—Devuélveme mi mochila, ya tuve suficiente con esto, además, tengo que ir a clase.—
Azira es un adolescente demasiado bueno para el mundo, trata de verle el lado positivo a todo y aunque es difícil de conseguir, busca siempre mantener una sonrisa en el rostro, nunca maldecir y jamás ser grosero con nadie. Pero es un hecho que el mundo no está diseñado para personas que irradian tanta pureza como él, es más, su bondad es demasiada para el mundo en el que vive.
Ser ese tipo de persona lo convirtió en presa fácil para los ataques, burlas, y sobre todo un incansable bullying del que no puede librarse debido a su inevitable capacidad de solo ser bueno, siempre el bueno, únicamente paciente y pacífico.
—No, Fell, me tienes cansado, llevo todo el maldito año opacado, siendo una sombra tuya.—
—Nunca te he hecho nada malo Brandon.—
Brandon no es un bully ordinario y corriente, o al menos no el que es típicamente estereotipado para serlo, es más, Brandon es muy parecido a Azira en cuanto a ser increíblemente inteligente y estudioso, dedicado a los estudios como muy pocos chicos de su edad lo son. Eso lo vuelve un bully muy poco común, pero es real, existe y está muy enfadado.
—Estás intentando ser el mejor del curso. ¡Siempre estás ahí!, siempre aparece tu nombre en la maldita lista, estoy cansado de ser el segundo lugar, sin importar que tanto me esfuerce, siempre estás arruinando todo, ¡Todos los años! Pareciera que ni siquiera lo intentas.—
—No creo que sea mi culpa.—
—¡Cállate! Este año está por acabar y no me vas a quitar mi última oportunidad.—
—Brandon, devuélveme la mochila, por favor.—
—No te soporto...—
Brandon, el segundo más listo de la clase, avienta la mochila de Azira al suelo, se acerca a él sujetándolo por el cuello de su antes bien planchada camisa blanca y lo empuja contra la fría pared del baño de chicos, Azira intentaba soltarse, pero fracasa al no usar la fuerza necesaria para hacer que lo deje.
—Eres un buen estudiante Brandon, no sé por qué buscas más reconocimiento, tienes que saber que eres realmente inteligente...— le dice con voz temblorosa.
—¡Cierra la boca!—
Brandon lo sujeta con más fuerza, muy enfadado. Odia tener que demostrar que es mejor que Azira, lleva haciéndolo todos los años de escuela, y está cansado de ver como Azira parece ni esforzarse, como si simplemente fuera más fácil para él, mientras él se sacrifica noche y día para lograr alcanzar el segundo lugar todo el tiempo.
—Te estás burlando de mí, ¿No es así Fell? ¿No te basta con robar la atención de todos los maestros? También eres un maldito bromista ¿No es así?—
—No... No me estoy burlando de ti...— dice el rubio con voz temblorosa y muy asustado.
—Claro que lo estás haciendo.—
—Suéltame... Por favor, me estás lastimando...—
Brandon lo suelta, pero empujándolo fuertemente contra la pared, a pesar del dolor que sintió, Azira no le dice nada, simplemente se acomoda la camisa y lo mira asustado, y a la vez, intentando no juzgarlo, sino entenderlo.
Siempre siendo demasiado bueno.
—Este año te vas a quedar con las ganas de tener tu tan deseado reconocimiento, yo voy a robarte ese puesto... tú no te lo mereces, ni siquiera lo deseas realmente...— dice Brandon para luego salir del baño, muy enojado con el rostro enrojecido.
Azira lleva una racha de ser el mejor de la clase desde primer año en la escuela, y si se llevaba de ese diploma en su último año, le darían un reconocimiento especial por un registro impecable.
Él realmente no lo deseaba, no tanto como otros estudiantes que se esforzaban mucho, Brandon, por ejemplo. Azira simplemente es el mejor en cada cosa que intenta hacer porque no puede obtener calificaciones bajas, eso es parte también de ser siempre demasiado bueno. Por lo tanto, no hacer cosas negativas, ni obtener resultados negativos. En resumen, no puede desaprobar cursos.
Azira es humano, obviamente, siente emociones humanas y, por lo tanto, después de que le pasan ese tipo de ataques, ese tipo bullying, se siente terriblemente mal y siente muchas ganas de irse a llorar.
Siempre le molestan, ya sea por su forma de vestir, por su forma de hablar o caminar y ahora por ser el mejor de la clase. Todo era razón para que lo estén molestando todo el tiempo, él solo busca ser bueno, y no recibe lo mismo. Usualmente, cuando eso ocurre, se va al teatro de la escuela, en ese momento del día en el que está totalmente vacío y el silencio es la mejor compañía, mientras entra trae la visión borrosa y nublada por la cantidad de lágrimas que están deseando caer pronto, se sienta en la primera fila frente al escenario, ahí por fin deja salir sus lágrimas.
No puede dejar que nadie lo vea llorar, no quiere causar pena o lástima en nadie, considera negativo que si alguien está teniendo un buen día, verlo de esa manera les arruine su felicidad. Sí, demasiado bueno.
Involuntariamente, su llanto silencioso se transforma en uno más fuerte, los espasmos del mismo comienzan a invadir su cuerpo y se cubre el rostro.
—¿Puedes llorar más bajo? Intento dormir.—
Azira se sobresalta en el asiento y voltea confundido, la voz provenía del asiento de la fila de atrás, se pone de pie aterrado, secándose las lágrimas rápidamente en un intento de esconder su evidente pesar.
—¿Tú? ¿Qué? ¿Cuánto tiempo llevas allí?—
Un joven vestido totalmente de negro, pelirrojo y con gafas de sol, aun en el interior de un teatro, se encontraba casi recostado, por no decir desparramado en el asiento, tenía una apariencia despreocupada.