Lo que la Oscuridad Oculta

Capítulo #4

Una hora después sigo igual de impactada, terminé 
desmayándome poniéndole punto final a la charla, los señores Boyce luego de ver que estaba bien se marcharon y la señora Heart tuvo que irse pero su hija se quedó ya que sabe de primeros auxilios y un poco de medicina por si necesitaba ayuda.
-¿Te sientes mejor?- pregunta la abuela a lo que asiento. 
-No entiendo a que se debió el desmayo- habla Ginger.
-Suele pasar cuando recibe emociones demasiado fuertes o cuando se estresa mucho- contesta Leah.
-Yo creo que es de esas cosas que se quitan al tiempo, como a los nueve meses- bromea Tiffany. 
-Pero si es virgen- contesta la filipina.
-O al menos eso dice- continúa la americana. 
-Es tarde, será mejor ir a dormir- las corta la abuela -Ginger, preparé una habitación para tí-
-No era necesario...
-Claro que lo era, es por aquí- le indica el pasillo.
-¿Qué hora es?- pregunto.
-Las 11:30 pm- contestan.
-¿Me ayudan con algo?- se dedican una mirada confundida, y agradezco que entiendan de inmediato y esa mirada cambie a ser una cómplice.
-Tengo que salir y necesito que me cubran- asienten.
-Podemos hacerlo fácilmente- me guiña un ojo la de cabello castaño.
-Bien, no hay tiempo así que mañana les cuento- digo levantándome y dirigiéndome al armario para elegir mi ropa.
-Más te vale- contestan al unísono. 
Opto por una falda de cuero negra, unas medias bucaneras del mismo color que me llegan hasta la mitad de los muslos, un top con mangas de malla y una chaqueta que me llega a la cintura y es del mismo material que la falda, Tiffany me ayuda con las botas y Leah con el maquillaje, recojo mi cabello en una coleta.
-Estoy lista- susurro.
-Creo que vas a matar a alguien- habla la de ojos rasgados. 
-No hay tiempo tengo que irme- digo.
Vigilan en el pasillo y me indican que no hay nadie, bajamos las escaleras y tampoco hay movimientos. Pero justo cuando creíamos que todo iba se maravilla escuchamos el sonido de la tele encendida, intento devolverme al notar la silueta de la abuela en el gran sofá pero termino tropezando.
-¿Sabrina eres tú?- pregunta.
Nos mantenemos en silencio e inmóviles, tal vez crea que era otro hámster. 
-¿Quién está ahí?- se levanta por lo que empujo a Tiffany para que me cubra.
-Soy yo Vanessa, tenía algo de hambre y bajé-
<<genial ahora la llevará a la cocina prepararle algo y podré salir>>
-Oh! Puedes acompañarme, tengo tostadas- contesta y me dan ganas de morir.
Siento que me tocan en el hombro y me sobresalto por el susto, había olvidado que Leah estaba conmigo. 
Me indica con el dedo la cocina y comprendo de inmediato así que la sigo.
-Sal por la puerta de atrás- susurra y asiento.
Afuera respiro profundo y me dirijo a mi destino, el bosque está muy oscuro y debo encender la linterna de mi celular para poder ver por donde camino. Por suerte me grabo fácil los lugares y recuerdo por donde se encuentra la cueva.
Un chillido de dolor me detiene alumbrando a la dirección se donde provenía encontrándome el peor escenario de mi vida, Adam con un cuchillo goteando sangre agachado frente al cuerpo de una chica que yace en el suelo inmóvil con el estómago abierto. Vuelvo a detallar al chico y noto que tiene la boca llena de sangre que le chorrea por el cuello y mancha su camisa blanca. 
Intento correr pero sus brazos me detienen tapándome la boca para que no grite y llenándome la cara de sangre.
Me arrastra a la cueva y me deja tirada en el piso.
-No me maten Darksiders- lloro tapándome la cara en el suelo.
-No te vamos a matar Sabrina- grita Adam tratando de que lo escuche pero me niego a hacerlo. 
-Me van a matar- sigo llorando e intentan tocarme pero le lanzó una patada en los testículos al que se acerca. 
-No me toquen- grito a los que se acercan.
-Sabrina- me quedo inmóvil al reconocer esa voz -Sabrina mírame-
-Es una pesadilla- me cubro la cabeza escondiéndome en mis rodillas -no es real- lloro y grito.
