CAMRYM
—¿Qué quieren decir con esto? —pregunto, observando a mamá y papá de hito en hito. Ambos me miran con unas sonrisas en sus rostros y sus ojos brillando en orgullo y felicidad.
No por favor, no quiero esto.
—¡Iras a Princeton, Camrym!, ¡Te han dado una beca! —exclama papá con alegría. Mi boca se seca y un nudo se forma en mi garganta, otra chica en mi lugar habría chillado dichosa por esta noticia, pero yo no.
Odio la idea de estar lejos de casa, no quiero alejarme de mi familia y Jace, no soy muy extrovertida y tampoco socializo mucho con las personas. Desde pequeña me ha costado integrarme con otros niños, simplemente no podía, casi todo el tiempo estaba sola y no tenía amigas, no era tímida y nunca lo fui, solo... no me salía entablar conversaciones con la gente, me parecía algo imposible de hacer.
Cuando entré a la preparatoria conocí a Ana y ella me ha ayudado integrarme un poco más con las personas, tengo un par de amigas con las que pude integrarme sin sentirme nerviosa. Hace un año conocí a Jace, un chico del equipo de soccer del instituto y él me invitó a salir, no fue fácil entrar en confianza con él, pero ahora somos novios. No quiero ir a Princeton, irme de casa sería dejar mi zona de confort y el lugar donde me siento segura, aquí están mis hermanos y mis sobrinos.
Es difícil para una persona como yo encajar en un lugar de niños ricos y mimados, donde salen de fiesta todos los fines de semana, beben y tienen sexo. Yo no soy así, prefiero salir a dar un paseo por la ciudad, tomar un helado, mientras escucho música con mis audífonos, soy muy básica y ordinaria. Definitivamente no encajaré en Princeton. Siempre soñé con estudiar Ciencias biomédicas, pero ahora no estoy muy segura si es lo que quiero para mi vida.
—¿Camrym?
Salgo de mis pensamientos al oír la voz de mi madre. Mis ojos se encuentran con los de ella y noto la duda en su forma de mirarme.
—No pareces feliz con la noticia, cariño —comenta, mientras bebe un vaso de agua —. Creímos que estarías más entusiasmada.
Por fin encuentro mi voz y digo:
—Es una gran noticia —mi voz sale en un murmullo bajo y ronco —, pero... no sé si es lo que quiero ahora. Tengo que pensarlo.
—Cam, siempre has soñado con esto —papá suena un poco decepcionado y eso me lastima. Se que ellos aceptarán cualquier decisión que tome, pero estarán desilusionados.
—Lo sé, pero... —me detengo, no tengo el valor para decirles la verdadera razón por la cual no quiero ir —, solo necesito pensarlo, ¿sí?
Ambos asienten en respuesta.
—Te poyaremos en todo, Cam —me recuerda papá con su voz cargada de cariño. Sonrió débilmente y asiento. Amo a mis padres, ellos son los mejores.
Me levanto y salgo de la oficina de papá sin decir nada. Tomo todas mis cosas, incluidas mis llaves y salgo de casa. Me monto en mi coche y me voy de ahí. Mantengo mi mente en blanco por unos momentos, necesito dejar de pensar en todo solo por un par de minutos, necesito relajarme. Estoy rodeada de presiones en estos momentos: los exámenes finales, la graduación, y ahora esta beca que no deseo. Necesito un momento de paz.
Luego de veinte minutos sin dejar de pensar en todo, detengo mi auto frente al departamento de Jace. Solo él podrá escucharme ahora y sé que me entenderá. Llamo a la puerta y espero un par de segundos hasta que él abre la puerta. Sus ojos celestes se encuentran con los míos y me regala una sonrisa encantadora.
—Hola Cam —me saluda —, creí que estarías estudiando para los exámenes.
Ni me lo recuerdes.
—Quería verte, quería que pasemos un rato juntos.
—Pues me encantaría pasar el rato contigo, amor.
—Y yo contigo, por esa misma razón vine a verte, te extrañaba mucho.
Él solo me sonríe y me deja pasar a su desastroso apartamento. No es muy grande y está demasiado desordenado, solo hay una pequeña sala, un dormitorio, un baño y una cocina. No comprendo porqué le cuesta tanto limpiar un poco este lugar tan pequeño.
Una mano se posa sobre mi chaqueta y me empuja discretamente hacia la habitación.
—Vamos a la habitación, estaba viendo una película —susurra Jace en mi oído.
A veces me siento incomoda con algunas de sus actitudes, pero las dejo pasar.
Nunca he tenido sexo... con nadie, a pesar de tener diecinueve años, no me avergüenzo ni nada, pero siento que Jace quiere apresurar las cosas en nuestra relación. No esperaré al matrimonio para tener sexo, lo tendré cuando sea con la persona que quiero, esperaba a que fuera con Jace, pero al ver su impaciencia por tener relaciones conmigo, me di cuenta de que no es el chico correcto. Sé que la persona correcta no pondrá ninguna presión en mí.
Cuando entramos en la habitación puedo escuchar un par de ruidos provenientes de la televisión.
—Si quieres puedes elegir otra, esa está muy aburrida —ofrece, asiento con una sonrisa.
Elijo una comedia romántica, mientras que Jace prepara las palomitas de maíz. Mientras vemos la película, una mano se posa en mi muslo, muy arriba acariciándolo con delicadeza. Me giro para ver a Jace quien me observa con una sonrisita, un par de mechones castaños caen por su frente y los aparto con mi mano. Se inclina sobre mí, hasta quedar encima mío. No lo aparto.
—¿Qué haces, tonto? —pregunto en una risita nerviosa. De un momento a otro sus labios atrapando los míos en un beso sensual y húmedo, por instinto coloco mis brazos alrededor de su cuello y acaricio su nuca. Sus dientes me dan una mordida suave y chupa mi labio con puro deseo, mi lengua acaricia sus labios humedeciéndolos. Nuestras respiraciones se aceleran, y su lengua invade mi boca robándome un gemido.
Toda la magia se esfuma cuando el comienza a meter su mano por debajo de mi falda, mi cuerpo se tensa por completo.
—Esta falda es muy corta, Cam —jadea contra mi oído. Está excitado —, ¿intentas ponerme celoso?