de hombros despreocupada —. Mi hermano va a matarte.

Me doy media vuelta ignorando sus advertencias y subo las escaleras con cuidado, pasó de largo mí habitación y me dirijo hacia la habitación donde creo que fui procreada. Horrible forma de describir la habitación de mis padres, lo sé, es que tengo hambre y cuando eso pasa mis neuronas comienzan a fallar. Abro con cuidado la puerta intentando no emitir ningún ruido y me escabullo de puntitas hasta que mí espalda toca la pared que se encuentra entre medio de la habitación. El globo se tambalea en mis manos como si fuera gelatina.

Estoy cavando mí propia tumba al hacer esto. Porque, vamos, me estoy enfrentando a Logan Harris, nadie en su sano juicio haría lo que estoy por hacer, él va a buscar venganza y será de la peor manera, pero mis ganas de verlo todo empapado y gritándome me superan. Amo hacer enfadar a mis padres, es mí pasatiempo cuando no tengo nada que hacer. Y molestar a Logan es tan divertido.

Me asomo solo un poco para ver dónde se encuentra mí objetivo y cuando lo veo hago una mueca de asco. Está arriba de Hannah besándola apasionadamente, no están desnudos, pero las ganas de estarlo no les faltan. Esos dos y su calentura, son un completo asco. No les basta con besarse en cada rincón de esta casa frente a nosotros, son como dos chicles rancios y masticados pegados juntos. Inseparables. Pobre del bebé que se encuentre en el vientre de Hannah, va a quedar traumado o tal vez salga con el mismo espíritu de follador que Colton.

Agradezco a quien se encuentre arriba en el cielo por haberme enviado en este momento, los pondré furiosos a ambos y les bajaré la calentura en un segundo. ¡Por Jesús y sus chancletas!, ¡Me voy a ir al jodido infierno!

Me inclino un poco más y con la rapidez de un ninja arrojo el globo en su dirección y veo en cámara lenta como se estrella contra la espalda de Logan, mojando a Hannah y a la cama en el proceso. Salgo de mí trance en cámara lenta cuando sus ojos celestes se encuentran con los míos. Está furioso, ambos están furiosos.

—¡California, maldita sea! —grita, poniéndose de pie.

Hora de huir.

Con la mismísima velocidad de Flash salgo corriendo de la habitación para salvar mí pequeño ser de ellos. Corro escaleras abajo y siento sus pasos detrás mío, son más rápidos de lo que creí. Suelto un grito e intento correr más rápido. Ellos son dos y yo solo soy una pobre adolescente en desgracia. Estoy muerta. Ni siquiera me inmuto en voltear.

Corro hasta la cocina con Logan detrás mío y vuelvo a la sala, intento llegar hasta las escaleras, pero caigo de un golpe seco al suelo. Ambos me sostienen en mí lugar, mientras comienzan a hacerme cosquillas, mí mayor debilidad. Comienzo a retorcerme entre ellos como si fuera un gusano convulsionado, mientras ríen a carcajadas. Que me hagan cosquillas es lo peor que puedo sentir, es dolor combinado con felicidad. Odio las cosquillas.

—Bas...Basta —intento decir, pero ellos no se detienen. Luego de unos segundos se detienen, pero aún sigo tendida en el suelo.

—Te lo merecías por molestarnos —se queja Han poniéndose de pie.

—Al menos no terminé empapada —replico retorciéndome en el suelo en un intento para apartar a Logan.

—¿Ah no? —me pregunta él con una sonrisa maquiavélica en su rostro. Sus ojos celestes chispeantes brillan de forma endemoniada y sé que he abierto de más mí bocota.



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En el texto hay: humor, california, novelajuvenl

Editado: 03.11.2020

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