🎵Wildest dreams
🖋️🖋️🖋️
Felicidad.
𝑨𝒅𝒆𝒍𝒊𝒏.
Ya ha pasado una semana en la cual he ignorado a Billy. No puedo decir que las cosas han ido bien porque sería una mentira completa.
Por un lado, mi novio, quien solo me textea cuando me ve por los pasillos del instituto y anda pegado a Patrick junto al combo de amigos que tiene.
Astrid sigue destilándome veneno con los ojos cada que puede, al igual que sus amigas, no se callan los comentarios insinuando que soy una perra cada que tienen oportunidad.
Paul no puede tener una conversación normal conmigo sin mencionar que estoy peleada con Billy y no porque yo le haya contado, no, todo lo contrario, evité al extremo hablar de ese tema, pero el parece aprovecharse de la situación para insinuar cosas.
Ah, sumándole que Miles no deja de hacer opiniones sarcásticas respecto a todo, cuando nos toca la clase de química, y Breeana tampoco ayuda mucho tirándole indirectas a Paul que parece entender, pero decide hacerse el desinteresado.
Breeana sigue mirándome junto a mi hermana sobre mi colchón. Ambas se mantienen con el abdomen contra las cobijas repasando el atuendo que sostengo en el gancho.
—¿No está muy corto?
—Entre más corto mejor—bromea la castaña y Tessa niega.
—Está bien— señala mi hermana— úsalo con los tacones negros, estoy muy segura de que te quedarán estupendos.
—Vale.
Me cambio delante de ellas que se limitan a ojear los accesorios.
—El collar de perlas es mala idea—me aconseja Breeana— a Alice se lo arrancó otra niña en una fiesta de cumpleaños mientras saltaban y era de la prima.
Me miro en el espejo y... si me gusta, me veo muy bien. Elegí un vestido rojo con tirantes en los hombros, ajustado a la cintura y hasta los muslos.
Me hago un delineado sencillo, coloco rímel en mis pestañas, rubor sobre mis pómulos y termino con un labial del mismo color del vestido. Me coloco los tacones y luego busco el gabán negro.
Prefiero llevar el cabello lacio, ya que no me gusta que parezca como si tuviera algún criadero de gallinas dentro de la cabellera.
Tessa sale de la habitación mientras Breeana se incorpora antes de abrazarme.
—Estaré esperándote, no te deprimas mucho por don Billy.
—¿Por qué no vienes conmigo?
—¿Y qué todos vean mis pasos raros de baile? —niega— no gracias.
—No debí haberle dicho eso a Juliette, aceptarle la invitación.
—Bueno, Romina también estará allá, te la llevas bien con ella ¿no? Y si no, pégatele a Lorraine y a Flynn, los tortolos siempre salvan.
Asiento. No es mala idea.
—Vale.
—Estaré despierta por si llegas ebria.
Giro los ojos saliendo y pido un taxi por el móvil antes de despedirme de mis padres. Veo el coche aparcado y subo indicándole al hombre a dónde me debe llevar.
El lugar no es nada fuera del otro mundo, es como una discoteca convencional.
Subo las escaleras hasta llegar a la segunda planta donde la música suena con fuerza. Noto a varios compañeros de ambos cursos bailando y busco a alguien con los ojos, alguna persona que este sola.
Encuentro a Romina quién acepta bailar conmigo, unas tres canciones de salsa y mis pies se agotan por lo que pido perdón y me acerco a la barra para pedir licor. Por el rabillo del ojo capto a Astrid que pide un coctel apoyando los codos sobre el mesón.
—Chica—el barman me tiende la copita y no dudo en empinármela.
Astrid me mira fijamente y no sé exactamente qué hacer, me molesta mucho cuando Jena se le acerca y ella sigue repasándome el vestido.
—¿Quieres decirme algo? —no me escondo la rabia.
—Si—vuelve a mis ojos—luces como una zorra.
Me deja en blanco y en el momento en el que Jena tira de la blusa de Astrid llevándosela con ella, me siento más ridícula de lo que debería.
Lexie, mejor amiga de Astrid la observa marcharse, trago saliva esperando a que diga algo más, pero solo me da una sonrisa pequeña que no parece para nada falsa.
Mi incomodidad supera los límites, así que me muevo. Y para bien o para mal, me topo con Paul que me pasa un brazo sobre los hombros.
—¿A dónde vas? —se me acerca al oído.
—Me devuelvo a mi casa.
—Vamos a bailar—me lleva contra él a la pista pese a que me rehúso en primer instante cedo con una canción. —El vestido te queda bastante bien.
Se acerca más a mi rostro oliendo a alcohol y quito la cara al notar la intención.
—Paul—lo empujo en advertencia y él insiste mandando las manos a mi cadera para apretarme contra él— ¿qué demonios? ¡Suéltame!
—Se lo que quieres—intenta besarme y trato de apartarlo, pero me sostiene con más fuerza— vamos al baño.
—No, quiero que me sueltes, ahora mismo. ¡Paul! Esto no es divertido.
Siento que el color se me va de la cara cuando sus manos bajan más y le doy un empujón cundiendo en pánico. Parece que se cabrea a niveles titánicos cuando le doy una bofetada para que no me toque.
Retrocedo con miedo chocándome con alguien que en primera instancia no reconozco, me toco la falda como intentando que se vuelva un pantalón mágicamente y la persona que tengo adelante me hace a un lado evitando que Paul vuelva a tocarme mandándolo de un empujón hacía atrás.
Miles.
—Relájate— se le atraviesa a Paul que clava los ojos en mí con rabia—¿cuántas de ron te tomaste?