Lo mejor de mi vida

Capítulo: 1

Damián
Arreglo un poco mi corbata mientras espero a Beatriz, mi traje está perfecto, me quedo mirando mi reflejo en el espejo más de lo necesario, pero bueno, la perfección hay que valorarla y yo soy perfecto. Tengo 35 años, el dinero no es problema en mi vida porque soy asquerosamente rico, tengo todo aquello que necesito, mi vida es perfecta, mi cuerpo y mi rostro son perfectos, las mujeres mueren por tenerme a su lado y no las culpo, pero tampoco las valoro, ellas se regalan y yo las acepto, pero solo por unas horas, Bea es la única a la que llamo novia y como no nos amamos, sino que solo nos divertimos y estamos acostumbrados a estar juntos a ella no le interesa con quien paso mis noches, ni a mí tampoco lo que ella haga con su cuerpo, es de ella después de todo, puede que no todos vean bien nuestra relación abierta, pero nosotros somos felices, ¿eso es lo importante no? 

— Engreído — me dice Beatriz cuando sale del baño, sonrío y la miro

— por qué me dices eso amor? — me hago el ofendido y triste

— Damián, llevas como una hora mirándote en el espejo, te arreglas más que yo

— Bueno, debo admirar mi belleza— respondo sonriendo y ella suelta una carcajada, la veo ponerse un vestido estupendo y siento ganas de arrancárselo

— Ni lo pienses, ya llegamos tarde a la dichosa fiesta de tus padres— expresa conociendo mis intenciones, yo solo levanto las manos en señal de rendición, quién dice que no somos la pareja perfecta cuando nos entendemos y nos conocemos a la perfección, entre nosotros no hay celos ni quejas, cada uno tiene libertad

— Por qué no te gustan esas fiestas?

— No es que no me gusten amor, es que en ellas todos siempre cuando nos ven andan preguntando que cuándo nos casamos o tu madre siempre sale con la pregunta de cuándo vamos a tener hijos, que llevamos 5 años juntos y nada, fastidia con lo de los hijos y luego todos hablan cuando nos ven salir con otras personas de la fiesta— la miro comprendiendo cómo se siente y bajo la cabeza, es verdad que mi madre siempre molesta con sus preguntas

— Bea— digo casi en un susurro sin mirarla— tu quieres hijos? 

— Damián no— ella se acerca y pone sus manos en mi rostro— no dije eso para hacerte sentir mal, disculpa por tocar un tema tan sensible para ti— agrega sabiendo que el tema de los hijos me molesta, a mí sí me encantaría tener varios, pero hace cinco años tuve un accidente y desde ese día ya no soy tan perfecto, pero eso solo lo sabe mi novia, la cual es tan maravillosa que deja que mi madre diga sus tonterías, ya que esta piensa que el problema es de Beatriz y no mío 

— no respondiste mi pregunta

— No quiero hijos Damián, además, aún no he encontrado al hombre ideal para que se case conmigo, así que mientras eso no pase, hijos no quiero

— Eres perfecta Bea— comento sonriendo, ella enarca una ceja

— Como tú, mi vida

— No tanto— digo y salgo de la habitación escuchando su risa, definitivamente somos la pareja perfecta. 

— Darío qué haces? — pregunto a mi hermano cuando salgo de la propiedad

— Miraba que pronto tendremos vecinos nuevos— dice mirando la casa que queda a poca distancia de la nuestra

— Ojalá no sea como el anterior— murmuro pensando en el actor que antes vivía ahí, un idiota que no paraba de hacer fiestas, aunque quizás sea algún famoso más, ya que este es el mejor vecindario de la ciudad, no es por gusto que yo vivo aquí, en este lugar todos los que viven son personas con mucho dinero.

— Ya veremos, ¿van a la fiesta de papá?

— Sí, tu no vas? ya sabes como ellos se ponen cuando alguien falta

— Exageran, nos ven todos los días, no paran de venir a tu casa para molestar así que mejor aprovecho que hoy no vendrán y disfruto de la tranquilidad 

— Viendo a los vecinos? te van a llamar acosador

— Bueno, quizás sea una chica sexi, no me importaría acosar de ser así

— Idiota— le grito y subo a mi auto, minutos después Beatriz sube y el chofer conduce con cuidado, yo aprovecho para revisar mi teléfono, ya que en los últimos días he dejado el trabajo de lado

— Hay problemas? — pregunta Bea al verme con la vista fija en el móvil

— todo lo contrario, dentro de un mes tendremos la reunión con la joven escritora de la cual ahora no recuerdo ni el nombre, pero bueno, es una influencer que todos aman y lanzar su libro será todo un éxito, al menos eso es lo que me acaba de comentar mi directora financiera. 

