El tiempo pasaba con gran rapidez, cuando estaban ya en octubre a finales, los jóvenes estudiantes se encontraban un poco fatigados del colegio. Josh seguía de novio de Susana, habían sido tres meses y medios fantásticos para él. Sin embargo, sus amigos le empezaron a demandar tiempo, por lo cual él trataba de hacer de tripas corazón para sacarlo y separarse un poco de su novia.
- Bueno al menos cumpliste –dijo, Marcos, con los brazos cruzados.
- Yo siempre cumplo lo que prometo –expresó, Josh.
- Bien vamos –indicó, Alfonso, en tanto se dirigían a una discoteca.
- Que milagro que tus padres no te pusieron trabas –musitó, René– los míos no me querían dejar venir.
- Ni que fueran niñitos –señaló, Marcos.
- Bien, solo les dije que saldría con ustedes por ahí –soltó, Josh, de lo más tranquilo.
- ¿Es en serio? –interrogó, René, con asombro– no les dijiste, tu nunca habías hecho eso.
- Varias veces.
- Así.
- Qué raro, porque siempre que salías con nosotros hasta no hace mucho le decías a donde iríamos –soltó, Alfonso.
- Sí, pero eso fue en estos meses como mucho he estado saliendo a fiestas y varios lados, si les decía me ponía peros, así que ya de últimos no les decía. Más que es más seguido que estoy llegando noche a la casa.
Los tres jóvenes se cruzaron miradas, aparentemente pensaban lo mismo, su amigo se empezaba a desmandar y Susana influía en ello. En otro caso no lo haría, pero como de ella estaba muy enamorado.
- Te digo una cosa, no está bien que hagas eso –dijo, René con expresión seria, en tanto llegaban al recinto de baile, se sentaron a una mesa– no te pienses que porque estás alto ya eres adulto, aun eres menor de edad y debes rendirles cuentas a tus padres.
- No lo digas así, yo solo…
- Recuerda que esos eran tus consejos para nosotros, y créemelo que te los agradezco porque me han servido.
Josh, se quedó reparando a su amigo, sus palabras le recordaron a su padre en el tono dichas, eran firmes. Pero ¿cómo podía el joven procesar que era para su bien? si lo único que procesaba era lo bien que se la pasaba con su novia, eso era lo único que le interesaba.
- Ya basta, venimos a pasar un rato entre amigos, no a que me critiquen.
- Lo que hacemos, es por tu bien –dijo, René.
- Ya basta –inquirió una vez más – entonces si no venimos a divertirnos, sino a que me regañen, creo que mejor me voy.
- No seas dramático –soltó, Marcos– vamos a ponernos en ambiente, es por tu bien, pero si no lo quieres ver así, es asunto tuyo, vamos a bailar.
Esas palabras resonaron en la mente del joven enamorado, pero las sacó en un instante, pronto se sumergieron en la multitud de gente.
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Celeste, se hallaba con la mente perdida, cavilaba en sus sentimientos, ¿Por qué le hacía falta la presencia de aquel joven bromista? –Tal vez costumbre– pensó la joven – porque… ¿qué más? – sin embargo, la inseguridad le corroían la mente. Después de todo un día de haber pasado con aquella intranquilidad, resolvió preguntarle a alguien que supiera, ¿y quién mejor que ese alguien fuese su mamá?
La joven se fue al corredor de la casa, donde su madre se encontraba tomando el fresco de la noche, ya que hacía un bochorno. Tomó una silla y se sentó junto a la mujer que se soplaba con un cuaderno que sostenía en la mano.
- Mamá ¿puedo preguntarte algo?
- ¿Qué quieres? Suéltalo de una buena vez –la madre de Celeste era un poco áspera con su forma de hablar.
- ¿Qué se siente cuando uno está enamorado?
- ¿Tú ya con eso?… pues ya era tiempo –la joven se sonrojó un poco, no por Azucena (la madre de Celeste), sino por pensar en que podría estar enamorado de John– bien, pues se siente muy bien el estar con esa persona, piensas mucho en ella, te hace falta, sientes que necesitas verle y hablarle, te emocionas a saber algo bueno de ese alguien.
En tanto su madre hablaba Celeste se asustaba en sus pensamientos – ¿será que me enamoré de ese parlanchín? No puedo creerlo– se decía la joven mentalmente –en definitiva, porque yo me siento esos síntomas.
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amor y desamor, sufrimiento y lucha, amor incondicional y felicidad
Editado: 02.10.2020