4
Caminaba otra vez por aquel pasillo de enorme extensión y majestuoso lugar. Era imposible dejar de apreciar la belleza que emanaba el palacio. Pabellones y torres estaban pintados de varios colores que combinaban perfectamente , flores y adornos de innumerables colores, un gran espectáculo para los ojos. Al final de la alfombra se encontraba la emperatriz hablando con algunos ministros.
-¡Buenos días!- Dije alzando un poco la voz para llamar su atención e interrumpir la conversación que fluía entre ellos.
-Buenos... Días- expresó la viuda con su abitual cara de amargada,para después escanearme de arriba a bajo, esto era algo que le gustaba hacer a menudo y era de mala educación. Al parecer por su expresión, no le gustó mucho el atuendo que usaba.
Ese día llevaba un kimono sencillo pero muy bonito que llegaba un poco más abajo de mis rodillas. Era un estilo diferente de los demás, pero muy cómodo. Claro, ella era una señora enchapada a la antigua y no podía entender la moda de estos días debido a su edad. Por otra parte los demás que estaban allí, no les gustó mi interferencia, de todas formas no lo hice para que se sintieran a gusto.
-Su alteza, hoy he venido para que me dé instrucciones acerca de lo que debo hacer aquí en el palacio.
Claro, no era exactamente la emperatriz pero de seguro que tendría que realizar algunas cosas, no lo sé, tal vez llenar casillas, firmar papeles y más trabajos tediosos y aburridos como esos que los emperadores debían hacer.
- Despreocúpese, ese tipo de cosas usted no debe de hacerlas por ahora. Los emperadores deben trabajar duro cuando son coronados y como usted todavía no lo es, los ministros y funciones se ocuparán de eso hasta que mi hijo sea el emperador.
Me alegró escuchar eso, así no tendría que preocuparme por la política ni los asuntos del gobierno. De todas formas, lo único relevante para mí, era que podía dar órdenes dentro del palacio para así hacer la vida un infierno de mis hermanos y como la emperatriz sabe que me debe un favor no me detendrá.
-¿Necesita algo más princesa? Cómo puede ver estoy algo ocupada en estos momentos- Dijo la señora mientras me miraba fijamente
- No, nada más. Iré a dar un recorrido por este bello lugar.
La emperatriz guardó silencio por un momento hasta que al fin asintió y envío a una de sus sirvientas para darme el recorrido. En verdad tenía curiosidad por conocer cada rincón de este paraíso fabricado minuciosamente, hace quién sabe cuántos años y todavía seguía guardando su belleza atemoral. Cómo el trono estaba cerca, pasé mi mano por el fino oro puro conque estaba fabricado, este era adornado con distintas piedras preciosas que al darle la luz del sol brillaban como estrellas, después tomé asiento en él. Nunca por mi mente pasó que algún día podría sentarme en este tan prestigioso asiento que era el máximo privilegio que podía tener una persona en Jerala.
Miraba cada detalle y minúscula cosa no se podía escapar de mi vista mientras avanzábamos por los enormes pasillos. Numerosos cuadros adornaban una de las paredes, al parecer, fueron los antiguos gobernantes y pensar que yo podría estar allí, que locura. Pero no podía faltar, un bello retrato del emperador anterior, sí mi padre junto a la emperatriz viuda, al parecer fue muchos años atrás porque parecían más jóvenes. Estaba mirándolo detalladamente cuando algo de repente impactó contra mi espalda y me hizo caer al suelo. Durante la caída, puse rápidamente ambas manos y así pude evitar que mi rostro tocara el frío suelo. Enseguida la sirvienta que me acompañaba se asustó y rápidamente se acercó para ayudarme
Al voltearme puede ver como una cabecita peluda de color blanca se acercaba a mí. Nunca antes había visto algo tan raro y feo. Me asusté y traté de alejarlo pero seguía viniendo hacia mí.
-¿¡DE DONDE SALIÓ ESTA COSA!?- Grité mientras otra doncella corrió hacia nuestra dirección y tomó al animal en sus manos.
-Lo... ¡Lo siento su alteza por favor perdone mi descuido!- Dijo esto para luego hacer una reverencia y rápidamente tomar al animal en sus brazos
-¿¡Qué demonios es eso!?- la sirvienta se le veía nerviosa pues sabía que podía perder la vida.
-Es... Este es un pequeño cachorro de tigre blanco, inofensivo que le pertenecía al difunto emperador...
-¿¡Y qué hace ese animal rondando por ahí?! ¿Acaso no vez cuan agresivo es?¡Intentó matarme! ¡Es un tigre!
- Imposible mi señora este animalito es completamente inofensivo-
-¿Inofensivo? ¡Mira sus dientes y su tamaño, además me atacó!
- Su alteza, es solo un bebé y por ello aún no tiene colmillos además su tamaño no sobrepasa de los 50 cm - ella mantenía su cabeza gacha sin siquiera levantar la vista
Bueno, tal vez, tal vez estaba siendo un poco exagerada después de darle un buen vistazo al tigre. Pero igual mi corazón seguía palpitando como loco, tal vez se debía a que no había tenido contacto con animales prácticamente en mis 17. Tomé aire y después me puse de pié. En ese momento, fácilmente pude enojarme con la chica por tal descuido y terminar con su vida con tan solo decir unas palabras, pero eso sería algo que nunca haría, no soy nadie para arrebatarle la vida a otra persona y menos a una chica que no tiene la culpa, ella no es mi objetivo en estos momentos.
-Puedes levantar la cabeza, no te haré nada. Pero pretende ser más cuidadosa y tener bajo control a eso.
La chica levantó la mirada para después asentir.
-Por supuesto mi señorita. Discúlpeme, estaba saliendo para dar un paseo con el pequeño, pues este desde que el antiguo emperador falleció, no ha comido casi nada, es sorprendente la manera en la que se dirigió a usted, al parecer le agrada.