Los corazones negros

Capítulo 11: El diamante rojo

Muy bien Marlon está retenido en algún lugar y tengo que llegar así que decido llamar a Eduardo y tratar de buscar algunos lugares en donde pueda estar.

Eduardo llega a mi casa mientras yo me pongo mi sexy traje para salir a batallar una camisa tipo licra bien ceñida que se me miran los músculos marcados y mi confiable barra juntos con mi baraja estoy listo para la acción. En el auto comento todo lo que ocurrió a Eduardo, lo cual decidimos pedir ayuda a Hanna, si algo muy arriesgado pero la única que nos puede ayudar es ella.

—Estas seguro que quieres pedirle ayuda a Hann— reclama Eduardo.

—Tenía las buenas intenciones de ayudarnos, no creo que sea un chico raro como creo que es. Tiene cerebro y la voy necesitar para esto— defiendo mi decisión.

Toco el timbre y que empieza la gran regañada del año.

—Esos dos me parecen un grupo de tontos y sabes que pueden irse a la.......—

—Hola Hanna— digo.

—Te hablo después— dice mientras cuelga la llamada.

Ella se cruza de brazos pone su pie derecho a un paso adelante y pone su cara de "que mierda hacen aquí muchachos".

—Necesito tu ayuda— digo.

Silencio incómodo.

—Di algo—

—Algo—

Puta madre, que gran respuesta, no sé qué decirle si chinga tu madre o explicarle todo.

—Chinga tu madre— digo.

Me da un golpe en la nariz y me voy de espaldas hacia el suelo.

—Creo que necesitas que te explique por qué necesito tu ayuda— digo.

—Que hacen aquí par de idiotas, porque osan invadir mi morada y lo más importante ¿Por qué creen que yo los ayudaría? — dice.

Me toma unos diez minutos explicarle todo lo que ocurre tengo la suerte de que comprende todo, nos lleva a su cuarto para darnos su sabia solución.

—Conozco todo sobre los corazones negros, es mi pasión saben, es algo a lo cual quiero investigar por el resto de mi vida, quiero formar parte de su extinción— dice mientras admira su muro.

Su pared está llena de todo tipo de información de los corazones negros: periódicos, noticias web, algunas impresiones en la red profunda, algunos cartapacios con documentos del estado. Es increíble creer que ella es fanática de esto y creo que sabe más que nosotros o que le ministro.

—Oye Hanna, necesito un lugar en donde pueda encontrar a Marlon— digo.

Ella empieza a buscar entre hojas y encuentra un listado de casas y edificios que poseen los corazones, pero lo que me llama la atención es que tiene una bodega en las afueras cerca de la carretera al Atlántico. Creo que es el lugar más obvio de tener una persona.

Tomamos camino con Eduardo y Hanna queda en casa para que nos ayude por medio de radiotransmisores. Ella tiene acceso a los satélites con visión, puedes ver casi lo que seas y puede ayudarnos con visión infrarroja y la estructura externa e interna.

Nos colocamos unas gafas de visión nocturna siempre patrocinadas por el ministerio de gobernación, podemos buscar trampas o guardias nocturnos a nuestra espera.

—Puedes ver algo Hann—

—No, al parecer no hay ninguna fuente de calor humana cerca de los alrededores—

Tomamos un par de armas calibre grueso con silenciadores para poder pasar desapercibidos, un ataque sorpresa nos puede beneficiar.

Entramos por una puerta trasera sigilosamente, toda parece estar a oscuras y nadie hace ruido.

—Esto me asusta un poco — susurro.

Decidimos pasar al siguiente cuarto y ver si alguien está dormido o haciendo guardia, no me gustan estos silenciosos incomodos, siento que en cualquier momento van a parecer y dispararnos. Así que decidimos seguir así en cada cuarto hasta llegar. Estamos así por unos treinta minutos y sigo esperando la ráfaga de balas atravesando nuestros cuerpos.

Llegamos a un cuarto que contiene mucho eco quizás el principal en donde guardan todo y en ese momento se escucha como presionan un interruptor que ilumine a Marlon atado en una silla con cuerdas y amordazado con un trapo pidiendo ayuda.

Para mala suerte puede ser una trampa para que nos maten así que decidimos ir precavidos, cuando doy mi primer paso escucho algo que choca con el piso, quizás una bala y no puedo encender las gafas de visión nocturna por la luz que ilumina.

—Hann necesito que me ubiques a los tiradores— digo.

—No tienes ninguno—

—Escuche una bala rebotando, tenemos visitas en el lugar—

Decido tomar una decisión arriesgada, lanzar una carta explosiva para iluminar la oscuridad restante del cuarto y ver quienes el disparador. Tomo la cara y la lanzo, pero lo que me llevo es un conjunto de balas que tengo que evadir así que corro hacia Marlon para lanzarlo al suelo y protegerlo.

Escucho el ruido de un megáfono

—Vaya parece que nuestros corazones rojos han logrado evadir la prueba de mí querido líder creo que nuestros conejillos de indias han superado la primera prueba, pero lograran superar la segunda—

En ese momento todas las luces se encienden y veo cientos de armas que no son controladas por personas, desato a Marlon y lo llevo atrás de unas cajas para resguardanos mientras miramos como evitar la cantidad de balas que nos llueven, aunque tenemos dos opciones:



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En el texto hay: problemas, peleas, asesinos

Editado: 14.03.2018

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