Al dormirme soñé.
Soñé con la muerte, un ser casi humano pero con demasiados ojos, un ser que nos observa a todos, en especial a los que están a punto de morir, y uno de sus ojos me observa fijamente.
Y sin darme cuenta, me acerco a él, o él se acerca a mí, no lo sé, solo sé que mi garganta se cierra y un nudo se forma en ella.
Salgo corriendo, intentando alejarme de él, pero en cuanto más quiero alejarme más siento que me acerco, y mis piernas se tuercen y quiebran, el dolor me paraliza, caigo al suelo, y escucho sus gritos, el grito de millones de personas que provienen de él, la muerte, que se acerca a un ritmo sobre humano hacia mí.
Y cuando me alcanza, me mira por un instante eterno, para luego abrir la boca de donde salen voces de mujeres pidiéndome que las salve, de niños que llaman a sus padres, y de hombres que gritan de la más pura agonía.
De pronto son silenciadas, y la muerte, aun con la boca abierta de par en par y sin mover sus podridos y negros labios, me dice :
-Cuando te tenga, te haré cosas escalofriantes, cosas que te harán querer morir pero no podrás, ya que estarás muerto, sentirás el dolor que sintió cada ser vivo desde el principio de la historia, y sentirás como desgarro y desmiembro tu cuerpo, tu carne y tu alma.- Lo dijo con la voz más monstruosa que había escuchado nunca, y con la sonrisa más grande y asquerosa posible.
Y yo comencé a llorar, del más puro miedo y del más horrible pánico, sentí las lágrimas caer por mis mejillas, las vi caer en mi ropa, y por el color me di cuenta que estaba llorando sangre.
Sentí un fuerte dolor en los oídos, un dolor que no paraba sin importar que hiciera, sentía como si tuviera los tímpanos tapados, como si algo se estuviera moviendo allí dentro intentando escapar.
Con el pulgar y el índice en mi oído izquierdo, logre sacarlo.
Era una pequeña araña ya muerta.
Y antes de que pueda sentirme aliviado el dolor volvió diez veces más fuerte en mi oído derecho, más de treinta arañas pequeñas salieron de allí.
De pronto supe, con toda certeza, que las tenía debajo de la piel, podía sentir como se movían en mis brazos, en mi espalda y en mi cuello.
Comencé a retorcerme intentando sacármelas de encima, pero no podía, por que estaban dentro mío.
Entonces la muerte, que aún me estaba mirando, y ya no se reía sino que estaba muy serio, extendió su fría mano huesuda y me dio una navaja.
La tomé sin pensarlo siquiera, y con ella me hice cortes profundos, solo quería que esa horrible sensación de bichos en mi interior desaparezca, y no paré de autoflagelarme abriéndome la piel y la carne hasta que me di cuenta que nunca tuve nada fuera de lo normal en mi interior.
Lo supe un momento después de hacerme el ultimo corte, el más profundo y grave, en la muñeca derecha.
Y sabia, estaba convencido, de que me iba a morir desangrado.
Me suicide por un engaño de la muerte ¿O es que acaso la muerte no tuvo nada que ver, y el que quería morir era yo?.
Mire a la muerte fijamente, y entonces cuando creí que iba a morir, en realidad desperté.
Editado: 23.08.2021