"El arte nace en cualquier medio, incluso en el menos pensado"
La cocina es parte de su vida.
Siendo el primer hijo de un prestigioso cocinero a nivel nacional, Antonio Ramos se ha visto envuelto en el mundo de la gastronomía desde que tiene cuatro años. Empezó bajo las enseñanzas de su padre, preparando platillos para él y sus hermanas; con el pasar de los años, incursionó en cursos avanzados, destacando por su contagioso carisma y audacia en la cocina.
Esto teniendo, en aquel entonces, nueve años.
Su padre siempre lo apoyó en su ascendente camino en la gastronomía, estando orgulloso de los logros que Antonio conseguía gracias a la fructífera enseñanza que le inculcó de pequeño. No obstante, llegada su adolescencia, Antonio tuvo que dejar de lado los utensilios e ingredientes para cursar el bachillerato, graduándose con uno de los puntajes más altos de su generación.
Realizó sus estudios en Colombia, donde se graduó en arquitectura; viajó por Europa y Asia, practicando la gastronomía extranjera. Logró ganar renombre en España, en donde participó en concursos importantes a nivel internacional. Allí conoció a su esposa, Martina Ochoa, estudiante de ingeniería de origen vasco, y a quien vio por primera vez en una feria gastronómica en Valencia —España—.
Actualmente, se encuentra viviendo en Ecuador en compañía de su familia. Sigue deleitando el paladar ecuatoriano con sus exóticos platillos, a la vez que brinda consejos y entretiene a la audiencia de “El despertar”. Ante la situación de la pandemia, Antonio se ha mantenido firme y risueño, sin mostrarse afectado por el confinamiento.
***
Los presentadores observan la cámara con una sonrisa de oreja a oreja, dando paso a los comerciales. Los asistentes se apresuran en organizar todo, teniendo el tiempo contado y la presión del director sobre sus hombros. Antonio se muerde el labio con ligero nerviosismo, buscando el valor que había perdido cuando Alexander, uno de los presentadores, anunció que, después de la pausa, seguía el segmento de cocina.
“Llevas haciendo esto por año y medio; esto es pan comido” piensa el chef dándose media vuelta, encarando a las cámaras que lo apuntan a él. Vaciló. “¡Pero es la primera vez que tu familia saldrá en el programa!” se recuerda, buscando con la mirada a su esposa.
Martina ve su ansiedad desde detrás de las cámaras, a lado del director. Ella le sonríe con dulzura; en sus brazos está su hijo Ronald, que mira el lugar con gran curiosidad a pesar de que el sueño empezaba a vencerlo.
—No creo correcto exponer a mi familia en televisión nacional… —musita Antonio, siendo oído por su asistente.
—El director cree que eso atraerá al público. Después de todo, eres famoso. —replica la fémina.
—¡No soy un actor o algún empresario exitoso! —chilló.
—Pero eres tú, Antonio: un chef que se ganó el corazón de casi todo el Ecuador y el mundo. —encara al manabita, de forma antipática y carente de aprecio.
Antonio ve a su asistente, antes de volver a visualizar a su familia. Observa a Martina, absorta en su labor como madre protectora, con Ronald aferrándose a ella cuando es arrullado contra el pecho de la antes mencionada. Ésta le brinda una brillante sonrisa al percatarse de su mirada, ladeando la cabeza al ver en él un rostro marchito, sin la sonrisa que lo caracteriza.
—Es muy tarde para dar un paso atrás, Antonio. —la joven asistente se aleja del mayor—. Quita esa cara de preocupado; le diré a tu esposa que se acerque cuando des la señal.
En ese momento, el director anuncia que en tres minutos entrarían al aire, por lo que todos regresan a sus lugares. Antonio, perturbado y enojado ante la actitud repelente de su asistente, adopta una postura relajada, respirando de forma lenta para calmar su ansiedad.
—¡Volvemos al aire!
Grita el director del programa, dirigiendo su atención a los presentadores, Liliana y Alexander, quienes volvieron a sonreírle a las cámaras.
—¡Hola de nuevo a este fantástico programa! —exclama la fémina enérgicamente.
—El programa número uno del Ecuador, que cada está más cerca de su aniversario, celebrando nada más y nada menos que ¡diez años de trasmisión! —agrega Alexander—. Y como parte de la celebración: estamos preparando una sorpresa que me tienen prohibido decir…
Antonio observa la interacción de la pareja, admirando lo bien que Alexander y Liliana se complementan, resultando en un dúo risueño y zarpado. Sabe que es parte del show, no obstante, está casi seguro que meterle el dedo a Alex en la boca para que guarde silencio fue idea de Lilian.
—Viendo que Lilian me la mete hasta la boca —un efecto de sonido cómico se hace presente por el comentario del hombre— vamos a dar paso al queridísimo segmento de cocina de El despertar, con el chef más querido de todos; el que enamora a cualquiera con su voz.
Editado: 10.11.2023