Me quedo perpleja unos segundos. ¿Cómo es posible? No soy capaz de pronunciar palabra. Halcón me observa fijamente.
—¿Lo ves niña? —Su expresión vuelve a tornarse seria. —La policía es la mala aquí.
Niego con la cabeza.
—No te creo. Conozco muy bien a unos de sus jefes —trago saliva. No voy a dejarme engañar por un mafioso al que quizás le caigan de cuarenta a sesenta años por su currículum. —Se lo que pretendes y créeme, que vaya a ser periodista no significa que debo adquirir sus hábitos. No pienso mentir.
Halcón me mira frunciendo el ceño y puedo notar como también está apretando la mandíbula. Río con sarcasmo.
—¿No te lo esperabas? La pobre niña tonta te ha pillado —me cruzo de brazos.
Con un movimiento rápido me agarra un brazo haciendo que vuelva a la posición original. Comienza a dolerme su agarre.
—Escucha niña estúpida, a mí no vuelves a hablarme así nunca más. —Su expresión parece de rabia. Me acerca a él bruscamente de tal forma que rozo su pecho con mi mano. —¿Entendido? —no hago ningún movimiento, solo me limito a mirarlo de la misma forma que él lo hace. No voy a permitir que crea que le tengo miedo. —Y que sepas que cuando llegue el día desearás no haber hablado de mí en tu estúpida empresa.
Me suelta con rabia al darse cuenta de que todas las mujeres del piso de abajo nos están mirando y comienzan a cuchichear.
—Seguiremos otro día —carraspea y se marcha, dejándome sola con todas esas mujeres.
Si no me ha echado de allí, es que puedo seguir "husmeando". Ruedo los ojos. Camino poco a poco y me acerco a una mesa donde hay varias chicas sentadas. Llevan un velo que les cubre el pelo, dejando ver solo su rostro. Al principio hacen como que no estoy, pero después mi presencia las incomoda. Me alejo un poco y miro hacia otro lado.
Veo dos mujeres sentadas en un sofá hablando tranquilamente. ¿Es que no están asustadas? Me acerco a ellas. Detienen inmediatamente su conversación. Me miran curiosas, pero sin reflejar asombro a pesar de que me hayan visto con su secuestrador.
—Siento no poder ayudaros ahora mismo. Pero os prometo que, en cuanto esté fuera, me encargaré de que todo el mundo sepa que os tienen aquí.
Todas las mujeres de la sala dejan sus conversaciones y se giran a mirarme. Su rostro es serio, incluso me atrevo a decir que no les caigo bien a juzgar por sus miradas y cuchicheos. Una mujer se levanta de su asiento y viene hacia mí. Me agarra de los hombros y comienza a agitarme bruscamente.
—¡Нет! (*1) —grita sin dejar de mirarme a los ojos—. Ты не можешь так покогда покогда с нами. (*2)
No soy capaz de decir nada. No la entiendo y me ha pillado por sorpresa, no me esperaba esta reacción. Una voz a mis espaldas me sobresalta.
—не повредит ему. (*3)
Inmediatamente un par de mujeres vienen hacia nosotras y la obligan a soltarme haciendo que se lleve con ella un trozo de manga de la blusa. Mierda. Me giro rápidamente y veo a Cuervo detrás de mí. Me agarra suavemente del brazo y me obliga a dar unos pasos hacia atrás, alejándome de ellas.
—Относитесь к ней хорошо, она гость. (*4) —Cuervo vuelve a hablar.
Las mujeres asienten con la cabeza y se llevan a mi agresora hacia otro lugar. Lo miro.
—¿Asombrada? —La voz de Cuervo no puede pasarme desapercibida. Asiento. Caminamos un poco más y salimos de la sala. —¿Estás mejor? —mira la marca de las manos de Buitre en mi cuello y la blusa rota.—Creo que no es lo que te esperabas.
—Todavía estoy asimilando todo, sobre todo que no me ha matado. —No hace falta que diga su nombre, se sobreentiende a quien me refiero. Ríe.
—No lo hará, créeme.
—Buitre dijo que...
—No le hagas caso, a él le encanta el "salseo" y se pasa la vida inventando películas. No es mal tío.
—¿Dónde has aprendido a hablar...
—¿Ruso?—asiento levemente. No lo habría adivinado.—Mi madre era rusa. Era hermosa y menos mal que saqué sus genes.
Sonrío. Es extraño, pero su sola presencia hace que me sienta segura. No llego a entender del todo como alguien como él está metido en todo este marrón.
—Halcón me ha dado esto para ti. —Extiende la mano y me ofrece un teléfono móvil.
—¿No es peligroso para él que yo tenga la posibilidad de contactar con el exterior?
—Si, pero tiene media ciudad compinchada, no creo que se atrevan a hacer algo —sonríe. —Úsalo solo para tranquilizar a tu jefa o lo que sea, si no, perderás tu oportunidad —pone una mano sobre mi hombro unos segundos y se marcha.
Me quedo un rato mirando el aparato. No es táctil ni nada parecido, solo es un móvil antiguo con teclas. Salgo de la gran sala cerrando la puerta detrás de mí.
Halcón aparece al final del pasillo y se detiene con una pose tensa. Se me queda mirando seriamente al otro lado. Quizás puede leerme la mente, porque con esa mirada, estoy segura de que te desvela el alma. Contengo la respiración unos segundos mientras le sostengo la mirada.
—Ven, te enseñaré todo esto. —respiro hondo. Camino hacia él tratando de parecer segura. Mis músculos comienzan a tensarse con cada paso que doy.
Me guía por toda la mansión enseñándome diferentes lugares. Baños, salones, pasillos, habitaciones, despachos etc. Todo es muy lujoso y atractivo. Al fin llegamos al jardín.
Está en medio de la mansión delimitado por cuatro paredes de un mismo edificio. Ahora entiendo porque hay tantos pasillos. Y no solo eso, sino que hay una planta subterránea, que es donde me encadenaron cual perro a mí, y tres por encima. Imagino que en la subterránea es donde meten a las mujeres y la droga hasta que organizan todo. Entonces allí las suben a la planta calle y la droga la dejarán allí abajo.