Lo mejor de mi vida

Capítulo: 2

Damián
Usted es su padre, esa frase se queda en mi cabeza, ¿mi hija? ¿esto es una broma? ¿tengo una hija? ¿ soy padre? Me encantaría que fuera cierto, ¿pero y si lo es? debo ir ya a ese hospital, seis años dijo la mujer que tenía, hace seis años yo podía tener hijos y estuve con miles de mujeres que ni recuerdo, ¿quién puede ser su madre?, bueno, la madre no me interesa.

— Ya te vas? — murmura la chica desde la cama cuando comienzo a ponerme mi ropa a toda velocidad

— puede que sea padre, yo, el hombre perfecto padre, claro que seré un padre perfecto también 

— De qué hablas Damián? 

— Mira— tiro unos billetes sobre la cama— eso es para que cojas un taxi Melisa, adiós

— No soy Melisa, soy

— Gracias por la noche tan buena que me diste, luego te envío flores Victoria— digo y salgo corriendo

— Que soy Mary— escucho que grita la chica, pero yo ya he salido de la habitación y estoy corriendo para salir rápido de este hotel, ni siquiera espero los ascensores, bajo las escaleras y abajo llamo a mi chofer para que venga enseguida. Pero estoy tan desesperado por llegar al hospital que subo a un taxi y le pido que conduzca lo más rápido que pueda ofreciéndole el doble del dinero. 
Al llegar al hospital corro hacia este, en la sala de espera miro a todos lados y ahí la veo, una niña pequeña, con el cabello rubio como el mío, tiene puesto un vestido rosa precioso y unos zapatos del mismo color, ella está sentada, con la cabeza gacha y moviendo sus piernas, parece impaciente o aburrida, con cada paso que doy hacia ella mi corazón se acelera un poco más, decido detenerme, tomo mi teléfono y me miro en la pantalla y acomodo mi pelo un poco, también arreglo mi ropa, quiero que me vea presentable

— Damián Brown? — miro a mi derecha, a la mujer mayor con ropa de enfermera que me mira

— Usted fue quién llamó? — ella asiente — es ella? 

— sí, es ella, espero que sea más educado con la pobre niña— responde la señora y se aleja de mí, yo entonces decido acercarme a la pequeña

— Ho... hola — digo, jamás me había sentido tan nervioso en mi vida, la niña levanta la mirada, sonrío al ver sus ojos azules como los míos, es perfecta y se parece a mí, no me cabe la menor duda, esta niña es mi hija, puedo sentirlo en mi interior

— Damián? Usted es Damián Brown— su voz delicada y baja me hipnotiza, para entonces ya las manos me sudan, nunca me había importado caerle bien a alguien, pero ahora quiero que esta niña vea lo mejor de mí

— Ese soy yo— respondo poniéndome a su altura— ¿cuál es tu nombre pequeña?

— Samantha, pero puedes decirme Samy

— Samy—una sonrisa boba se dibuja en mi rostro al mencionar su nombre—¿dónde está tu mamá?— ella suspira y luego baja la mirada

— Ella vino hace tres horas conmigo, me dijo que esperara sentada aquí, que volvía pronto, pero no volvió

— Cómo sabías de mí? 

— Siempre mamá me ha hablado de usted— responde mirándome — me enseñó su nombre y su número, me enseñaba fotos y me decía que usted era mi papá 

— Ella te dijo que me llamara? 

— No, pero estaba cansada de esperarla y solo me sé su número de teléfono — yo asiento sonriendo

— Cómo se llama tu mamá? 

— Isabella Taylor — responde, que tonto soy al preguntar, está claro que no la iba a recordar, nunca recuerdo los nombres de las mujeres que me llevo a la cama, incluso aveces ni pregunto nombre. 

— Samy, yo no sabía que tu existías, haré pruebas y cuando sepa en verdad que eres mi hija, vivirás conmigo, ok? 

