Adrick
New York - 5:56 p.m
Más de doce horas de viaje desde Dubai a New York habían pasado.
Me había hospedado en uno de los mejores hoteles que había en el país, que era de un buen amigo mío de la universidad.
Ya había dejado todo preparado en Dubai antes de venir aquí, pues dejé a cargo a Lux en la empresa y que pudiera cuidar a mis padres mientras que no estaba ahí.
Recibí la llamada de mi madre, para saber si había llegado con bien y si aún quería hablar con Harry Wood, el padre de mi sobrina.
Lo cual respondí que sí, ya que ya estaba muy bien preparada para responder todo tipo de preguntas, pues en los negocios no hay piedad ni misericordia cuando de dinero se trata, es por eso que vengo bien entrenada para lo que venga.
El auto se para delante de un edificio, no muy bien cuidado, pues desde ya me había hecho la idea, pues la dirección que me dio John en el expediente, los detalles, lo decía todo.
Mi equipo de seguridad, baja primero a ver si daban el listo bueno para bajar de la camioneta blindada.
— Jefa puede bajar.
Y así fue, abro la puerta trasera del auto y salgo rápidamente de ella, observando cada rincón de aquel edificio que tenía frente a mí.
Era de cinco pisos de color gris ya muy gastado, se podía notar que el lugar no había estado teniendo un buen mantenimiento.
— Señorita, ¿está segura que quiere entrar?.- me pregunto uno de mis guardaespaldas.
Si hubiera sido por mí, ni siquiera hubiera pisado este lugar, pero había un gran motivo de por qué estoy aquí y no me iría sin conocerla.
— Lo estoy.- afirmé.
Camino hacia la entrada del edificio y puedo notar que no había ascensor, ¿cómo podía subir hasta el cuarto piso con una bebé en brazos?
Definitivamente, este no era un buen sitio para una bebé y menos si era parte de los Donovan y peor aún, si sabía que aquella niña heredó mi condición.
Subo como puedo hasta el cuarto piso, sintiendo la preocupación de mi seguridad, pues ya me estaba afectando tanto movimiento en mis piernas, esto era lo que más odiaba de esta condición tan extraña, la debilidad en diferentes partes de mi cuerpo.
El cansancio apareció en el camino y el dolor le hizo compañía, pero no iba a permitir que esto fuera más fuerte que yo.
— Señorita, por favor, siéntese.
— No, puedo hacerlo.
— Pero, Señorita…
— ¡Dije que puedo!
Subo los últimos escalones, llegando al fin a la puerta del tal Harry Wood.
Inhaló y exalho para calmar los latidos de mi corazón, apoyando mis manos en mis piernas y hacerme de cuenta que a partir de ahora mi vida y la mi familia había cambiado.
Toco la puerta y no se demora tanto en abrirse, asomándose a allí a un joven alto y apuesto de ojos avellanas y cabello castaño muy oscuro, era muy alto para mí gustó y ahí supe que era el tal Harry Wood que buscaba desde un inicio.
Me miró asombrado y muy detállente al oír que nombraba su nombre.
Parecía muy reacio a permitirme hablar con él y gracias a una mujer que resultó ser su madre me permitió el paso a su casa.
Una muy pequeña y acogedora pintada de un verde para nada agradable a mis ojos.
Me llevo la mirada de muchas personas quienes estaban presentes en dicha casa, en especial de un señor y una pareja con una bebé que supe bien que era Asia.
— Así que usted, es hermana de Alisha.- dijo Harry sentado frente a mí con su madre al lado.
— Lastimosamente…
Note un destello de gracia en su rostro al oír mi respuesta.
— Amelia, ya nos vamos.- dijo una mujer casi de la edad de la madre de Wood.
— ¿En serio?, pues gracias por venir.
Cada persona que estaba dentro de la casa se iban poco a poco, hasta quedar aquella pareja y el hombre mayor.
Supongo que las personas entendieron que esta vez sí tenían que irse, pues claramente supieron que era familiar de Alisha.
Miraba a Asia desde una distancia prudente y no podía creer que a unos pasos de mí tenía a una niña muy parecida a mí, quien me regaló una sonrisa coqueta e inocente, ajena a lo que pasaba a su alrededor.
— ¿Cómo supo de Asia?.- pregunto Harry, ahora serio y dispuesto a hablar.
— Mi familia no tenía idea de donde podría estar Alisha, así que la buscamos y nos dimos con la sorpresa de que había tenido a Asia.
Inicie en resumir lo que había pasado rato atrás, viendo que todos ellos oían detalladamente lo que yo decía.
— ¡Alisha es una…!
— ¿Una perra?, sí.
Ayude en terminar la frase que aquella chica dijo con Asia aún en sus brazos.
No podía quitar mi mirada de esa niña, había algo que me atraía a ella.
— Eres su hermana mayor.- dijo Harry.