Los colmillos de Rishaan

Parte 5 Un nuevo comienzo

Era mi primera vez fuera del país y fui al lugar más lejano que me permitieron mis ahorros, por suerte eso se ubicaba al otro lado del mundo. Siempre escuché buenas experiencia de México por parte de mis amigos así al menos sabía que llegaría a un lugar amable, esperando no me decepcionara. Mirar atrás a ese momento me parece tan lejano, recuerdo que me sentía como un niño solitario y los primeros días cada noche lloraba añorando volver a casa.

Recuerdo bajar del avión en la capital del país para hacer escala y llegar a Guadalajara. Ahí también viajó alguna vez Adrith, el único con el que tenía contacto ahora, con el remordimiento de estarle mintiendo sobre todo esto. Durante todo el trayecto leí una y otra vez las notas de aquel hombre, insistentemente mirando a mi celular. Quité todas las aplicaciones de redes sociales, me quise desconectar por completo. Aún así mi paranoia no terminó, siempre temeroso mirando a la policía o el personal de vigilancia en espera de ser atrapado por lo que hice.

Las notas no describían la transformación, la mayoría eran conjeturas que de alguna manera cobraban sentido con mi experiencia. Había algunos detalles muy similares a las leyendas de licantropos. Yo sin adentrarme mucho al tema sabía de que se trataba, eso me daba curiosidad, ¿cómo es que no había atado cabos? ¿será porque la fantasía que encierra a esta historia es demasiado descabellada? Pero si él había visto con sus propios ojos a esas bestias, ¿no sabía de que se trataba? Quizá solo hizo su trabajo como cazador y jamás se esperó a ver cómo aquellos animales salvajes se volvían nuevamente en humanos. Al menos no se llevó a casa algún souvenir. Despertar con la cabeza de un hombre en vez de un lobo pudo ser una sorpresa inesperada en la sala de trofeos que tenía. Y además estuvo en mi fiesta, si sospechaba o lo sabía, ¿por qué me dejó escapar? ¿me estará siguiento?

Faltaban más de 20 días antes de la siguiente luna llena y tenía que pensar como refugiarme, comenzar una nueva vida, y quizá detener esta maldición si acaso eso era posible. Durante las horas de vuelo también analizaba todos los foros y espacios en la red que hablaban del tema, pero ninguno tenía lo que necesitaba.  El internet en el celular y en el aire tampoco ayudaba mucho y eso me provocaba más ansiedad.

En algún momento entré al baño del avión, me miraba al espejo de manera obsesiva, pero todo parecía normal, no había colmillos, tenía el vello facial de siempre, mis ojos estaban cansados, aunque eso no era diferente.

Llegué finalmente a la ciudad y tomé un taxi que me llevó a mi nueva casa, un departamento pequeño en el centro. Estudié español en la escuela pero jamás había profundizado, esperaba fuese suficiente para una conversación básica y poco a poco aprenderlo hasta dominarle. Toqué el timbre del edificio y me recibió una señora de piel blanca, con ojos café, el cabello blanco, largo pero recogido con una liga. Lo que más me impactó fue su sonrisa, similar a la de mi madre, lo cual casi me quebró al solo mirarla.

-Hola Rishaan, soy Lourdes- me dijo mientras abría la puerta y asumiendo de quien se trataba. Mi tono de piel se confundía con el que muchos en la calle, quizá fue la mirada perdida y mi aspecto cansado lo que me delató.

-Hola- le respondí. Caminé tras ella llevando mis maletas, y revisando el lugar. Un pasillo largo que daba hacia la entrada de cada departamento. La pintura de las paredes estaba gastada y había un ligero olor a humedad. Llegué por fin a mi puerta, ella la abrió amablemente y me entregó las llaves.

Me senté en la cama unos momentos, tan solo quería pausar, reposar un poco. Pero aquello se convirtió en una siesta que se prolongó por horas en cuanto puse la cabeza en la almohada. Me levanté con el golpe de la puerta, eran Lourdes y una de las vecinas, Sofía quienes me invitaban a cenar. La chica era de estatura más baja que yo, con ojos grandes, cabello negro y corto, y un vestido holgado de tela floreada. Acudí a la invitación y fuimos a una cenaduría, la cual fue una experiencia nueva para mí.

-¿Cómo es la India?-preguntó la chica

-Bonita- dije y sonreí, estaba un poco nervioso de lo que me esperaba y la paranoia porque descubrieran que soy un hombre lobo siempre era constante.

-¿Por qué decidiste venir?- preguntó e hizo una pausa antes de agregar- ¿entiendes español o prefieres hablar en inglés?-

-Español está bien. Quise comenzar una nueva aventura, un amigo visitó antes esta ciudad y quise conocerla-

-¿Vas a buscar trabajo o ya tienes algo listo?

-Pensaba entrar en telemarketing, como traductor-

-Entonces ¿hablas muy bien español?- me preguntó la señora

-No tanto pero creo que el examen si lo puedo pasar-

-Yo trabajo en una revista, si surge algo y te interesa te puedo sugerir, ¿sabes escribir o tomar fotos?-

-¿No estoy seguro?

-No hay muchas vacantes pero en el manejo de redes sociales e internet hay un par de lugares, no pagan mucho pero para comenzar puede ser buena idea, lo importante es estar presente y levantar la mano cuando surja la oportunidad-

-Muchas gracias, me gustaría intentar-

Con un plato de pozole que me abrió los ojos a nuevos sabores, un caldo caliente y granos de maíz suaves que fueron la primera gran comida en mi nueva aventura. La sonrisa de mis dos primeras amistades y un ambiente cálido que se respiraba en cada paso, se sumaron también al primer día, una pausa justa y necesaria, para tomar fuerza ante los próximos días que podrían a prueba mi paciencia y que me harían añorar transformarme en un licantropo a placer y no en espera de otra luna llena.




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