Loca Orquesta

Parte II Capítulo IV


Marcos sonrió al ver en la televisión de la cafetería la noticia de la muerte de Jordi Gustamante y Marina Marsell.

―Una lástima, ¿verdad?―preguntó una señora a su izquierda ―dicen que fue un asesinato, ojalá encuentren a ese gilipollas y lo metan en prisión―Marcos apretó con fuerza la taza―no merecían morir. Un joven que estaba recuperándose de su pasado y una pobre muda...

Marcos agarró con fuerza el cuello de la camiseta de la señora y le obligó a mirarle a los ojos, la anciana le miraba con temor y se estaba poniendo pálida porque le estaba asfixiando.

―Ojo con lo que sueltas por esa bocaza―susurró Marcos marchándose del local, retrocedió sus pasos para volver hacia la anciana―ahh, no te olvides de pagarme el desayuno, ya se lo dije a los camareros―la señora asintió y Marcos se alejó.

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Carlota soltó un largo suspiro al ver a su hermanastra fallecida, no pudo evitar soltar un par de lágrimas, al fin y al cabo había pasado gran parte de su vida con ella.

―Hija―llamó Tobías y Carlota se acercó para abrazarle ―¿quieres coger la baja?―le susurró al oído―me dijeron que podías por la muerte de un familiar―Carlota se despegó de su padre y negó con la cabeza mientras miraba de nuevo el cuerpo de su hermana, ya lo habían analizado y tenía muy mal aspecto.

―No. Tengo un deber y lo cumpliré, muchos pacientes me esperan, con la esperanza de poder salir de aquel lugar y que la gente por la calle les sonrían y no les miren con asco o miedo ―contestó Carlota volviendo la mirada hacia su padre―tú controlas los metros para que todo el mundo pueda ir a su trabajo y yo controlo que los pacientes mejoren para que puedan trabajar. Quizás el que asesinó a Marina sea mi paciente en un futuro...―murmuró Carlota con un poco de gracia a lo que Tobías negó.

―Esto ha sido Marcos y no tiene ningún problema, solo es maldad.

Carlota rodó los ojos y colgándose el bolso salió de la habitación.

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Tras el encuentro con un par de policías en el cementerio, Marcos fue llevado a comisaría para unas preguntas debido a la casualidad de que sus dos enemigos fueran asesinados la misma noche del día en el que él fue soltado en libertad.

Sonriente, Marcos entró a la comisaría y con un ligero movimiento de cabeza saludó al policía que le había entrevistado aquella noche en la que le acusaron de abuso y agresión.

―De este me ocupo yo―le dijo Jean a su compañero que estaba a punto de entrar a la sala en la que se encontraba Marcos. Su compañero asintió y Jean pasó dentro sonriendo falsamente a Marcos, que le devolvió una sonrisa ladeada―hacía mucho que no te veía―murmuró sentándose frente a él.

―Sí, unos diez años aproximadamente―afirmó Marcos―¿por qué estoy aquí otra vez? Entiendo que tengas ganas de verme, pero soy un hombre muy ajetreado, debes entender que tengo cosas más importantes que hacer que charlar contigo.

―Ja, ja, ja. Me parto de risa―dijo Jean serio―está más claro que el agua el porqué de tu regreso―sacó dos fotos de Jordi y de Marina, una antes del asesinato y otra después. Marcos cogió una por una y las vio con una sonrisa mientras Jean le observaba ―¿algo que decir?

―Bueno, me alegro de que alguien me ahorrara el trabajo de matarlos, aunque perdona, pero tengo una hipotésis de lo ocurrido―Jean alzó una ceja sorprendido, ¿acaso iba a relatar cómo los mató? Le hizo un ademán de que lo dijera―Marina mató a Jordi sabe ella porqué, luego no quería ir a la cárcel y se suicidió. En la imagen se puede apreciar que fue ella la que se golpeó, ¿cierto?―Jean lo miró fijamente sorprendido.

La idea de Marcos tiene bastante sentido, pero no hay indicios de que Marina y Jordi se hubieran visto nunca por lo que es estúpido.

―Supongo que me cuentas esto para que cerremos el caso y te dejemos en paz―Marcos se limitó a encogerse de hombros―no cuela, será mejor que confieses, serían menos años de cárcel, podría hacer el informe a tu favor―Marcos negó sonriente y se acercó a Jean para susurrarle al oído.

―Ni en tus mejores sueños conseguirás que confiese algo de lo que no tengo nada que ver―Jean notó un escalofrío recorrerle la columna vertebral y Marcos volvió a sentarse―¿puedo marcharme? Estaba en el cementerio y...

―¡Cavando la tumba de tu próxima víctima!―gritó Jean levantándose y señalándolo con el dedo índice a lo que Marcos enarcó las cejas para luego soltar una carcajada y que Jean se volviera a sentar un poco avergonzado.

―Ohh, ¿es en serio?―preguntó Marcos revolviéndose el cabello―en primer lugar, iba a dejarle flores a Olivia, asesinada por Jordi, fui antes pero estaba cerrado.

―¿A qué hora?―cuestionó Jean.

―Eso es insignificante. En segundo lugar, yo no cavaría la tumba, obligaría a la víctima a cavarla, es de tontos que lo hagas tú mismo. ¿Eres policía? Porque eso son cosas que se aprenden el primer día―explicó Marcos―yo lo aprendí a la segunda semana de estar en el centro de menores.

Jean asintió apuntando todo en una hoja y salió de la sala dejando solo a Marcos que mordía tranquilamente una manzana que le habían tendido con anterioridad.

Sus compañeros estaban todos bastante asombrados tras la escena que acababan de observar al otro lado del cristal. Todos tenían más que claro que Marcos era el culpable, sin embargo, todavía estaban buscando pruebas en los lugares de los hechos, porque sin duda sería difícil sacarle al joven una confesión.

―¿Jugamos a poli bueno-poli malo?―preguntó Marinnete a lo que Jean negó.

―No serviría de nada―afirmó observándolo a través del cristal, a pesar de solo ver una simple pared, Marcos sabía que lo estaban vigilando y les sonreía―se ha criado en un maldito centro de menores, lo único que aprenden allí es como ocultar un delito.

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Un nuevo capítulo, espero que os esté gustando, si es así no temáis en dejar un voto o un comentario, me hacéis muy feliz con esas pequeñas acciones.
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