Living with the monsters

N U E V E

CALIFORNIA

He estado evitando a Carson todo el tiempo, no he hablado con él desde la cena con su novia. En cierta parte estoy furiosa con él por mentirnos en la cara, pero por otro lado sé que no todo es su culpa. La única culpable aquí es la zorra de Selena, le dimos un buen recibimiento en la familia y lo primero que hizo fue mentirnos y hacerse la maldita pobretona.

Doy vueltas una y otra vez en mi cama, son casi las dos de la madrugada y no tengo sueño, estoy muy inquieta, creo que hasta podría salir a correr. Francesca me abandonó y se fue a una fiesta con sus amigos, así que solo soy yo en esta noche oscura de soledad.

Ay no, ya se puso en modo dramática.

Estábamos bien antes de que llegaras, querida conciencia.

Mi estomago gruñe en hambre, pero no tengo ganas de bajar a la cocina a estas horas, desearía tener superpoderes para traer la comida hasta aquí. Mi celular resuena desde la mesita de noche en una llamada y una vez que lo tengo en mis manos contesto sin ver quién es.

¿Quién me llamaría a las dos de la madrugada?

—¿Hola? —digo, mientras me coloco en una posición cómoda.

—Hola rubia.

Dylan.

Así que él tampoco puede dormir.

—¿Qué haces despierto a esta hora? —le pregunto, jugando con un mechón de mi cabello. Todas mis puntas están abiertas, mi cabello es un nido de pájaros.

—No puedo dormir —responde —. ¿Insomnio?

—Aja —respondo rodando hasta quedar acostada sobre mi espalda —. Estoy muuuy aburrida y todos duermen.

Escucho su risa y casi se me sale el corazón.

—Yo también estoy aburrido, ¿crees que pueda ir? —pregunta.

Frunzo mi ceño.

—¿Ir a dónde?

—A tu casa tonta —responde obvio —. Si no quieres no hay problema.

—Claro que puedes venir —exclamo con entusiasmo —, pero te atienes a las consecuencias de verme como una muerta en vida.

—Si, claro, como digas rubia. Estoy ahí en diez minutos.

Cuando cuelga, salto de mi cama como alma que lleva el diablo. No voy a recibirlo en estas fachas, pero tampoco tengo ánimos de arreglarme a estas horas, así que solo arreglo el asco de cabello que tengo.

Me echo una mirada en el espejo para comprobar que mi pijama no tenga agujeritos, no quiero que se me vean mis calzones. Tampoco me veo tan pésima, ¿Qué estaba esperando?, ¿vestirme como si fuera al Met gala?

Sin hacer mucho ruido bajo las escaleras hacia la cocina, no quiero despertar a nadie. Rebusco en la nevera algo que comer, me estoy muriendo de hambre. Encuentro un pote de helado de fresa y limón que dice: Colton.

Me encojo de hombros y saboreo la primera cucharada. Mi hermanito se pondrá furioso conmigo, pero fue para una buena causa: que su adorada hermanita no muera de hambre en medio de la noche.

Unos toques en la puerta me hacen dejar mi postre de lado. Me limpio rápidamente los restos de helado de mis labios y abro la puerta muy despacio para no hacer ruido. Dylan entra rápido antes de decir algo.

Lleva puesto un pantalón gris y una remera del mismo color, con sus vans. Ha llegado bastante rápido, su casa está a un par de calles de la mía.

—Vaya, de verdad extrañaba esto —susurra con una sonrisita. Me acerco a él y deposito un beso en su mejilla en forma de saludo, a él nunca le molesta que haga eso. Es mi mejor amigo, tengo derecho.

—Estaba comiendo helado, ¿quieres? —le pregunto, mientras nos dirigimos a la cocina.

—Nunca me negaría —responde. Le tiendo una cuchara y toma el pote. Cuando lee el nombre de mi hermano se gira y me da una mirada seria.

—¿Qué? —pregunto con la boca llena de helado.

—Le estas robando a tu propio hermano.

Me encojo de hombros para dejar en claro que no me importa. Colton también se ha comido mi helado varias veces. Apoyo mi cabeza contra el hombro de Dylan.

—Te extrañaba rubia, necesitaba esto —murmura. Mi corazón salta de emoción al escuchar sus palabras. Este chico va a ser mi perdición.

—Yo también necesitaba esto.

Nos quedamos en silencio por varios minutos, pero no es incómodo, nada ha sido incomodo en nuestra amistad. Pero esta vez se siente diferente, no es incómodo, es algo raro. Ya no somos los niños que éramos años atrás, ahora las cosas son diferentes: yo estoy enamorada de Dylan, pero él nunca se fijará en mí, siempre habrá una línea invisible que va a separarnos.

La voz de Dylan me saca de mis pensamientos:

—Mi padre se fue de casa —dice con un ápice de rencor y enojo.

Desde casi siempre los padres de Dylan tuvieron problemas, siempre peleaban, se amenazaban, hasta llegaban a golpearse. Dylan siempre estuvo solo, no tiene hermanos así que tuvo que lidiar con todo el solo.

Me incorporo para verlo a los ojos. Solo veo rabia en sus ojos castaños, sé que está dolido.

—Creo que fue la mejor decisión —admito —, siempre has estado encerrado en la relación toxica de tus padres, creo que es momento de que tengas un respiro de eso.

Sus ojos se cristalizan por las lágrimas retenidas. Mi corazón duele por él, odio que sufra de esta manera. Nunca se ha contenido conmigo, tenemos la suficiente confianza y podemos mostrar lo que sentimos sin vergüenza.

—Si, fue la mejor decisión —dice, pero sé que no está convencido.

—Sé que te lastiman sus actitudes, Dy, y está bien porque es tu padre. Con el tiempo lo irás superando —aseguro.

—Se fue Cali, me abandonó —murmura con la voz ahogada —. Sé que es una mierda, pero estoy cansado de que todos se vayan de mi vida. Al final de esto, me quedaré completamente solo y eso me aterra.

No lo soporto más y lo abrazo con fuerza. Solo eso quiero hacer ahora: quiero aferrarme a él y demostrarle que no está solo. Es mi mejor amigo y una de las personas más importantes de mi vida.

Soy mucho más pequeña que él, así que solo puedo apoyar un costado de mi rostro contra su pecho. Él mantiene sus brazos a mi alrededor y se inclina para depositar un beso en mi cabeza.



#21209 en Otros
#3187 en Humor

En el texto hay: humor, california, novelajuvenl

Editado: 03.11.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.