Los caminos a la luna.

Peces.

Ya era el atardecer del tercer día. El equipo 13 se había tomado la noche del segundo y casi todo el tercer día para sanar sus heridas. El chacra de Ryoshi ayudó bastante en esta tarea. Las quemaduras de Koko no se complicaron y solo necesitaba recuperar el chacra perdido. Hotaka estaba en la misma situación. Senju por otro lado, pudo cerrar bien la herida en su pierna, pero su oreja izquierda ya no tenía el lóbulo...

Habían comido peces pues ninguno tenía idea alguna sobre caza. Koko había hecho una red con su alambre. Al parecer todos los Uchiha llevaban un poco encima, por cualquier eventualidad.

Encontrar el río había sido un reto, ya que debían cuidarse de que no los viera otro equipo. Al final Hotaka usó su jutzu de aire para elevarse y buscar desde el cielo. Tuvieron suerte de que en ese momento nadie miraba hacia arriba o habrían tenido problemas. Cuando llegaron al río encontraron a un trío de ninjas en un estado aún más penoso que ellos. Eran el equipo 7. El hijo del Hokague, el heredero Uchiha y una kunoichi que ninguno conocía.

En cuanto los vieron acercarse, se pusieron en guardia. Pero Hotaka insistió, de manera mordaz, en que no robarían el pergamino a un grupo tan patético. Ryoshi lo secundó y Koko no hizo nada por suavizar el mensaje. En cuanto consiguieron un buen número de peces, Koko amarró 3 con el alambre que le sobraba y se lo entregó al equipo 7.

—Sería terrible que el heredero Uchiha no terminara el examen. No nos avergüences. —Dijo antes de seguir su camino. Eso definitivamente subió un poco la moral del equipo 13.

Durante todo el día comieron peces. Ryoshi declaró que no volvería a comer pez en su vida. No volvieron al árbol de la noche anterior por precaución, así que anduvieron bagando por el bosque siguiendo las indicaciones de Hotaka. La noche ya estaba cayendo. Pronto comenzaría el cuarto día y aún les faltaba un pergamino.

—¿Como están? —Preguntó Hotaka en un susurro. Acababan de parar entre la maleza y la luna ya se notaba alta en el cielo.

—Solo necesito descansar. —Respondió Koko. Las quemaduras ya no se notaban. La única prueba de que llevaban tres días en el bosque era la tierra en su ropa y los agujeros de la explosión.

—Pues yo estoy fenomenal. —Exclamó Ryoshi con entusiasmo. Estaba ansioso por tomar las riendas para conseguir el pergamino del cielo.

—Eso espero, porque tu idea es una tontería.

—Dará resultados. Ya verás. —Ryoshi tenía una amplia sonrisa. Mañana podría olvidarse de la forma en como obtuvieron el primer pergamino, o por lo menos tendría otra cosa en que pensar.

—No tenemos mucho tiempo. —Alegó Koko. Aun tenían 48 horas, pero si no querían toparse con el genjutzu del segundo día, el plazo se reducía mucho. Hotaka le daba vueltas al asunto en su cabeza. La idea de Ryoshi era descabellada cuando menos, pero si daba resultado estarían del otro lado. Con suerte llegarían a la torre mucho antes de que los tipos del genjutzu pudieran prepararlo.

—Yo haré la primera guardia y Koko la segunda. —Declaró por fin. Ryoshi lo miró confundido. El cambio abrupto lo descolocó y no escuchó su turno de guardia.

—¿Y yo? —Preguntó con cara de estar perdido.

—Tu no harás guardia. Sera mejor que mañana estés lo mejor posible.

—Pero... —Quiso quejarse Senju, a pesar de que había accedido a aceptar sus decisiones. Hotaka lo interrumpió antes de que el mismo supiera lo que iba a decir.

—Mañana tendrás al equipo en tus manos. Lo que hagas decidirá si pasamos a la última fase del examen o no. Ahora duerme.

Durante un instante Ryoshi boqueó como un pez fuera del agua.

—Senju. Prometiste que lo haríamos a mi manera hasta que empecemos a buscar el pergamino. ¿Recuerdas? Ahora duerme.

Ya sin argumentos, Ryoshi chasqueó la lengua.

—Bien. —Dijo y se tiró en el mismo lugar en el que estaba, dándole la espalda.

Hotaka intentó mandar a Koko a dormir igual que a Ryoshi pero cuando le dirigió la mirada ella ya tenía los ojos sobre el. Su rostro no decía nada. Era una máscara inmutable como... bueno como cualquier Uchiha. Intentó apartar la vista... o no quería, o no pudo. Los ojos negros se atraían como imanes. Al final, Koko apartó la mirada y se echó a dormir dejando a Hotaka a solas con sigo mismo.



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En el texto hay: mundoparalelo, naruto fanfic

Editado: 28.03.2022

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