-Mírame pequeña- me levantan el rostro encontrando unos ojos azules que me miran llenos de lágrimas pero a pesar de no ser los ojos y el cabello que recuerdo reconozco el rostro de mi madre y lloro con más fuerzas.
-¿No eres una pesadilla?- pregunto y niega. 
-¿No vas a abrazar a mamá?- pregunta y me lanzo a sus brazos.
-Yo también quiero un abrazo- hablan a mi espalda haciéndome voltear y el que mamá lo tome de la mano y lo atraiga me confirma lo que ya sabía, es papá. 
-Los extrañé- sigo llorando, pero ya no es por miedo, sino por alegría.
-También te extrañamos- contestan.
Unos cuantos minutos después digo abrazada a papá ya más calmada pero sin querer despegarme de ellos.
-Debemos hablar con ella- comenta Adam.
-No tengo nada que hablar contigo- le digo.
-Es necesario- contesta.
-Dije que no.
-Pareces una niña.
-Y tú un idiota.
-¿Qué dijiste?- se molesta.
-Qué pareces un idiota, es más, no lo pareces, lo eres- abrazo con más fuerza a mi papá. 
-Me las vas a pagar- me amenaza.
-¿Qué? ¿Me vas a matar?- extiendo mi mano manteniendo la palma abierta -Mira, estoy temblando de miedo.
-Eres...
-Ya basta- lo interrumpe mamá y le saco la lengua al que me mira echando humo por las orejas por el enojo.
-,¿Ya la ve?- me apunta -solo es una niña malcriada.
-Al menos yo no tomo sangre y como intestinos- me defiendo recordándole la situación en la que lo descubrí. 
-Ya cállense los dos- nos regaña mamá -y vayan a la cámara privada de la cueva- nos señala la dirección -Alan y Natasha también. 
Estando en lo que llaman la cámara privada continúo lidiando con la mala mirada de Adam y serciorándome de que nadie esté atento le saco el dedo del medio.
-Niña malcriada- lo escucho refutar. 
-Idiota- susurro solo para los dos.
-Ya estoy lista- abren la puerta y da paso a un rostro que ya conozco, Natasha -Sabrina- dice emocionada corriendo a mi lado.
-¿Cómo estás?- le dedico una sonrisa. 
-Mejor de lo que se puede estar después de morir, ¿llegaste bien anoche?- decido tomar lo primero como broma.
-Si- respondo a su pregunta -El idiota resultó servir para algo. 
-¿Qué?- pregunta confundida. 
-Nada, la niña está falta de una zurra- contesta por mí Adam.
-¿De qué me perdí?- pregunto la chica a mi lado.
-Es que...- me veo interrumpida por la puerta que se abre nuevamente dando paso a Alan.
-¿Me extrañaron?- pregunta.
-No es momento para bromas Alan- lo regaña mamá -ya que estamos todos comencemos- junta sus dedos frente a su cara -Sabrina, como ya sabes somos Darksiders, morimos el 31 de octubre, pero tu naciste ese día- asiento -esto no fue casualidad-
-¿No?- pregunto. 
-Acaba de decir que no- habla Adam.
-Y yo no recuerdo haber hablado contigo- me defiendo.
-Hablo porque se me da la gana- contesta.
-Debieron cortarte la lengua el día de tu muerte.
-Y a tí debería cortártela yo ahora mismo.
-Ya se callan- golpea la mesa mi madre y vuelvo a enfocarme en ella sintiendo la mirada asesina de Adam sobre mí -cómo te decía,  naciste este día por una sola cosa, y es que tu deber es dirigir a los Darksiders, por años hemos vivido sin un líder y tú, si lo aceptas, claro estás, una vez cumplas los 18 beberás la sangre sagrada y serás marcada para convertirte en un ser inmortal.
-¿Inmortal?- pregunto.
-Por si no lo sabes se refiere a que no puedes morir- dice el idiota a mi lado.
-Ya lo sabía idiota- contesto.
-Perdón, creí que no tenias cerebro.
-Ya paren- me hace sobresaltar Natasha -esto es muy en serio, si Sabrina no acepta moriremos todos- grita.
-Ya estamos muertos- habla Alan.
-Moriremos de nuevo- contesta igual de exaltada que antes.
-¿A qué te refieres con que morirán de nuevo?- me dirijo a mamá.
-A qué...- intenta decir Adam.
-Cállate maldito idiota o seré yo quien te mate de nuevo- me exaspera.
-Ok ok- levanta las manos en señal se paz.
