Lo Que Esconde La Perfección

Capítulo 1


HOLA, ME PRESENTO SOY
 



 

Estoy en mi habitación encima de mi cama escribiendo una de mis tantas carta en mi cuaderno especial. Si lo sé, ya se que dirán... 
 


 


Estamos en el siglo XXI, ¿Quién escribe a mano ese tipo de cosas? Para algo están las portátiles, los block de notas en el cell… 
 


 


Pues yo escribo mis cartas/pensamientos así, tengo que admitir que me gustan las cosas a la antigua, hay cosas que aún no pasan de moda. Además es la forma en la cual puedo expresarme muchísimo mejor, es la forma en la cual me libero de todas estás cosas que siento por dentro. 
 


 


En fin, estoy terminando las últimas palabras de mi carta/pensamientos. Cuando alguien abre abruptamente la puerta de mi habitación. 
 


 


Isabelle Thompson, mi Madre. 
 


 


Ella no tiene claro el concepto de lo que es la privacidad, no la culpo después del último incidente que tuve hace años cuando yo no… Bueno, no es momento de traer el pasado. 
 


 


Veo a la mujer que está parada en el umbral de mi habitación, notó algo de molestia en su rostro así que obligó a salir a la niña perfecta para que así no soltar ningún comentario sarcástico que la haga enojar más de lo que está. 
 


 


Les describiré un poco como es mi madre, ella es una mujer muy sofisticada, educada, elegante y todas esas cosas. Tiene alrededor de los 40 años, pero para la edad que tiene se ve joven ya que cuida muy meticulosamente su piel, es alta, tiene cabello negro azabache, muy bien cuidado también, los ojos de color gris y facciones muy hermosas. Ella es toda una mujer fenomenalmente elegante como ya dije. 
 


 


Por esa razón siempre he tenido que ser la hija perfecta para ella, siempre he tenido que tratar de ser como una mini versión de ella, siento que si no lo soy la decepcionaría. Para ser sinceros ella no sabe todo de mi, hay partes de mi que desconoce y no porque no haya confianza solamente no tengo el valor suficiente para decirle a mi madre que soy diferente a lo que ella creé y a lo que le he demostrado que soy, ella claramente sabe que he pasado momentos duros, ha sido testigo de algunos de esos momentos pero no de todos en realidad y creo que así está bien. 
 


 


Volviendo a la realidad, de inmediato cierro mi cuaderno/diario, algo que deben saber, es que no me gusta que toquen mis cosas y mucho menos mi cuaderno, allí están todas mis cartas. Yo odio con mi vida que toquen mis cosas personales, si quieres verme enojada métete con mis cosas y conocerás a otra persona distinta a la que intento ser. 
 


 


Ella me ve con esa mirada, que no es enfado del todo pero hay algo que la está  irritando pero no tengo ni la mínima idea que es aquello que le molesta. 
 


 


—¡Alaia Diane Thompson!— Dice ella con un detenimiento que a cualquiera asustaría. Y si, Alaia Thompson esa misma soy yo. Bonita presentación ¿No creen? 
 


 


—Supongo que olvidas que día es hoy— habla haciendo énfasis en cada palabra ya que observa que aún ando en pijamas y por supuesto todavía estoy dentro de mi cama, ella está esperando por mi respuesta pero sin embargo aún estando molesta no pierde esa elegancia que tanto la caracteriza. 
 


 


—Hoy es sábado ¿No?— es lo único que logró decir muy inocentemente. La verdad es que últimamente he perdido la noción del tiempo, no es que sea tan despistada. Bueno, si lo soy un poco, pero no tanto así, en realidad no he tenido la mejor semana para ser sincera. 
 


 


—No hijita de mi vida, es Domingo, ¿y sabes lo que hacemos los domingos? ¿O es que debo recordártelo cariño?—Dice con un tono algo sarcástico. Yo se exactamente qué hacemos cada Domingo, es día de iglesia. Si, asisto a la iglesia, no es que sea una fanática religiosa empecé a creer en Dios desde el día en que… No importa. 
 


 


—Perdón, Perdón mamá, lo olvide por completo—era la verdad, no haría enojar a mamá por gusto, ella en realidad si asusta. Aunque me cueste con el alma pronunciar esas palabras lo hago, es necesario en estás circunstancias. 
 


 


—Nada de escusas, últimamente has estado muy distraída, no se que pasa contigo, esa no eres tu— 
 


 


Ay mamá si tú supieras en realidad lo que soy.
 


 

—De verdad lo siento, ahora mismo iré a vestirme, no volverá a suceder—Tenía que mantenerme lo más calmada y natural posible ante ella, no quiero que sospeche nada, aún no estoy lista para hablar con ella al respecto, a veces ni yo misma entiendo lo que me está pasando internamente ¿Cómo sería capaz de explicárselo? Aún no tengo mis pensamientos he ideas claras al respecto. 
 


 


—Eso espero, no quiero pensar que tienes algún noviecito que te está distrayendo de tus prioridades, sabes exactamente cuáles son. Además, no estás en edad para eso— 
 


 


Mi madre siempre cree que todas mis actitudes y despistes tiene que ver con un chico, cuando obviamente no es así. La verdad es que no me gusta nadie, la gran mayoría de los chicos con los que he tenido la oportunidad de entablar una conversación ha sido de lo más aburrido, muchas chicas de aquí se derretirían si un chico le dieran un mínimo de su atención dado a qué en la comunidad cristiana en la que estamos no está bien visto que chicos y chicas estén tanto tiempos juntos. Pero la verdad es que son irrelevantes los dichosos chicos de este pueblo, son cero interesantes, todos son iguales para mí. 
 


 


—Por supuesto que no mamá, ¿cómo crees? He estado muy ocupada en otras cosas. En realidad he perdido la noción del tiempo, ya sabes: el último año de escuela, la iglesia, las actividades extracurriculares, los cursos de las materias avanzadas…— Si, mamá me tiene en cada una de esas actividades para mantenerme distraída y también es para poder entrar en una buena universidad. 
 




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