Querido Papito:
Desde que era muy pequeña siempre noté un cambio en mi vida. No estaba muy segura de cuál era la razón por la que me sentía sola muy a menudo; tampoco entendía por qué mi mamá siempre lloraba en las esquinas. Sé que eso rompía mi corazón de a poco.
Al llegar a la primaria, me fijé en varias cosas. Como una vez al salir de clase sólo iba mi mamá a buscarme, pero a mis compañeros solían ir los papás también. Nunca te vi por allí y eso me entristeció mucho.
Siempre me hacía estas preguntas: ¿por qué no estabas con mami?, ¿por qué no estabas allí conmigo?, ¿por qué nunca podías ir a buscarme al colegio?
¿Fue algo qué dije?
Tal vez me quejé de algo tonto y lo tomaste mal. Solía meter la pata en muchas ocasiones, solamente no pensé que eso podría afectarte de esa manera.
Siempre dijiste que me amabas y que estabas orgulloso de mí.
Pero todo el tiempo ponías una excusa para no venir. Y entiendo que siendo tan pequeña e ingenua, me la creía y era más fácil de engañarme.
Eso se llama jugar con los sentimientos y no es bueno hacerlo, ¿sabes? duele mucho saber que vivía engañada por ti.
Grace Hale
Te echo de menos