Locura Indemne

Capítulo 20: La verdad del pasado

—Supongo que ya conoces a todos los presentes —afirmó Marcos al ver aparecer a los nuevos espectadores.

—Lamentablemente —dijo Atelia viendo con resentimiento a Axel quien se removía inquieto por la mirada de su hermana.

—Entonces también voy a suponer que lo que está por pasar te va a regocijar —pronunció Marcos maliciosamente y segundos después el sonido de tres disparos se oyó en la cueva y Atelia se quedó paralizada al ver lo que había ocurrido.

Axel se echó a un lado asustado al ver caer sin vida los cuerpos de Anastasia y sus dos ayudantes de confianza. Pero nada se pudo comparar con el impacto de escuchar a su madre reírse de sus muertes.

— ¿Qué… que está pasando? —preguntó Axel con el ceño fruncido a Marcos.

—Nada del otro mundo. Ellos no hicieron bien su trabajo por lo que ya no me sirven. Tantos años “cuidando” de Atelia y nunca consiguieron que su alma se rindiera completamente al odio y al rencor —explico con simpleza Marcos viendo como si fuera una obra de arte a los cuerpos tirados de cualquier forma en el suelo.

— ¡¿De qué rayos estás hablando?! —exclamó Axel comenzando a alterarse.

—Rayos, que niño tan escandaloso ¿de verdad es tu hijo? No lo parece —dijo Marcos ignorando a Axel y viendo a Lucia con complicidad.

— ¿Qué te puedo decir? Siempre se pareció más a su padre, sería muy difícil el cambiarlo —respondió Lucia cínica mientras se acercaba con pasos casi felinos a Marcos.

— ¿Mamá…? —musito Axel creyendo que no podría estar más confundido cuando dos hombres muy corpulentos aparecieron y lo apresaron por los brazos—. ¡Suéltenme ahora mismo!

— ¿Podrías callarte? A este paso me vas a dar jaqueca —pidió Lucia masajeando falsamente sus sienes.

—Por suerte me estás haciendo un favor, voy a matar dos pájaros de un tiro —pronunció Marcos girando a ver por un momento a Atelia quien tenía una expresión indiferente. Su máscara de hielo. Sin embargo, por dentro la chica se retorcía preocupada por su hermano, sea lo que sea que estuviera pasando entendía que Axel no tenía nada que ver y eso la obligaba en cambio a preocuparse no vaya a ser que tuviera el mismo destino que Anastasia.

— ¡Se supone que usted nos iba ayudar a encontrar a mi hermana! —reclamó Axel sin dejar de retorcerse al recordar la aparición de ese hombre hace siete años atrás.

—Y lo hice ¿qué no ves que ya está aquí? —cuestionó burlonamente Marcos apretando los cachetes de la pelinegra sin apartar los ojos de Axel—. Aunque lo cierto es que no fue para nada difícil, contando con que yo siempre supe dónde estaba —sonrió malvadamente—. Fue un alivio el que tu madre me llamara hace unos días informándome que Atelia había aparecido, me preocupe bastante cuando llegó a mis oídos el que había abandonado el manicomio.

—Es un maldito —habló Axel con el odio marcado en su voz.

—Desde que nací —respondió Marcos serio. Con un movimiento indico a sus guardias que noquearan al chico lo que provocó que Atelia gritará preocupada.

» ¿Qué ocurre querida? No me digas que de verdad te preocupas por ese chico —preguntó cínicamente Marcos al ver la cara de angustia que había surgido en la chica.

— ¡¿Qué rayos es lo que quieren?! —gritó Atelia enojada.

— ¿No es obvio? —rebatió Lucia con una sonrisa maliciosa—. Poder ¿qué más si no?

—Engañaste a Axel —acusó con rencor Atelia.

—Por favor, él fue solo uno más en la lista —desestimó Lucia jugando con su cabello, lanzándolo hacia atrás antes de volver a hablar—. Nunca creí que en realidad fueras mi hija —Una mirada de desprecio apareció en sus ojos— yo, haber traído al mundo a una bruja. Cuando me enteré de lo que eras estuve cerca de matarte. Deberías agradecerle a Marcos el que no lo hiciera y menos mal que no lo hice, espero que finalmente me permitas tener lo que siempre he merecido —dijo seria Lucia causando estragos en el corazón de Atelia que a pesar de todo seguía manteniendo la vaga esperanza de que todo fuera un malentendido, pero… parece que no era el caso.

— ¿Por qué no vas a buscarle un regalito a Atelia? —preguntó Marcos sujetando de la cintura a Lucia y sonriéndole seductoramente. La mujer le dio un leve beso en los labios y luego salió por una puerta moviendo descaradamente sus caderas. Sin embargo, Atelia no llegó a ver esto pues mantenía su mirada gacha.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.