— No me crees? — ella me mira con sus grandes ojos que están tristes, ahora siento que he dicho algo malo

— claro que te creo pequeña, pero las pruebas siempre son importantes, dime Samy, vienes conmigo para mi casa, vivo en un lugar muy bonito, una casa grande, te compraré todos los juguetes que quieras y también tengo una enorme piscina

— Buscará a mi mamá? — pregunta la niña preocupada, claro que no la buscaré si es mi hija, como dije antes, la madre no me interesa para nada, esta niña pronto legalmente será mi hija cuando tenga los resultados

— Claro pequeña, nos vamos? — me pongo de pie sin dejar de mirarla, ella sonríe, hasta sonríe igual que yo

— Vamos— dice tomando la mano que le había extendido, su tacto es tan agradable que no quiero soltar su mano nunca

—¿ Samy? — ambos miramos hacia la chica que ha mencionado su nombre, me quedo observándola como todo un conquistador, cabello castaño, ojos verdes, con un cuerpo bien cuidado y unas curvas en las cuales me perdería, me parece conocida, sé que la he visto en algún lado, me habré acostado con ella? la chica sonríe mirando a la niña que

— Tía — grita mi pequeña que suelta mi mano y corre hacia la desconocida, bueno, desconocida para mí, atónito miro como ambas se abrazan, tiene que ser una broma. 

— Samy, mi amor, vine a buscarte— dice la desconocida, ¿buscarla? ¿a mi hija? eso sí que no— ¿nos vamos? — irse dice, con mi hija, esta mujer está loca y lo peor es que parece no verme, me ignora como nunca ninguna mujer ha hecho

— Espera, quién demonios eres? — vocifero, la desconocida lentamente me mira como si mirara a cualquier otro hombre

— Acaso está sordo o qué? no oyó que soy su tía? — dice o eso creo porque me ha dejado sin poder pensar al escuchar su preciosa voz ser dirigida hacia mí, odio en este momento ser un descarado

— Yo soy su padre— ella suelta una carcajada

— claro que no,¿está usted loco? — me acerco a ella hasta quedar justo frente a sus ojos, su perfume envuelve todo mi ser, me sorprende que me sostenga la mirada sin miedo alguno, sin interés alguno

— Mira niñita, se ve que aún no me conoces, Samy me llamó, yo soy

— un hombre con complejo de Dios — interrumpe — no sé quién es ni me interesa tampoco, al parecer mi sobrina se equivocó 

— Es mi papá tía — la chica mira a la niña— mi mamá siempre me habló de él

— Ves? — arqueo una ceja divertido ante el desconcierto de semejante mujer que parece un ángel con cuerpo de pecado

— Mi hermana me contó la historia del tipo que la embarazó, un miserable que luego la mandó a abortar porque no quería una hija en su vida— expresa, está claro que su hermana le mintió, yo jamás haría algo así, podré abandonar cientos de mujeres, pero jamás a un hijo

— Yo nunca haría algo así 

— Lo hizo, no lo niegue ahora y no vengas diciendo que eres el padre de Samy después de tantos años

— Mira niña, no recuerdo a tu hermana, pero estoy seguro de que ella no me buscó para decirme que estaba embarazada, si lo hubiese hecho mi hija y yo nunca nos hubiésemos separado— sonrío a la pequeña que me mira sonriendo, me admira

— Entonces quizás usted no es el padre— comenta la chica que puede ser guapa, pero ya me cae mal

— está usted ciega? no ve que la niña es igual a mí? Voy a llevarla, es mi hija y llevo seis años lejos de ella, así que

— Está loco si piensa que voy a dejar que mi sobrina se vaya con un desconocido — ella se pone frente a la niña

— Exijo una prueba de ADN

— Está bien, la haremos

— Será donde yo diga— expreso cerca de su hermoso rostro, ella ni se inmuta y no deja de mirar mis ojos— y si es mi hija voy a reclamar su custodia, ya que la madre la abandonó y me la voy a llevar a mi casa

— Muy bien, le daré mi número, escoja el lugar donde se hará la prueba y recuerde, haré cualquier cosa para que esta niña no viva con un hombre como usted que la rechazó incluso antes de nacer— la chica esa me amenaza como si nada, pero está equivocada si cree que ganará. Esa niña es mía, solo mía, mi hija.



#2088 en Novela romántica
#716 en Chick lit

En el texto hay: secretos, amor, niña

Editado: 07.02.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.