Lo que soy (entre sombras)

Capítulo 8

El carruaje avanzaba con lentitud hacia la mancion del duque de suterland, era el segundo baile que realizaban en menos de una semana. Probablemente hechos por los duque en busca de recuperar un poco la reputación de su amiga. Erick intentaba leer un libro pero su atencion estaba en otra parte, para ser más exactos en zarina, que dormía apollada en su hombro, la culpa lo carcomia cada vez que veía el vestido de cuello alto que llebaba para disimular los moretones que le adornaban el cuello, había usado vestidos iguales durante la última semana. Se maldecia a sí mismo por haberle hecho daño, otra vez. No entiendia como podia haberle hecho eso a ella, su Fiore adorato. 

Ella era lo único que aun le importaba, lo único que lo mantenía cuerdo. Solo vivía por ella y por su venganza, nada más le importaba, nada más valía la pena. Por eso ser el quien le hiciera daño, lo hacía sentir como si un hierro caliente se adentrara en sus entrañas. Quería encontrar el modo de librarse de sus pesadilla, de sus estupidos terrores, durante años lo había intentado pero no lo conseguía. Había probado todo tipo de remedios y medicamentos, nada funcionaba. El unico remedio que no había probado era la muerte. Eso los liberaría a los dos. A él de su infierno personal, a zarina le daría la libertad de seguir con su vida sin él lastre que el significaba. 

-no vallas por ese camino. 

La voz de zarina lo sacó de sus pensamientos, lo miraba a la cara, sería, ella siempre sabía lo que le pasaba por la mente. 

-que camino? - preguntó haciendose el desentendido. 

-tu lo sabes bien. La muerte no es la solución. Porque a ti lo que te aqueja no es el cuerpo si no el alma, y el alma nunca muere. 

El suspiro, aveces odiaba la facilidad con la que ella lo leía. El por el contrario nunca le había resultado tan fácil, ella era demasiado buena ocultando lo que sentía. 

-solo quiero que pare. No quiero volverte a hacer daño. - dijo dejando que el dolor que lo carcomia por dentro se filtrarse en su vos. Ese dolor que lo llevaba quemando durante los últimos 10 años. 

Ella se removió en su asiento y le tomó la cara en las manos, lo miró directamente a los ojos. En sus pepas verdes se podía ver el sufrimiento y la desesperación que llevaba por dentro, ser consciente que era por el sólo le hacia odiarse más. 

-tú eres lo más importante en mi vida. Lo único que tengo, si tu me faltas quedaría completamente sola, vacía, a la deriva en un mar de desesperación. Y se que estoy siendo egoísta, te pido que sigas en un infierno solo por mi, pero eres lo único que tengo Erick. Te adoro, y vamos a encontrar una solución. Estamos haciendo todo esto para buscar justicia ¿no?

Una lagrima rodó por su mejilla izquierda y lo hizo sentir peor. El era conciente que zarina no tenía más familia, y si había aguantado tanto tiempo sin recurrir al tentador suicidio era por ella. 

-lo siento.

-pues sientelo porque de mi no te vas a librar nunca. Si te mueres te revivo, y si no lo logro pues te sigo. 

Se abrazon con fuerza, cada uno intentando unir un poco los fragmentos de sus corazones y almas en ese abrazo. Estaban solos, ellos eran lo único real que tenían, los demas eran amigos si, pero no conocían hasta donde habían sufrido juntos. No conocían la verdadera historia de horror que ambos acultaban. 

 

*******

El baile estaba más aburrido de lo que Erick anticipara, zarina había salido al jardín seguida del duque y el se encontraba hablando con unos mequetrefes sobre negocios. Le preocupaba zarina, ella no le había dicho algo pero él notaba su interés en el duque. No era tonto, zarina solía ser fría con los hombres, pero con el duque era toda sonrisas y fliteos, sabía que era parte del plan, pero el notaba que no era una simple actuación, sus sonrisas eran sinceras, lo notaba en el holluelo que se le marcaba en la mejilla derecha. Era la única seña que una sonrías era sincera, porque era tan buena actriz que lograba hasta que sus ojos brillarán, pero el holluelo no lo lograba dominar. 

Anunciaron el ingreso de la homenajeada y el no presto mayor atención, sabía que era la hija menor del duque que volvió a Londres después de una larga temporada en Francia. 

-pero si es lady mamarracho. - cometo uno de los hombres a su alrededor. 

-y esta más mamarracho que nunca Abeford - le siguió otro. 

-parece que se hubiera tragado todas las tortas de Francia. 

Las burlas siguieron y cada vez eran más crueles, el hizo una mueca imperceptible. Nunca le había gustado que se dirigieran a una persona de ese modo. Pero si quería seguir con su objetivo debía seguirles la corriente. Se guiro y busco a la pobre dama, esperando encontrarse con con una mujer de tallas descomunales, pero lo que vio era muy diferente. Una joven de cabello castaño, algo pasada de peso pero no era para tanto, su piel blanca estaba totalmente ruborizada, lo que sí le hacía párese un mamarracho era el vestido blanco que le iba almenos dos tallas más grandes, por lo demás era una joven normal, algo sosa para su gusto pero nada que se mereciera las burlas tan crueles que le lanzaban. La niña no alzaba la cabeza, parecía que la alfombra era realmente interesante, y su actitud sumisa solo lograba que los demás se burlaran con mas ganas de ella. 

Todos en el salón eran concientes de las burlas pero nadie hizo nada para acallarlos, eso era una de las cosas que las le molestaban de esa sociedad. Porque cada ves que se le acercaban a la lady que era escolarda por sus padres y su hermano, se desvivian en alagos y sonrisas pero apenas le daban la espalda empezaban con las burlas. 

Estaba en sus cavilaciones internas cuando lady cord se le hacerco con su hija

-buenas noches caballero. - saludo melosa mientras le ofrecía su mano, el le sonrió y  sacó a relusir sus dotes de actor. 

-mi lady. Señorita. - saludo a la joven que le sonreía coqueta. 




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