Es de noche otra vez, de nuevo estoy delante de mi, observando, cuento caí, cuanto retrocedí, observo mi cuerpo y sus cicatrices, pero veo que ninguna de ellas fue capaz de evitar que otra vez volviera al lugar donde me las hice, no puedo sentir nada, solo siento como voy cayendo, como se va abriendo nuevamente ese agujero en el estómago que según yo, ya miles de mariposas habían cubiertos, de nuevo puedo sentir ese azotado latido de mi corazón, que no para, si no que frenéticamente enloquece, de nuevo mis manos y pies empiezan a sentir la soldad de la noche y toman como única compañía su humedad, otra vez mis ojos y mi cuerpo entero bailan al son de mis sollozos, y me voy dando cuenta como una vez más las lágrimas caen como señal de que otra vez me volvió a pasar
- pero está vez no tenía y no quería hablarlo con nadie más