MANSIÓN SE BYFANG
— Michael, en verdad siento mucho pesar de no haber podido ir con nuestro destellito a París.
— ¿Y me lo dices a mí, Gina que ni siquiera pude despedirme de ella como era debido? Tú al menos pudiste acompañarla al aeropuerto.
— Mhm… nuestro consuelo es saber que está bien. Acabo de hablar con Karîm y me dijo que se encuentra en la escuela de Danza de la Opera de París, ensayando. ¡Ha de estar muy feliz, Aurorita!
— Apuesto a que sí y no puedo estar ahí para tomarle fotografías. ¡Imagínate!
— Mejor abrázame fuerte y lléname de besos esposo mío a ver si así aliviamos un poco nuestro pesar.
— Te doy todos los abrazos y besos que quieras mi reina.
— Mein Gott! (¡Dios mío!) ¿Qué sucede con ustedes dos? ¿Por qué mejor no van a su habitación y hacen sus cosas allí? —les irrumpió la joven Isabella—
— ¿Y tú porque no vas a la tuya si no quieres ver?
— Porque quiero estar aquí en la sala. ¡Oigan! ¿Puedo hacerles unas cuantas preguntas?
— ¿Qué preguntas? —le dijo Michael—
— Simples preguntas que deseo que me contesten con mucha sinceridad si no es mucho pedir.
— Ok. Puedes preguntar.
— ¿Ustedes dos no se aburren de estar juntos?
Gina Alicia, que se encontraba recostada sobre el hombro de su esposo, se incorporó de inmediato.
— Ehhh? ¿Qué pregunta más tonta es esa?
— ¿Por qué nos aburriríamos de estar juntos? —le preguntó Michael—
— No lo sé... Es lo que quiero que me contesten. Estuvieron juntos desde que eran pequeñitos, se hicieron novios a los 13.
— A los 7, y sobre la Noria —irrumpió su hermana— ¿Cierto, Michael?
— Cierto
— Ok, pero oficialmente se hicieron novios a los 13 y luego se casaron muy jóvenes, a los 17. Han pasado 12 años y siguen igual de empalagosos y cursis como el primer día. ¿Cómo y por qué? ¿Nunca pensaron en darse la oportunidad de conocer a otras personas? ¿Nunca dudaron de su amor ni solo instante?
Aterrado de pensar en aquella posibilidad, Michael negaba con la cabeza una y otra vez ante tantas preguntas que resultaban absurdas pata ambos. Gina intentaba mantener la compostura.
— ¿Por qué esta chica está preguntándonos cosas tan horribles, Michael?
— No lo sé… Quizás está dudando de sus sentimientos hacia el policía —le contestó entre susurros—
— Mhm… tal vez sea eso.
— Hallo! Estoy aquí oyéndolos. Y no estoy dudando de mis sentimientos. Simplemente deseo saber cómo dos personas pueden convivir durante tanto tiempo sin cansarse el uno del otro.
— Bella, yo nunca me aburrí de mi esposo y jamás me aburriría.
— Y yo jamás me aburrí de mi esposa, y tampoco me aburriré porque ella es todo para mí. ¡Es la reina de toda mi vida!
Gina Alicia asentó abrazando a Michael.
— Entiende una cosa Isabella, luego nunca más vuelvas a preguntarnos cosas tan feas. Cuando dos personas se aman de verdad con toda su alma y su corazón, es imposible que pueda cansarse el uno del otro. ¿Entiendes lo que te digo?
— Es tal como lo dice tu hermana, Isabella. Si tú en verdad amas a alguien querrás estar por siempre y para siempre a su lado.
— Ok, ok… Ya entendí. No fue mi intención molestarlos. Gott! Siento tanta envidia de verlos así. Tan seguros de lo que sienten. Creo que yo no podría.
— ¿Entonces es verdad que estás insegura sobre tus sentimientos? —le pregunto su hermana— ¿Por qué mejor no nos cuentas que sucede? ¿Por qué nos hiciste estas espantosas preguntas?
— ¿Esto tiene algo que ver con Louis Wieber?
— Lo tiene, si —admitió Isabella— No comprendo por qué a veces se comporta como un auténtico idiota. Es un salvaje sin conciencia. Cuando estamos bien, siento que lo quiero por siempre junto a mí, pero luego hace cosas fuera de lugar. Se comporta como un energúmeno, como una bestia y destruye toda nuestra armonía. Cuando hace eso lo único que deseo juro que lo odio y solo deseo alejarme de él para seguir con mi vida. Salir con otros chicos, olvidarme de su existencia —se explayó la joven mientras Gina y Michael guardaron un prolongado silencio—
— Bueno, de hecho sí saliste con otros chicos. Según lo que nos hemos enterado. Ustedes son novios desde el verano pasado y yo recuerdo que tú saliste con uno que otro durante el otoño.
— Lo hice para intentar arrancármelo de la cabeza. Yo te lo juro hermanita —prosiguió la joven mudándose de sofá junto a Gina— Yo amo a Louis, pero no sé si lo nuestro vaya a funcionar por demasiado tiempo.
— Si has salido con otros chicos y nada de lo que hiciste para olvidarlo tuvo sentido, entonces sí amas mucho a ese policía demente —dijo Michael—
— Bella, ni Michael ni yo podemos saber sobre tus verdaderos sentimientos, pero si en verdad amas a Louis, debes tener un poco de paciencia o tal vez mucha. La vida no ha sido fácil con ese chico.
— ¿A qué te refieres con eso?
— ¡Ves! Ni siquiera lo conoces suficientemente. No le has generado la confianza ni mucho menos le has dado la oportunidad de que se abra contigo. Ante el primer inconveniente, todo lo que hacen es pelear y decirse cosas hirientes.
— Gina, si tú sabes alguna cosa sobre él, cuéntamelo, por favor.
— Yo no tengo nada que contarte.
— Entonces tú, Michael.
— Yo menos.
— No me hagan esto, por favor. Ustedes saben cosas sobre Louis que yo ignoro por completo. ¿Cierto?
— Voy a darte un consejo y luego cerraremos que este tema, Isabella. Cuando acabes de escucharme, tú tomarás la decisión de lo que deseas hacer. Si en verdad amas a Louis, demuéstraselo haciéndole creer que puede confiar en ti, y liberarse contigo de todas las cosas que carga por dentro y con las que debe lidiar todos los días. Quizás para él tú eres la persona que hace que se olvide de todo lo malo. Quizás en verdad te ama y teme mucho perderte.
— También lo creo. Considero que ese policía no sabe de que modo comportarse ante sus sentimientos y los tuyos.