Dentro de cinco días serán vacaciones; después de hablar con Zep aquella tarde en la cafetería, mis papás no me han devuelto el móvil porque aún creen que no es tiempo. Los proyectos finales me han consumido de cierta manera y me hacen olvidar un poco de no tener celular.
Corro por el pasillo encontrándome a Noah con Alison, choco sin querer con el, pero levanto rápidamente mis cosas y me voy en dirección a la sala de maestros donde esta el profesor de literatura.
Noah y yo no hablamos y aunque me duele no puedo hacer nada, aun no es tiempo para hablar con él. Es difícil no hablarle cuando lo encuentro afuera de su casa al pasar por ahí, también cuando lo veo pasar con los chicos del soccer o cuando lo encuentro en el estacionamiento abrazado de Alison.
Extraño a mi mejor amigo, me duele que no este haciendo las cosas bien y que no entienda el sacrificio que están haciendo Oliver y Amelia por él.
Toco la puerta de la sala de maestros y espero por la respuesta, segundos después escucho el “pase” y eso hago.
—Buenos días— digo con el folder en la mano—. Aquí está mi ensayo profesor.
El hombre calvo de ojos verdes y con anteojos, alza su vista y me observa unos segundos.
—Bien señorita Harper— Aclara su garganta—. Dejalo con los demás.
Asiento y lo coloco en la pila con los otros trabajos.
—Gracias profesor Jayson— vuelvo a donde el—. Me retiro.
Vuelve su vista a sus papeles y me hace un gesto para que me retire. Cierro la puerta detrás de mí y suspiro pesadamente, he tenido mucho estrés desde hace una semana y media. Camino con calma por los pasillos a donde mi salón, algunos chicos van corriendo también a la sala de maestros.
Sophie llega a mi lado y entrelaza su brazo con el mío, lleva un vestido de flores con unos tenis blancos, su cabello en una media cola de cabello, su cabello castaño cae como cascada, sus ojos grises resaltan con el poco maquillaje que lleva.
—¿Lista para el partido de hoy en la tarde? — seguimos caminando en dirección de los casilleros.
—¿Cuál partido? — pregunto confundida.
—¿Noah no te lo ha dicho? — niego con la cabeza—. Hoy a las cinco de la tarde los chicos del colegio tendrán un partido amistoso con otra escuela.
—¿Sabes que colegio es? — llegamos a los casilleros y saco del mío un folder con otros proyectos que tengo que entregar.
—Ni idea. Al parecer es de uno de los colegios del sur de Londres—. Se encoge de hombros restándole importancia.
—No sabía— cierro el casillero y me encuentro con sus ojos grises viéndome fijamente.
—¿Esta todo bien entre tu y Noah? — entrecierra sus ojos — No los he visto juntos últimamente.
—Todo bien, ahora pasa más tiempo con su novia— pego los folders con mas fuerza a mi pecho.
—¿Segura? — acomoda su cabello y nuevamente me mira fijamente.
Asiento y ella suelta un suspiro.
—¿Me acompañas a dejar esto a el laboratorio? — ella asiente con la cabeza—. Saliendo podemos ir al centro comercial.
—¡Si! — vuelve a unir su brazo con el mío —. Hay una película en el cine que quiero ver.
En el camino seguimos platicando un poco, sobre las clases que ha tomado y que la han mantenido ocupada, los proyectos que le dejaron a ella y también sobre Zep.
—¿Lo conociste en la fiesta de Noah? — emocionada camina a mi lado.
Asiento con la cabeza.
—Si y ahora lo encuentro muy seguido— Digo reprimiendo una sonrisa.
—El destino— se para enfrente de mi—. Piénsalo, la fiesta, la ida a Liverpool, La cafetería. Es. El. Destino. — pone su mano en la boca.
—No lo creo — Sonrió y sus ojos grises me analizan poniéndome nerviosa.
—Claro que lo crees — entrecierra sus ojos y sonríe —. Solo que lo ocultas porque te da miedo enamorarte.
Enamorarme…
Enamorarme….
E N A M O R A R M E…
¿Miedo a enamorarme? ¿Miedo a sentir cosas por él? ¿Ir muy rápido?
Hasta ahora me paro a pensar en el hecho de enamorarme, me agrada Zep, me gustan sus platicas y me fascina poder ver sus ojos avellana brillar cuando me cuenta algo que lo hace feliz; no me siento enamorada, eso implica muchas cosas, pero realmente ¿Me da miedo enamorarme?
—No me da miedo enamorarme— digo con voz firme—, nos estamos conociendo, aun no se si me puedo enamorar. — me encojo de hombros restándole importancia.
—Cuando quieras aceptar y hablar sobre tus sentimientos aquí estaré— sonríe con calidez.
Le devuelvo la sonrisa y seguimos nuestro camino; cuando entramos al laboratorio, los ojos miel de Noah me observan por un instante y vuelve su vista a la del profesor quien le está hablando de algo.
—¿No te parece que Noah esta un poco tenso? — susurra Sophie a mi lado—. En sus hombros se nota.
Señala con la cabeza su cuerpo y yo observo en esa dirección. En efecto los hombros de Noah están tensos, pero no despega la mirada del profesor. Al otro lado del laboratorio se encuentra el maestro de química que me imparte el curso, suelto un suspiro y caminamos a donde se encuentra.