Lo Desconocido del Reino

Capítulo 6

—¿Necesitas ayuda? —Su voz ronca y suave a mi lado me hizo sobresaltar. Giré hacia él y lo vi con los brazos cruzados, una mirada divertida en sus ojos.

—Creo que puedo manejarlo sola —contesté descaradamente.

—No parecía así hace unos segundos —se dirigió hacia mi hermano —El baño está al final del pasillo, creo que va a expulsar todo lo que comió la semana pasada. Seremos rápidos.

Se movió rápidamente, agarrando a Peter y abriendo la puerta del baño.

Cerró la puerta, dejándome afuera, desconcertada.

Oí las arcadas de mi hermano y luego una queja.

La puerta se abrió y Jayden salió con una expresión de disgusto en su rostro.

—Qué asco —musitó mirando su camisa.

No pude contener mi risa al darme cuenta de que Peter había vomitado encima de él, era imposible no divertirse con la situación. Pero mi risa se detuvo abruptamente cuando Jayden levantó las manos y comenzó a desabotonar su camisa.

Con cada botón que desabrochaba, podía ver más de su pecho. Desde los pectorales hasta los abdominales. No parecía posible, ese cuerpo no parecía real. Y recordé que había estado presionado contra mí mientras bailábamos.

Sus brazos y su abdomen estaban tonificados y definidos. Ahora comprendía cómo podía cargar a mi hermano sin esfuerzo.

«Bendito seas, Peter. Te debo una por esto».

—¿Te gusta lo que ves? —preguntó entretenido, mientras yo seguía absorta en su imagen.

—Nada fuera de lo normal —respondí con neutralidad.

—Parecía otra cosa —se rió entre dientes al abrir una de las puertas del pasillo y sacar una camisa similar a la que llevaba antes —¿Crees que debería ponérmela? ¿O seguirás admirando la vista?

"Permítenos seguir admirando".

—Deja de exhibirte y ponte la camisa de una vez.

—Eso pensaba hacer.

La forma en que lo dijo me hizo entornar los ojos. Jayden se rio y fue… la primera vez que lo oí hacerlo. Cuando lo veía en el Gran Salón del baile se mostraba callado y estoico, como si fuera como la mayoría de los guardias, solo había alcanzado a ver esa medio sonrisa suya. Pero nunca una risa.

Sin embargo, ahora lo había hecho y su risa sonaba real, profunda y agradable. Retumbó a través de mí, todo el camino hasta las puntas de mis pies. Tardé un poco en darme cuenta de que no lo había oído hablar tanto. Tenía un ligero acento, un deje casi musical en el tono. No logré identificarlo del todo.

—De verdad que deberías ponerte algo encima —le dije, aunque me gustaba ver ese espectáculo.

—Estoy bastante cómodo como estoy —se burló.

  —Pues yo no.

  —¿Estás segura de eso princesa?

  —¿Princesa? —repetí.

  —Eres bastante exigente. —Encogió solo un hombro—. Supongo que una princesa sería exigente.

  —Yo no soy exigente —protesté—. Solo deja de exibirte.

  —¿En serio? —Lo preguntó arqueando una ceja.

  —Decirte que te vistas no es ser exigente.

—Vaya, en eso no nos vamos a poner de acuerdo. —Hizo una pausa—. Princesa.

Mis labios querían esbozar una sonrisa irónica, pero conseguí reprimirla.

—No deberías llamarme así.

Con su nueva camisa puesta, mi hermano salió del baño luciendo mejor.

—¿Mejor ahora?

—Sí, muchas gracias.

Jayden volvió a abrir la puerta de donde había sacado su camisa y salió con una botella de agua, perfume y mentas.

—No te avergüences, ha pasado más veces de las que imaginas.

—Lo bueno es que no era una bebida fuerte, así que creo que puedes seguir disfrutando de la fiesta si te mantienes tranquilo —le dio un puñetazo amistoso en el hombro —adiós, preciosa, nos vemos luego —me guiñó un ojo y se alejó, dejándonos solos.

—A Bryan no le va a gustar esto —comentó divertido.

—¿Le contarás cómo llegamos a esta situación?

—Mantengámoslo como un secreto de hermanos.

—Así me gusta —me reí y le revolví el cabello.

No pasó mucho tiempo antes de que nos uniéramos nuevamente a la fiesta. Mi padre y mi madre me envolvieron en sus conversaciones, mientras que Peter se escondió y se sentó con Gabi.

***
 


Finalmente, la fiesta había llegado a su fin y yo solo quería llegar lo más rápido posible a casa. Estaba tan cansada. Tomé una respiración profunda, llenando mis pulmones de oxígeno, y disfruté del paisaje que se veía a través de la ventana del auto.

—¡No puedo creer que haya tenido que tratar bien a Sophie!—se quejó Gabi resentida. Sophie era la chica más popular del colegio debido a la influencia de sus padres y a su reputación... Bueno, creo que ustedes entienden a lo que me refiero. Y no lo digo por rumores, ella misma no tiene reparos en dejar claro lo fácil que es y lo poco que se valora al permitir que medio mundo la toque. Pero debido a la importancia de sus padres en estas fiestas, nos vemos obligados a comportarnos bien con ella. —No viste cómo me provocaba. Más le vale no cruzarse en mi camino otra vez, o verá lo que es capaz de suceder—amenazó Gabi en tono desafiante.

—Yo puedo ayudarte, esa chica me cae mal— comenté apoyando mi cabeza en su hombro.

—Tenerle antipatía es quererla mucho. Gabi, Bryan y yo la odiamos—, dijo Peter cruzando los brazos. —Ella piensa que solo por tener dinero tiene derecho a menospreciar a los demás. Nosotros tenemos la misma posición económica y no tratamos así a las personas.

—Tienes razón —asentí. —Algún día cosechará todo lo que ha sembrado.

—Esa tía es una perra —murmuró Gabi.

—No es una perra —aclaré rápidamente mientras mis hermanos me miraban confundidos. —Solo vino en versión abre fácil —agregué con una sonrisa, y todos nos reímos.

Cuando finalmente llegamos a casa después de nuestro pequeño viaje, eran aproximadamente las tres de la mañana. Estaba segura de que si no hubiera venido con mi familia, los vecinos me confundirían con un zombie o algo peor. Mi agotamiento era evidente.

Así que fui directo a mi habitación, me puse el pijama, me quité el maquillaje, me cepillé los dientes y me dejé caer en mi amada cama para entregarme a los brazos de Morfeo.




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