—Lisa Taylor, así se hace llamar, aunque dicen que no es su nombre real. Bueno, ustedes la darán a conocer como escritora, claro, eso si ella acepta que sean ustedes quiénes publiquen su libro, hay muchos detrás de ella, deberías buscarla en las redes, aunque de todas formas siempre olvidas los nombres y los rostros

— Bea, yo siempre consigo lo que quiero y esa mujer firmará un contrato conmigo, ya verás, Lisa, Lola o Lorena, no me interesa como se llame mientras deje que mi editorial publique ese libro y no la buscaré, cuando la conozca será en persona, ya sabes que me gustan las sorpresas, y sí, siempre olvido los nombres y los rostros, pero jamás un buen cuerpo— Bea ríe negando

— piensas llevarla a la cama para que acepte un contrato? — su pregunta me ofende y me hace reír 

— No lo necesito, con solo verme las mujeres caen rendidas a mis pies— ella resopla—¿celosa? 

— Claro que no Damián, si fuera celosa contigo no estuviera, te gustan todas las mujeres y te llevas a la cama a quién quieras

— No te preocupes, eres la dueña de mi corazón — bromeo, bajo del auto y rápido le doy la mano para ayudarla a bajar, como todas las fiestas de mi madre y padre, el lugar está lleno de reporteros y hay una alfombra roja por la que agarrados de la mano Bea y yo caminamos ignorando a la gente común que no paran de hacer fotos ni preguntas.
Lo primero que hago al entrar al salón es recorrer el lugar con mi mirada, sonrío al ver tantas mujeres bellas

— Hijo, ya íbamos a ir en su busca— comenta mi madre que me abraza, luego abraza a Beatriz

— Siempre tan desesperada madre

— desesperada estoy, pero por un nieto— dice mirando a mi novia que pone los ojos en blanco

— Amor— esta me mira— iré a beber algo— Bea se aleja en dirección a un hombre moreno que no para de sonreírle hasta que ella llega a donde está

— Hijo, deberías buscarte otra novia, una que te dé al menos un hijo— sigue mi madre diciendo, y es que en mi familia todos nos creemos perfectos, si le dijera que el problema es mío de seguro infartaría aquí mismo, o si le dijera que la relación mía y de Bea solo se trata de hacernos compañía ahí sí que explotaría, pero cómo decirle que nunca me casaré y que amar me es imposible? ella continúa hablando, pero yo ya no la escucho, mi mirada está clavada en una chica guapa con un vestido corto y dejando a mi madre con la boca abierta camino hacia la chica que no para de coquetearme con los ojos, hoy pasaré una noche más fuera de casa
***
El sonido de mi móvil me despierta, maldigo y me cubro la cabeza con la almohada

— Beatriz apaga la alarma— digo lanzando un brazo en dirección a la mujer que está acostada a mi lado

— No soy Beatriz, mi nombre es Mary y no es una alarma, es una llamada— responde la chica que ahora recuerdo, la chica de la fiesta del vestido corto

— Cuelga por favor— le ordeno y eso hace, pero minutos después el teléfono comienza a sonar, yo entonces me levanto y cojo la llamada, odio que me despierten temprano y es por esa razón que dejé la editorial en manos de una buena amiga

— Quién diablos llama a esta hora? — son mis palabras al responder

— Lo siento, pero son las 10 de la mañana— responde una voz femenina del otro lado

— Y me llama para decirme la hora? sabe quién soy yo? un hombre muy ocupado para hablar con personas como usted tan temprano

— Acaso es Dios con quién hablo? — la mujer se burla de mí, yo resoplo

— Qué demonios quiere? ¿Una donación o alguna foto sexi? 

— Imbécil — vocifera la mujer— es usted Damián Brown? 

— Ja, no sabe si soy yo y aun así me molesta? 

— Mire señor mal educado — responde la mujer que por su voz diría que es mayor y está enfadada—le hablo del Hospital  Gen... 

— Diga ya que quiere mujer— digo interrumpiéndola sabiendo de qué hospital me habla

— Aquí en el hospital hay una niña de seis años a la que su madre acaba de abandonar y

— Y qué quiere que haga? ¿Que le lleve a un orfanato? ¿O de verdad llama por una donación? 

— Mira infeliz, esta niña me dio su nombre y su número de teléfono, según la pequeña, para su mala suerte, usted Damián Brown, es su padre— suelta la mujer sin anestesia, yo me quedo estupefacto y el teléfono resbala de mi mano.



#2039 en Novela romántica
#718 en Chick lit

En el texto hay: secretos, amor, niña

Editado: 07.02.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.