Josh no dejaba de visualizar a René, su corazón se estrujó cual pasa y sus lágrimas no pudieron contenerse más, salieron silenciosas mojando su rostro, estaba asustado con aquello, pues sabía que era cierto, que era eso lo que necesitaba y su ser clamaba por ello, una reconciliación, pero temía que no pudiera y volviera a causar un mal testimonio, se sentía inmerecedor con todo lo que había acontecido. Sabía que, desde hacía bastante tiempo se había comportado necio y rebelde, ignorando los múltiples llamados que el Señor hacía a su vida por diversidad de cosas y personas incluidos sus padres, esos que lo amaban y que solo esperaban su bienestar. Recordó a su papá que nunca dejó de decírselo, hasta la última vez que le vio, eran unas personas muy buenas y él tan terco cerrándose, por cosas que solo lo lastimaban a tal punto que lo dejaron así vacío y sintiéndose la peor miseria existente, con el corazón dañado y con la confianza rota, con el alma dolida de haber desechado a todas aquellas personas que amaba y le advertían de las malas situaciones, que, él no quería escuchar.
Ya que estando en esos momentos comprendió que hasta de sus amigos, esos verdaderos que le habían otorgado, se habían distanciado de él por sus malas actitudes, que, ahora que estaba en las malas comprendió que ellos siempre estarían allí de acuerdo a sus posibilidades y que él fue el único culpable de alejarlos en el pasado, por las nuevas personas que se habían entrado a su vida, esas que fingieron estar con él, pero que lo habían dejado en un deplorable estado de ánimo sintiéndose una basura.
Eso era lo que precisamente azotaba su mente, ahora que ya estaba tan deplorable es que llegaba a buscar, se sentía peor que el hijo pródigo y se sentía tan indigno de pedir perdón y redención.
- No vale la pena, Josh –habló Somarriba, observando a su amigo llorar y viendo a través de los ojos anegados en lagrimas todo lo que lo retenía– Él te ama, siempre lo ha hecho, siempre ha estado ahí con la mano extendida para sacarte de ese barro donde te sumergiste, Él solo quiere sanarte, decirte que el te perdona que no importa, que Jesús dio su vida por ti porque te ama sin importar qué, deja que él quite tu peso.
Gonzales no dejaba de reparar a su amigo sintiendo que la fatiga del llanto lo asfixiaba más, sentía como en su interior estaba peleando, pues en el fondo sabía lo que era correcto hacer. Como algo que estuviese conectado, en la lejanía se escucharon las notas del coro de la canción “EL MILAGRO” de Marcos Vidal, rompiendo más al muchacho.
“Y he despertado en el redil no sé cómo, entre algodones y cuidados del pastor…”
Sintió como en medio de todo Dios quería hablarle, que él siempre estaría ahí para él, pera restaurarlo y amarlo con su amor incondicional, el amor perfecto que nadie en el mundo puede otorgarlo.
“Que se alegra tanto de que haya vuelto a casa,
Que no piense, que descanse, que no pasa nada
Y dormido en su regazo lo he sabido
Tengo vida y tengo dueño y soy querido…”
El llanto del joven salió mas ahogado que nunca gimoteando sin importar el lugar público donde estaba, la chica que dejaba las hamburguesas lo miraba sin disimulo, asustada por verle en aquel estado, pero, Josh no pensaba nada, solo lloraba dejándose que su alma se lavara. La joven se alejó sin poder dejar de mirarle, le parecía un poco raro ver llorando a un chico como un niñito. Por otro lado, René se levantó sentándose junto a él, pasándole un brazo por los hombros, en tanto le susurraba a su amigo que todo estaba bien y que dejara todas sus cargas en el que todo lo puede.
Después de unos largos minutos, donde, Josh no había parado de llorar, ambos empezaron a orar, siempre sin importarle nada las miradas de las personas que los observaban despectivos y otros intrigados, pero para ambos eso era lo de menos.
- Señor perdóname, perdóname, sé que he sido necio y siego dejándome arrastrar por las cosas que este mundo me ofrece, dejándome envolver y buscando aquello que me hace daño, ahora que me siento lastimado vengo a ofrecerte mi vida y mi corazón, que lo aceptes y lo renueves, hazme tu sirvo usándome como instrumento, ayúdame Señor a buscarte, a necesitarte como el aire y el agua. Padre celestial ten misericordia de mí, y haz que mi espíritu se regocije en tu amor, perdóname, sé que no he sido el mejor, pero me arrepiento de todo lo malo que hice. Acéptame Dios omnipotente, cámbiame y hazme ser ejemplo a otros para demostrar las maravillas que eres capaz de hacer, del amor tan grande que tu tienes para con la humanidad, entregando a tu hijo para salvación, gracias Padre, gracias…
La oración de clamor de Josh era suplicante, viniéndole de lo más profundo de su ser, de forma desesperada y anhelante, arrepentido. Por otro lado, Somarriba a su lado, también clamaba por su amigo y se sentía feliz del paso que estaba dando, su felicidad era tanta que hasta sus lágrimas también aparecieron, pero a diferencia de Josh que eran de arrepentimiento, René, era de regocijo al ver que su amigo volvía a los caminos del Dios altísimo.
- Padre, ante ti está tu siervo, muéstrale tu amor perfecto, dale fuerzas de seguirte y no apartarse de ti, sostenlo con tus manos poderosas guiándolo por el buen camino, dale las energías para soportar todo lo que se le sobrevenga y que sea un estandarte de luz para servirte. Que sea tu Espíritu Santo llenándolo y haciéndolo un varón de guerra para tu servicio, tú Padre que eres el único Dios verdadero, gracias Padre, por volver a mi amigo, gracias, gracias ayúdale y ayúdame a buscar siempre de ti y perseverar en tu palabra. Gracias señor.
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Editado: 02.10.2020