Xochitepancalli, el Huerto de las Flores, era una ciénaga boscosa, la última parte de la ciudad de Aztlán no urbanizada. Las escasas chozas se asomaban de entre la maleza selvática, flores de múltiples colores crecían y pájaros extraños piaban;
famosa por los numerosos canales en los que navegaba canoas floreales y coloridas. Era difícil imaginar que en este lugar tan verde y vivo enterrara innumerables fosas comunes, en los que enterraron a niños, mujeres y ancianos indígenas, inocentes
Aztlántecas. Jäger cerró con una roca la entrada a las catacumbas de los entierros, preparo el terreno para la tarea. En la oscuridad se puso de rodillas, pidiendo perdón y compasión, al Dios Único, clamo que cada estocada y ataque fueran certeros. Agarro una daga del piso, y se cortó la palma de la mano izquierda, dando el sufrimiento como ofrenda al Dios Único. Beso el collar de la estrella de tres puntas que le colgaba, la apretó con la mano cortada, manchando la estrella. Terminado, se levantó y vendo su
mano.
Esperaba a la media noche; se paseaba en círculos dentro un templo nativo desmoronándose. Se colgado en la espalda la tizona negra de obsidiana, y las dos espadas en los costados guardadas en sus vainas. Abandono el abrigo y su sombrero, le estorbaba la movilidad de los brazos y el torso.
Los grillos chillaban y los sapos croaban bajo las cañas y plantas marinas de los canales. El llanero en calma, recordó una vieja canción pero hermosa recitada por los viajeros melancólicos. Endulzó su inhumana voz, la entonó con la ligera melodía.
No sé qué tienen las flores, llorona, del campo santo
No sé qué tienen las flores, llorona, del campo santo
Que cuando las mueve el viento, llorona, parece que están llorando
Que cuando las mueve el viento, llorona, parece que están llorando
Ay de mí, llorona, llorona, tu eres mi yunca
Ay de mí, llorona, llorona, tu eres mi yunca
Me quitaran de quererte pero de olvidarte nunca
Me quitaran de quererte pero de olvidarte nunca
A una santa estrella de hierro, llorona, mis penas les conté yo
A una santa estrella de hierro, llorona, mis penas les conté yo
Y cuales no serían mis penas que la santa estrella lloro
Y cuales no serían mis penas que la santa estrella lloro
Ay de mí, llorona, llorona, de un campo lirio
Ay de mí, llorona, llorona, de un campo lirio
El que no sabe de amores, llorona, no sabe lo que es martirio
El que no sabe de amores, llorona, no sabe lo que es martirio
Salías del templo un día, llorona, cuando al pasar yo te vi
Salías del templo un día, llorona, cuando al pasar yo te vi
Hermoso y vil llevabas, llorona, que la virgen de creía
Hermoso y vil llevabas, llorona, que la virgen de creía
Ay de mí, llorona, llorona, de azul celeste
Ay de mí, llorona, llorona, de azul celeste
No dejare de quererte, llorona, ni aunque la vida me cueste
No dejare de quererte, llorona, ni aunque la vida me cueste
Todos me dicen el negro, llorona, pero cariñoso
Todos me dicen el negro, llorona, pero cariñoso
Yo soy como el chile verde, llorona, picante pero sabroso
Yo soy como el chile verde, llorona, picante pero sabroso
Ay de mí, llorona, llorona, llévame al rio
Ay de mí, llorona, llorona, llévame al rio
Tápame con tu reboso llorona que me muero de frio
Tápame con tu reboso llorona que me muero de frio
Si porque te quiero, me quieres, llorona, que te quiera más
Si ya te he dado la vida, llorona, que más quieres, quieres más