En las sombras del poder y la intriga,
se mueve el maquiavélico con astucia prodiga.
Con maestría y sin escrúpulos maneja los hilos,tejiendo tramas donde solo él es el brillo.
Su mente afilada como daga en la oscuridad,traza planes siniestros con frialdad.
No conoce la piedad ni la compasión,
solo busca el dominio y la ambición.
Con palabras dulces y engañosas sonríe,mientras en su interior la maldad se despliega sin límite.
Utiliza a los demás como simples peones,en el juego sin reglas de sus ambiciones.
El maquiavélico no teme ensuciarse las manos,si con ello alcanza sus objetivos tiranos.
En su corazón no hay espacio para la empatía,solo el deseo voraz de conquista y manía.
Pero cuidado con subestimar su mente retorcida,pues en su mirada yace la astucia encendida.
Ante él, la moralidad se desvanece en humo,y en su camino deja un rastro de desolación y rumor.
Así es el maquiavélico en su esencia,
un ser sin escrúpulos que desafía la conciencia.
En el juego del poder, él es el rey sin corona,manipulando a su antojo, en una danza que nunca abandona.
Amanda Pajaro
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