Hay alguien, Alguien que siempre estuvo. Esa persona que se ha ido y regresado a mi vida más veces de las que puedo contar. Me hace feliz con la misma cantidad con la que me genera dudas.
Llamémoslo amor, porque jamás me he atrevido a perdonarle tantas cosas a alguien como lo he hecho con él. Pero entonces estás tú. Los sentimientos no se pueden comparar, a ese alguien lo amo y tú eres mi ángel inalcanzable.
Tú vas más allá de una fantasía, pero sigues siendo poesía muerta, porque naces en mis desaforados dedos escribiendo amor y mueres en estas páginas.
Hace unos días me dijiste que siempre queremos lo que no podemos tener, pues tienes toda la razón. Lo que no estoy segura es si lo mencionaste por mí o por ti.
¿Eres tú quien no puede tener lo que quiere?
¿Soy yo lo que quieres?
¿Sabes qué ya no sueño con la misma intensidad el poder verte y abrazarte?
Este alguien se ha encargado de meterse en todos los rincones que tú decidiste dejar vacíos el día que descubriste que yo sentía por ti.
Sí, me di cuenta.
Me di cuenta que desde el día en que quise decirte todo lo que quiero gritarte, huiste de mí. Ahora solo escribes una vez cada mes para decir cualquier tontería sin sentido y vuelves a desaparecer.
No te has tomado la tarea de decirlo, sin embargo sé que una chica ocupa tu tiempo. Y no soy yo para charlar en tus insomnios, ya no me necesitas para contar tus avances laborales y hace mucho tiempo que dejé ser tu musa.
Eres un cobarde porque aunque crees en el amor, le tienes miedo.
Esto lo escribo un veinticuatro de mayo del año dos mil diecisiete, a las diez y veinte de la noche de un día miércoles y volveré a estas páginas para dejar plasmado como alguien más invade mi vida mientras tú sigues no queriendo sentir.