—¿Y si intentamos practicar tus habilidades?—pregunta Crow con una sonrisa forzada ante su incomodidad con la situación, intentando alegrar a Azira que aún sostiene la almohada cubriéndose el rostro y a la vez tratando de sollozar más bajo.
A Crow le da mucha pena verlo así, pero al mismo tiempo no es el tipo de persona que sepa reaccionar cuando ve a alguien llorando —Oye... no sé qué hacer para hacerte sentir mejor, lo siento, soy muy tonto en estas situaciones...—
Azira retira lentamente la almohada de su rostro, a Crow le conmueve verlo con la nariz roja y las mejillas humedecidas brillando por los rastros de sus lágrimas.
Crow chasquea los dedos y una brisa de viento aparece, de la nada, secándole el rastro de las lágrimas a Azira, que primero confundido, pero luego enfadado, lo mira firmemente.
—¡Aquí no, están mis padres!—
—Hablaste como si fuéramos novios que van a hacer cositas.— dice Crow riéndose, pero solo, porque Azira está muy serio.
—¿Acaso estás loco? ¿Usar las habilidades dentro de la casa? Ni siquiera sé cómo voy a decirle a mis padres sobre eso...—
—¿Acaso tú estás loco? ¿Decirle a tus padres sobre las habilidades? ¡Ellos no deben saberlo nunca!—
—Claro que tienen que saberlo, son mis padres.—
—No, esto es mejor que no lo sepan.—
—¿Ocultarlo? ¿Crow en verdad crees que eso es posible para mí?—
—Azira, no tienes idea de lo mucho que me estreso cuando estoy cerca de ti...—
—¿Gracias?—
—No es un cumplido, ángel.—
Azira cierra los ojos con fuerza, ahora tiene otra carga más, otra presión agregando a su lista de las cosas que está haciendo mal, y eso le llena de mucha frustración consigo mismo.
Tener que ocultar un secreto a sus padres, ocultarles algo así de importante, cuando ya les está ocultando lo del Bullying, se siente el ser más malévolo y malvado, siente que eso NO ESTÁ BIEN, le comienza a dar vueltas todo y el dolor de cabeza aparece de tanta presión atormentándolo.
—Debes encontrar el punto medio...— le dice Crow al verlo tan frustrado —... solo te estás lastimando...—
Crow intenta idear algo para ayudarlo, se siente realmente inútil de no saber como ayudarle a sentirse mejor, la mente de Azira es muy difícil de entender y aún peor, de combatir.
El pelirrojo se queja consigo mismo, primero no pudo ayudarlo a dejar de llorar y ahora no sabe qué hacer de nuevo.
—Escucha, Azira, no lo veas como guardarles un secreto, míralo como una forma de recopilar información necesaria para poder contarles todo...—
—¿Qué?—
—Ni tú ni yo sabemos todo sobre estas habilidades, no sabemos por qué las tenemos, no sabemos por qué solo nosotros dos, esperemos un poco, quizá descubrimos algo, quizá llegaremos al origen de todo esto... Si intentas contarles ahora no sabrás como explicarles... espera a que descubramos algo más...—
—¿Y cómo sabes que vamos a descubrir algo más?—
—No lo sé, pero espero que sí...— se sincera.
Al menos eso va a calmar la frustración de Azira un poco, o eso espera Crow, no le gusta verlo así, detesta enormemente que el rubio no pueda dejar esa urgencia que tanto lo lastima, de ser extremadamente perfecto, algo peligroso para el mismo.
—Supongo que tienes razón, y lo siento por haberme puesto así, yo...—
—Azira, no tienes que disculparte por eso, estabas triste, creo que... soy yo quien debería disculparse, no sé cómo consolar a alguien que está llorando, y sé que soy genial, pero soy torpe para algunas cosas.—
Azira ríe con ese ''sé que soy genial.'' en mente.
—Creo que es momento de ir a casa.— le dice, el rubio asiente y salen de la habitación, bajan las escaleras en silencio, en la sala de estar se encuentran con los padres de Azira que se encuentran viendo televisión, Crow se despide de ellos, caminan a la puerta donde Azira se arrima en el marco y Crow lo observa desde afuera.
—Espero que no te sintieras incómodo durante el almuerzo...—
Crow ríe y se le acerca lentamente, el rubio se pone nervioso durante la cámara lenta que le invade en esa situación y siente su corazón acelerarse, pero el pelirrojo simplemente lo despeina.
—Me agradan mucho tus padres.— le dice regalándole una sonrisa, sin imaginar el torbellino de emociones que acababa de ocasionarle al rubio con tan solo habérsele acercado de esa manera.
Bueno, ahora lo sabe, pues la expresión en el rostro del rubio, lo delata.
¿Por qué acercarse de esa manera? Azira podría jurar que parecía que haría otra cosa. No simplemente despeinarlo.
¿Que cosa? Solo Azira sabe.
El pelirrojo se va caminando por la acera mientras esboza una sonrisa traviesa, imaginándose la forma en que se habrá sonrojado su amigo una vez que él se fue.
Y sí, el otro efectivamente parece un tomate.
Revisa su teléfono para encontrarse con que Azira se agendó como ''Fell'', suelta una carcajada de lo absurdo que es poner algo tan simple, lo edita a ''Ángel'', por un segundo lo duda, pensando que ese apodo puede ser malinterpretado, no es usual agendar a un amigo de esa manera.
¿Ya son amigos?
Bueno, lo invitó a almorzar.
¿Ya son amigos, no?
Deja de sobre pensar y simplemente lo guarda.
Mientras tanto, en su habitación, el rubio respira profundamente para dejar de sentir tanto calor en las mejillas y exhala por largos segundos para intentar disminuir la velocidad de sus latidos. Al sentarse en su escritorio dispuesto a estudiar y no pensar más en el pelirrojo, observa aquella peculiar pertenencia de su nuevo amigo.