Lo que el amor unió

Capítulo 4: Un corazón roto

―¡Austin! ―grité a todo pulmón― ¡Por favor, no te vayas!.

Algo no iba bien, desde que me desperté aquella mañana había algo que me oprimía el pecho. Aquella sensación era tan horrible, que llegué a pensar que algo muy malo estaba rodeando a nuestra familia, porque a pesar de todas las mierdas que habíamos pasado en las últimas semanas eso éramos una familia, algo extraña pero era nuestra pequeña familia.

Austin seguía sin hacerme caso y mientras más me acercaba a él, más huía de mi.

«¿Por qué te alejas, amor? No quiero que te vayas de mi vida, te amo con todo mi ser.» Aunque anhelaba decirle aquello, no podía, había algo en mi que me lo impedía.

―¿Para qué quieres que me quede? ―cuestionó en el momento que se detuvo en medio del living. Aquello me hizo recordar cuando me enteré de la verdad, cuando le pedí que se alejara de mi vida y la de nuestros hijos, ahora la situación era diferente y aún así presentía que aquel iba  a ser nuestro final. ― ¿Para ver como me olvidas en los brazos de otro? No, gracias Lo peor de todo esto es que estas con la persona que nos jodio a ambos…

No podía dejar que él continuará por aquel camino pantanoso, no cuando aquello solo eran sus suposiciones, unas absurdas sospechas, las cuales no nos dirigían a ningún lado.

―¡Joder, te amo! ―Exclamé.― Eres el idiota que se ganó mi corazón, y me da igual que te acercaras a mi por aquello, ya me da igual. ¡Yo solo quiero pasar el resto de mi vida a tu lado, junto a nuestros hermosos hijos!

―Lo siento, no te amo.

Aquellas cinco palabras rompieron en miles de pedacitos mi corazón. 

―Siempre estaré para mis hijos, pero no te quiero volver a ver nunca más. Fui un idiota al creer que lo nustro iba a funcionar, después de todo… ―no lo dejé continuar. Si proseguía sabía que me iba a romper en cualquier momento.

―¡Callate! Sé que no es verdad, sino no habrías soportado tantas semanas la situación que estábamos viviendo. 

―Quizás fue eso, tú reaccionastes como una cría. ―Sus palabras eran crudas y su voz era demasiado ruda― En lugar de afrontar la situación como una mujer madura, lo hicistes todo más complicado. Sabes, yo también tengo sentimientos y me dolió que me alejaras de tu vida, como si yo no importara. 

Aquellas fueron sus últimas palabras antes de alejarse de mi vida para siempre. Lo peor vino cuando en la entrada se encontró con Pixie, la pelirosa, se abalanzó a los  brazos de mi ahora ex-prometido y lo beso en frente de mis narices.

Ahora sabía el motivo por el cual me había dejado y aquello me dolía demasiado. 

 

Las horas fueron pasando con tanta rapidez que la noche callo en un abrir y cerrar de ojos, preparé la cena para mi hijo y para mi, Liam preguntaba por Austin y yo no sabía cómo decirle que se había ido de casa, así que fui a lo más sencillo; mentirle.

―Ha tenido que viajar, la tía April ha tenido un pequeño problema ―hice todo lo posible para que aquello sonara bien y que no se notara que le estaba mintiendo. Odiaba aquello, pero necesitaba que lo habláramos los tres.

Cuando acabamos de cenar dejé todo en el lavaplatos, y llevé a Liam a su cuarto. Le conté un cuento para que se quedara dormido y lo logré, llegué al punto donde me estaba cabeceando del sueño que sentía.

Aquella llamada bastó para hundirme más en la miseria. Juro que todo aquello parecía sacado de una absurda película, donde si todo ha de salir mal lo hará. 

―Buenas noches, le llamo del Hospital Central, ¿usted es familiar de Austin Matthew Brown? 

―Sí, ¿se encuentra bien? ―sabía que aquella pregunta era estúpida, ningún hospital llama a medianoche si todo va bien.

«¿Aún soy parte de su familia?»

―Lamento informarle que el paciente Brown ha tenido un accidente automovilístico y se encuentra en cuidados intensivos.

―Voy enseguida ―las lágrimas caían como cascadas, no quería perderlo, no ahora que sabía que lo quería en mi presente y sabía que él era mi futuro.

Colgué, para luego llamar a Logan y a Emma. Necesitaba que alguien me llevara al hospital y que otra persona se quedará con  Liam.

Durante el trayecto aproveché y llamé a la familia de Austin, ellos debían de estar al tanto de lo que había pasado. Entre apoyada al pecho de Logan, en recepción pregunté por él, la enfermera nos dijo que aguardáramos en la sala de espera hasta que el doctor viniera hablar con nosotros.

El doctor nos explicó toda la situación, juro que en aquel momento ya no podía aguantar más sentía que el alma se me iba del pecho.

―Las próximas horas son primordiales.

―¿Puedo pasar a verlo?

―Sí, pero has de tomar las medidas necesarias.

Asentí y él me llevó al “vestuario” donde me explicó que debía ponerme una bata azul, la cual cubría toda mi ropa, una mascarilla, una especie de gorro transparente y unas bolsas en los zapatos.

Luego de aquello me guió a la habitación donde estaba Austin, desde el pasillo lo podía observar, ya que había un cristal. Verlo conectado a muchas máquinas era demasiado triste.



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En el texto hay: boda, secretos, amor

Editado: 02.12.2021

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