-Algunos oficiales ya saben de nosotros- habla mamá -a causa de que uno de los novatos se dejó ver hace unos meses, el único lugar que nos resguarda y protege por ahora es esta cueva. 
-¿Y qué pasaría si los encuentran?- pregunto confundida. 
-Nos convertirán en ratas de laboratorio o nos matarán- habla Adam y esta vez no escucho el tono de burla en su voz.
-¿Cómo pueden matar a unas criaturas que ya están muertas?
-Con un disparo o una puñalada al corazón perderíamos la habilidad de movernos, respirar, hablar, pensar...- explica Natasha. 
-Y todo lo que hace un ser humano vivo- concluye Alan.
-Ya entiendo- afirmo.
-Y te necesitamos a tí- mi madre toma mi mano rogándome con la mirada.
-No se cómo ayudarlos mamá- respondo.
-Se que tú puedes amor, desde que naciste supimos que este seria tu destino y te criamos para que lo asumieras. 
-Pero mamá, no se nada de este mundo- se me escapan unas lágrimas. 
-Sabemos que puedes Sabrina- se levanta y me toma de los hombros Natasha.
-Eres nuestra líder, y lo que la líder dice, se hace- habla Alan -¿cierto Adam?
-Lastimosamente sí- responde. 
-¿No puedo negarme verdad?- pregunto. 
-No mi vida- mamá coloca un mechón de cabello detrás de mi oreja. -no es posible, bebes asumirlo. 
-¿Me ayudarás?
-Claro hermosa, todos te ayudaremos- me abraza y correspondo. 
-Es momento- habla Adam.
-¿Momento de qué?- cuestiono.
-El ritual- contesta Natasha. 
-¿Ritual? 
-Para que la inmortalidad sea parte de tu cuerpo- contesta.
Me sacan fuera y con todos los que están en la cueva nos dirigimos al centro del bosque donde ya hay varios preparando antorchas formando un círculo y en el centro hay otro dibujado en el suelo con sangre. Me desvisten dejándome en ropa interior y colocando una túnica que llega a mis rodillas dejando descubiertos los brazos. Puntan de azul líneas que bajan desde mis hombros hasta los dedos y me ponen una corona hecha con enredaderas.
-Esperen, ¿no era cuándo cumpliera dieciocho?- hablo y todos voltean a verme.
-La noche de tu cumpleaños no va a llover sangre- responde Adam -bueno si lloverá pero no del cielo, sino de las víctimas del darkblood.
-¿Darkblood?
-La casería de los Darksiders- dice y me da la espalda dejándome con los que me pintan la cara con la misma pintura azul que en los brazos. 
Continúan preparando todo mientras me dejan en el círculo de sangre y encienden las antorchas, todos se ubican alrededor del círculo más grande. 
-Nos encontramos aquí para coronar a nuestra reina- habla mi madre y suenan unos tambores -que comience el ritual y la lluvia roja caiga.
Comienzan a hacer una danza al ritmo de los tambores y las nubes se tornan rojas, continúan en lo suyo en lo que comenza llover, pero no una lluvia común y corriente <<sangre>>  está lloviendo sangre.
Una niña se acerca a mí con un cuenco artesanal y supongo que la mataron siendo muy pequeña. Me entrega el recipiente que se ha llenado por la lluvia roja y me indica que debo beberlo, los tambores se detienen junto con todos que se quedan expectantes esperando a que lo beba, miro a mi madre y esta hace un leve asentimiento, lo cual es lo único que necesito para inclinarme lo que tengo en las manos y beberlo todo.
-Viva nuestra reina- vocifera uno de los presentes y los demás lo siguen uniendo sus voces en un coro.
Las nubes que cubrían la luna se abren mostrándola tan roja como la sangre que nos cubre a todos, y no ilumina el bosque, me ilumina a mí dejando en resto del bosque en tinieblas, comienzo a sentir los párpados pesados y termino perdiendo el conocimiento regresando a varios años atrás.
-Mamá, Mamá- corro en el pasto del jardín.
-¿Qué sucede?- me levanta en brazos sonriendo.
-Adam dice que soy una tonta- la abrazo.
-Las niñas son unas tontas- habla el niño que venía detrás de mí. 
-Las niñas no son tontas Adam- le explica mamá -Ya no peleen.
-Mamá... ¿soy una niña tonta?- le pregunto una vez que estamos solas.
-No princesa- acaricia mi cabello -algún día le demostrarás a todos que no lo eres, ese día serás a reina.




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