Aquella mañana me encontraba en la biblioteca devolviendo a su lugar los últimos libros que había empleado para finalizar la tarea que mi tío me había encomendado. Coloqué el último de ellos en su sitio y contemplé con orgullo el cuaderno que con precisión y paciencia había ido llenando con aquella información que mi tío me había pedido. Estaba muy orgullosa de mi trabajo y esperaba que mi tío también lo estuviera.
Llamé un par de veces a la puerta del despacho principal hasta que la voz de mi tío me indicó que pasara.
-Buenas tardes querida- Saludó al verme entrar.
-Buenas tarde tío, no deseo estorbar, solo venía a traerte esto- dije entregándole el cuaderno.
-Muchas gracias Camille- Dijo ojeando con satisfacción el contenido del mismo.- No sabes lo que supone esto. ¡Por cierto! No es necesario que llames antes de entrar, tú nunca molestas.- Sonreí como una tonta ante aquel alago.
-Gracias… y ha sido todo un placer. Sabes bien que me apasionan las plantas, y sobre todo aquellas que nos pueden salvar la vida.
-Supuse que no te limitarías únicamente a copiar la información con tu preciosa letra. Has hecho un trabajo excelente.
Salí del despacho y me dirigí a mi habitación, con tanto trabajo había olvidado por completo contestar la carta de Aroha. La pobre debía llevar semanas esperando una respuesta.
Querida hermana,
Supongo que debes odiarme por haberme olvidado de escribirte, pero eso no quiere decir que me haya olvidado de ti.
¿Cómo fue tu presentación? ¿Los eventos están siendo de tu agrado? Recuerda que los vestidos que deje en casa están todos a tu disposición.
Yo llevo unos días realizando un trabajo para el tío, realmente las plantas son una creación maravillosa.
Con respecto al “agradable” doctor, he de confesarte que no tenía un ápice de agradable ¿Puedes creerte que me despreció por ser inteligente? Siento decirte que esto me vuelve a situar en el punto de partida. El tiempo corre y parece que mis pretendientes lo hacen junto a él.
Te quiere
Camille
Mandé que enviaran la carta lo antes posible y me dispuse a bajar a cenar. Aquella noche se presentaba una cena la mar de tranquila. El señor Gil se había marchado hacía un par de días y también lo habían hecho el resto de invitados. Por ello, esa noche éramos cuatro a la mesa.
-De vez en cuando se agradece esta tranquilidad ¿Verdad? Estar en familia.- Dijo mi tía rompiendo el silencio.
-He de decir que a mi me agradan las cenas en multitud y con jaleo, al fin y al cabo es a lo que estoy acostumbrada.- Dije al comprender que ni mi tío ni Luis iban a responder al comentario de mi tía. Ambos se encontraban ensimismados. Mi tío parecía debatirse entre hablar o no y Luis estaba absorto en sus pensamientos.
Después de que sirvieran el segundo plato contemplé a mi tía y comprobé lo incomoda que se encontraba ante aquel silencio del que el resto disfrutábamos, por eso me dirigí a mi tío.
-Tío, ¿Qué es eso que inquieta tu mente?.- El sonrió y me contestó.
-Me preguntaba si Luís habría podido echarle una ojeada al cuaderno que le he entregado. Me intriga mucho su opinión sobre el mismo.—Añadió dirigiendo su mirada a Luis.
-Bueno… para su tranquilidad le diré que sí, lo he ojeado y me he quedado altamente sorprendido. Se nota que su colega conoce y domina las propiedades de las plantas.
-Les importaría aclararnos de qué están hablando- Dijo mi tía algo perdida con la conversación.
-Claro, perdonen mis modales.- Se excusó Luis.- Su marido, señora Sant, solicitó a un colega biólogo que nos recopilara en un cuaderno toda la información sobre las plantas medicinales conocidas del oeste y sur de África.- No pude evitar atragantarme con la comida ante aquella afirmación ¿había oído bien? Mi tío había engañado a Luis diciéndole que mi trabajo era obra de un biólogo ¿Por qué habría hecho algo así? Todos volvieron su vista hacia mí, pero alcé las manos como señal de que estaba bien y de que prosiguieran con la conversación.- En fin señor Sant, solo puedo decirle que deseo conocer algún día al autor de esta maravillosa recopilación para darle las gracias.- Mi tío me miró con disimulo y sonrió.
-Algún día… algún día lo conocerá.- Respondió mi tío llevándose la copa de vino a los labios.- Y estaré encantado de presenciar cómo se lo agradece.- Añadió casi en un susurro.
-Tampoco creo yo.- Añadí divertida.- que copiar información de diversos libros sea una ardua tarea ¿no?- Terminé con fingida inocencia.
-Con todo respeto señorita Camille, no creo que pueda hablar de algo que desconoce. El hombre que lo ha hecho a clasificado y agrupado las plantas por sus propiedades y su localización, además de concretar el modo de preparación de los remedios y sus posibles efectos secundarios…- Dejé de escuchar a Luís y contemplé el rostro de mi tío con una sonrisa triunfal. Me encantaba que alagaran mi talento aunque no supieran que lo estaban haciendo, pero sobre todo me encantaba que ese hombre fuera a comerse sus palabras el día que descubriera que yo era la autora. Estaba cavando su propia fosa, descubriría lo mal que me había juzgado tachándome de cabeza hueca sin siquiera haberme dado una oportunidad.